CAPITULO 15 "Bestia"

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Actualidad

Alaila

Después de mi histeria había quedado en algún punto inconsciente ya que me fui levantando y sintiendo dolor en mi cuerpo a pesar de que el suelo tenía alfombra.

Mire a todos lados y la habitación que había sido totalmente oscura ahora estaba iluminada en su mayoría por la luz del sol que salía por los bordes de las pesadas cortinas.

Me acerque a ella y las abrí causándome que cubriera mis ojos por la luz excesiva.

Después de que me acostumbre al cambio forcé la cerradura que se encontraba en medio del gran ventanal. Pero nada. No había ninguna manera de poder abrirlas.

Voltee y frenéticamente empecé a buscar en mi entorno alguna clase de salida. Había una puerta al final del pasillo que estaba en medio de la habitación. Me acerque y con fuerza jale la chapa pero tenía seguro.

Me fui directo a la otra y esta me condujo a un enorme baño color crema. Era uno bastante amplio. Tenía una bañera y todo lo que un hotel de lujo tendría. Entre y con cuidado observe lo que había en él.

Al darme vuelta a la izquierda pude ver mi reflejo en un gran espejo que abarcaba casi toda la pared.

Dolió ver la forma en la que me encontraba. EI pelo hecho un desastre en todas direcciones. Mis ojos estaban hinchados por tanto llorar. Tenía un ligero color rojo en mi mejilla derecha, la cual toque con mi mano pero solo logre lastimarme por el tacto.

Mis ojos empezaron a humedecerse pero agite mi cabeza y Salí antes de seguir viéndome.

Una gran cama con barrotes imponían en la gran habitación. Al menos este monstruo no me había tirado a un calabazo. Más delante de la cama se encontraba una pequeña sala color caoba con una mesa de baja altura pero buen tamaño en medio de ella.

¿Que se supone que haría conmigo? ¿Solo retenerme aquí y ya?

¿Pero como no lo vi venir? Este hombre parecía capa de muchas cosas peor no de esto.

Me senté en el sillón largo a los pies de la cama. Mi familia.

Mi madre debe estar como loca. Desde mi adolescencia que no llegaba a la casa a dormir. ¿Y ahora? Ella sabrá que algo malo paso.

Me abrase a mí misma odiando sentirme indefensa una vez más en mi vida.

De repente la puerta se abrió y mi cuerpo se tensó temiendo que fuese Yael.

Pero de ella salió Michelle. El demonio de rizos cafeses.

Tenía una bandeja en sus manos con una variedad de comida en ella. Me hice hacia atrás lo más que pude.

Me miro y siguió caminando hasta depositar todo en la mesa de la sala. Su vestimenta negra ahora algo formal lo hacía ver incluso elegante.

- Falta algo -Dijo para sí mismo observando a habitación- si ya se -se acercó a una esquina donde se encontraba en un gran jarrón blanco con un ramo de tulipanes rojos. Tomo uno y empezó a observarlo- Los tulipanes rojos -comenzó a recitar- a pesar de que cuentan con un significado parecido al de la rosas son mucho más originales -la deposito en un jarrón que se encontraba en la bandeja- y es que su presencia llena por completo cualquier espacio. Son una manera muy sutil de decir "te quiero" a la persona que se la regalas.

Sus ojos vieron hacia a mí y sonrió satisfecho por su discurso.

- Me fascina esa mirada niña -dice al ir acercándose a donde me encuentro- desafiándome. Diciendo que soy un jodido enfermo ¿o me equivoco?

Mi prisión    #DescubreTalentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora