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Llegué a mi moto completamente hecha una furia, cuando la encendí vi que Caleb venía corriendo, así que rápidamente me puse en marcha y salí de ahí. Cuando hice una pequeña parada que era un Mc donalds, antes de irme a algún otro lado que no sé muy bien aún a donde me iré pero no pienso volver a mi departamento.
Bajé de mi moto y entré al restaurante de comidas rápidas, cuando estaba en la caja e iba a pagar mi comida vi que una mano estiró un billete de 10 euros y pagó, volví a ver a mi derecha y ahí estaba Caleb viendome con una mirada tierna. Harta, puse el billete de 10 euros en el mostrador y caminé a una mesa. Vi que Caleb venia hacia mi, no le dí mucha importancia, desenvolví mi Big Mc y comencé a comerla.

-Solo fué una broma Ansu, Adeline y yo no somos nada.

Yo no pensaba responderle, simplemente lo observaba callada mientras comía mi hamburguesa.

-Vamos Ansu, deja el drama.

-Escuchame Caleb, vos y yo no somos nada así que si querés cogerte a tus putas... adelante. Pero no quiero que sea en mi cama ¿entendiste? Si yo vuelvo a llegar y estás vos con alguna de tus putas en mi cama. Te corto la bolas Caleb.

En el rostro de caleb pasó la seriedad y después se llenó de una sonrisa. ¿Como puede ser tan idiota, lo estoy amenazando y se rie.

-No volverá a haber una sola puta en tu cama, lo prometo.

-¿Como puedes referirte a ellas así si te acabas de acostar con ellas?

-En lo que a mi concierne ellas se ganan el lugar que les das vos. Por eso no las quiero para novia, esposa o algo por el estilo.

-Sobre todo. Caleb James, queriendo tener algo serio con alguien. Eso no pasa en la vida real baby, solo en las novelas el mujeriego cambia por amor.

-Eso pensaba yo hasta hace 3 meses, que conocí a la única chica que logra ganarme una carrera, la única chica que no anda en tacones en todas las ocasiones, la que no se muere porque le regalen un ramo de rosas, que come como chico y que sobre todo baila como un angél, portando una convinación de personalidades que me vuelven loco.




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Estallé en una carcajada y me volví hacia Caleb y le dije.

-Vos sos muy patético.

Caleb se unió a mi risa y estuvimos un gran rato hablando de tonterías.

Dobles SentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora