CAPITULO 37 "Resiste"

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Alaila.

Pude ver claramente sus intenciones hacia Kerian. La furia estaba visible en sus ojos sin duda. Por ello en cuanto sentí esa profunda oscuridad lo detuve. Él era mío.

Mis ojos se humedecieron por el significado de esas palabras. No importa cuanto lo niegue de aquí en adelante.

Es mío.

Todo de él. Lo bueno.

Lo malo.

No iba a permitir que él le diera a alguien lo que por derecho me pertenece. Aun si eso significa su profunda ira.

Por eso me encontraba tratado de mantener el ritmo que sus labios me exigían a mi boca. Entramos a empujones en la habitación.

Todo se encontraba solo iluminado por la luna que se filtraba por las cortinas. Me separe para verificar una vez más su estado. Pero pareciera querer ir tras Kerian una vez más. Me pregunto qué clase de historia cargan ellos.

Es su primo con el que se crio o al menos eso creo.

Además...

Su oscuridad desbordaba tanto como la que Yael desborda en este momento.

― ¿porque te fuiste con él?

Me pregunto con los dientes apretados mientras hacía presión en mis brazos.

Realmente no había querido irme con Kerian, pero no quería hacer un escándalo. Además de que se acercó sin siquiera darme cuenta. Me había desconectado e ido a mi profunda prisión. Era como si una parte de mi estuviera en calma, pero al mismo tiempo me sentía tan alerta y libre.

Me había vuelto a cambiar sin siquiera darme cuenta. Pero no veo que eso a Yael le haya afectado en lo más mínimo.

Por eso creo que lo mejor era aceptar esta faceta que ahora el me mostraba. Y debo admitir que no es tan difícil.

― No me dio opción.

― Siempre... siempre ―sentí como tomaba mis cabellos en un puno con su mano― hay opción. O acaso... ¿tú querías ir con él?

Si alguna vez tuve miedo de una mirada, sería solo este momento. Un escalofrió tomo mi cuerpo pero me mantuve firme. Al no ver respuesta de mi parte Yael lo tomo como si lo aceptara, pero antes de que llegara a la puerta logre interponerme.

―Alaila. Quítate

Extendí mis brazos sabiendo que eso le daría suficiente indicativo de que no lo dejaría ir.

― No quiero hacerte daño.

― Mientes.

Sentencie. Si algo sé que tengo es mi presentimiento. Y es tan fuerte como mi instinto.

― Tu lo quieres, tu deseas hacerme daño ¿cierto?

― Jamás te lastimaría Alaila.

Pero su tono de voz no era del todo seguro. No creí... que tendría que hacer esto.

― Lo se

Me acerqué a él con cuidado. Era como tratar a un monstruo agresivo. Su postura rígida, como si estuviera preparado para saltar. Tal vez era así. Una risa casi sale de mis labios. Esto es lo que he enfrentado toda mi vida ¿realmente quiero seguir haciéndolo?

Retrocedió antes de que mis dedos hicieran contacto con su rostro.

La oscuridad lo invadió por completo. Solo podía ver su silueta ya que se había apartado de la luz de la luna. Todo en el indica mi perdición. Y el cómo me mira pareciera decirme que yo soy su salvación.

Mi prisión    #DescubreTalentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora