La luz chocaba con mis parpados, el calor de mi cuerpo mas las sabanas blancas era una mezcla que no quería dejar de sentir. Me llego un leve olor a laca para el cabello y comida. Una mezcla muy extraña, lo se. La puerta de mi habitación fue abierta.
-Emma -La voz de mi tía era un murmullo, siempre me despertaba con paciencia y de manera suave- Mi niña despierta, son la una de la tarde y nuestro mini equipo de belleza llego para arreglarnos.
-Cinco minutos mas -Rió- Sebastian dile que se vaya -Comencé a buscarlo con mi mano por la cama, abrí los ojos- ¿Donde esta ese grandulon?. -La cama estaba sola, yo estaba en todo el medio, todavia sentir el calor de las sabanas en el lugar donde durmió, Tambien el olor de su perfume.
-Maria lo echo cuando llegamos -Me sonrió.
-¿¡QUE!? -Grite alarmada, maria se pare en el perfil de la puerta.
-Tranquila, pequeña -Dijo mofándose- Solo le dije que se alejara de ti, hoy dormirá en el sofá, ya se lo dije. No quiero un sobrino todavia.
-¡Hay cierra el pico maría! -vocifere sentándome en la cama- Tengo hambre.
-El desayuno o mejor dicho almuerzo esta en el comedor esperando por ti -Dijo mi adorable tía
-¿Me lo traes?
-Si.
Luego de desayunar/almorzar. El equipo que mando mi tía Tanya nos comenzaron a arreglar, primero manicure y pedicure, exfoliaron nuestro cuerpo, luego la hidrataron enjuagaron y broncearon, yo no me sume a esto ultimo. Después de eso un relajante baño en agua tibia. Masajes relajantes.
-Quiero que mi mama me regale uno de estos ''equipos'' para arreglarnos.
-Estamos contigo- Dijeron mis tías y yo me entregaba a las sensaciones de ese masaje. Casi me duermo.
Después de los masajes, tomamos vino mientras nos peinaban. Mi tía Margot me indicaba que ayer ensayaron la entrada a la iglesia. Maria y yo entraríamos juntas, detrás de una niña que esparciría rosas. Maria llevaría las alianzas y yo las monedas de oro.
-¿Emma, que hiciste ayer durante la noche? -Se intereso Leyla.
-Fui a comer con Sebastian -Mire la hora, cinco de la tarde- ¿Donde esta?.
-Pues yo lo mande a la piscina para pasar el tiempo, después de todo los hombres no son tan complicados -Dijo maria agitando la mano, quitandole importancia.
-Ella tiene razón -Interfirió Leyla. El chico que se estaba encargando de ella le estaba haciendo un recogido.- Los hombres son fáciles. Solo un baño, vestimenta, perfume y peinarse un poco. Nada mas.
Eran las seis de la noche, a las siete teníamos que estar en la gran iglesia de la que me hablo mientras nos peinaban. La chica que me arreglo a mi me dijo que mi cabello estaba un poco maltratado y que le gustaría cortarme el cabello. Después de ver hasta donde tendría que cortar me sorprendí. Mi cabello estaba en capas y si quería quitar todo el daño me tendría que cortar el cabello hasta arriba de los hombro. Me corto el cabello a estilo niña bonita. Solo me lo plancho y le dio un poco de volumen haciendo risos en la parte inferior.
Maria se comenzó a ponerse nerviosa porque Sebastian no llegaba. A mi me estaban terminando de maquillar. Mis labios estaban en un rojo potente y el maquillaje de mis ojos era en tonalidades marones, un delineado exacto, delicado y negro hacían que mis ojos resaltaran.
-He llegado familia! -Grita un hombre desde la entrada. Yo volteo a verlo, parece que se bronceo de forma natural. Su ''Animo'' duro poco. Maria comenzó a gritar como una histérica.
ESTÁS LEYENDO
Solamente tuya.
Teen FictionEmma Alfieri, una joven de diecisiete años no fue mas que una victima del caprichoso destino. Desde pequeña creció en un entorno no muy bien visto y tormentoso que la hace desear salir de allí para comenzar una vida nueva, y lo había hecho, pero sie...