CAPITULO 20 "Voy por ti"

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Alaila

Salí lo más rápido que pude de la oficina dejando atrás a un conmocionado Yael.

Parte de mi quería quedarse con él, pero no para terminar lo que estábamos a punto de hacer, antes de que mi amiga interrumpiera. Realmente ese hombre se está volviendo un imán que me atrae con más fuerza cada vez.

Y... y lo que me hizo sentir hace unos minutos no hacía más que esa atracción se hiciera casi insoportable.

En mi vida, jamás había sentido las sensaciones tan fuertes de una persona hacia a mí. Yo, o al menos creía, que estaba muerta en esos sentidos, pero una vez más este hombre me demuestra lo contrario.

Camine frenéticamente abriendo puertas para buscar a Dennis y rogando que a Yael no se le ocurriera venir tras de mí. Ya era suficiente era el que no sabría cómo lo afrontaría el lunes en la oficina.

Trate de buscar, pero al parecer ella ya se había ido. Camine hacia el final de pasillo para encontrarme con un salón que no más de unos minutos atrás estaba lleno de gente y ahora encontrándose vacío y sin vida.

― ¡Alaila! ―mi hermana se acercaba corriendo con una expresión de preocupación en su rostro. Me hizo sentir culpable sabiendo que ellas debieron pensar lo peor al no encontrarme― ¿dónde estabas? Pensé...pensé...

Me abrazo con una fuerza, que me hizo cuestionarme si estuvo bien después de todo contarle la verdad. O parte de ella.

― Lo siento. Me perdí ―mi mente y cuerpo se sentía demasiados cansados para pensar con claridad. Porque lo único que ansiaban eran salir lo más pronto de aquí y pensar que iba pasar después conmigo.

Además temía que Yael saliera en cualquier momento y no pudiera negar lo que Dennis había visto.

― Dennis ¿Dónde está ella?

― está en el baño, fue a buscarte, está enojada cree que yo no hago un buen trabajo para encontrarte.

Asentí sabiendo lo testaruda que podía ser mi amiga. Pero no podía darme el lujo de esperarla en estos momentos.

―Vamos le llamaremos en el camino.

La tome del brazo conduciéndola a la salida. Podía sentir su presencia, Yael estaba ahí y estaba mirándome pero yo no iba voltear para confirmarlo.

― dame tu teléfono ―le pedí a Alice sin dejar de conducirnos a la salida.

Ella saco de un pequeño bolso del color de su vestido su celular para entregármelo, aunque en su rostro denotaba confusión. No sé qué pasaba por su mente, pero estaba casi segura que se estaba cuestionando que es lo que pasaba conmigo.

Marque el número que me sabía de memoria y no paso más de un timbre antes de que contestara. Salíamos del bar para buscar frenéticamente su camioneta. Estaba algo lejos de la entrada pero al estar el estacionamiento vacío era más fácil llegar a él.

― ¿Alice? ¿La encontraste? ―escuche la voz de Dennis alterada mientras llegábamos al auto

Mire al cielo y me deleite en el aire frio de la madrugada. Era uno que no sentía hace años e hizo que algo en mí se removiera. Pero lo ignore, eso justo antes de que mis ojos se posaran más allá de las pocas nubes que cubrían el cielo.

Era luna llena.

― sí, me encontró. Estamos en el auto.

― Alaila ¿Dónde estabas? Estábamos preocupadas por ti. No tienes idea...

Mi prisión    #DescubreTalentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora