CAPÍTULO 3 "Te amo"

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Alaila

Es increíble que aun a la distancia este igual de nerviosa como si estuviera con él. Menos mal llegue a mi casa. Estaciono el coche en la entrada como de costumbre, necesito beber algo, mi boca ésta demasiado seca. Ignoro el pensamiento que es por cierta impresión que recibí en dicha empresa.

Te estaré observando

No puedo sacarme esas palabras de la mente. Debería dejar de preocuparme.

Abro el cerco y antes de que acabe totalmente de cerrar la puerta ya Alice me recibe demasiada emocionada.

— ¿qué tal te fue?— pregunta curiosa.

Muevo la cabeza y fingiendo decepción

—a... hermana no...No importa— empieza a agitar las manos nerviosamente, no puedo creer que dude de mis capacidades— hay más trabajos y...

— ¡Si me lo dieron!— grita alegremente. Definitivamente no cree en ellas

—Sabía que lo lograrías— chilla y me brinca encima. ¡O no!

— ¡Cuidado Alice!— y nos damos de bruces al suelo ¡esta niña!— ¡Alice!

—Perdón, perdón— se empieza a incorporar— es que ocupo demostrarte lo feliz que estoy por ti

Lo mínimo que hace es ayudarme a levantarme del suelo y aun se sigue riendo.

—Pero esa no es la forma de demostrarlo— finjo estar molesta con ella, aunque me es imposible estarlo.

Lo único que hace es enrollar sus brazos en mi cuello.

Mi pequeña hermana parece un minino, igual de cariñoso y también de juguetona. Hasta tiene los ojos verdes como un gato sigiloso.

—Aun así me amas—repaga su mejilla a la mía— además sabes que estaba igual de nerviosa que tú.

¡Ja! si claro. Si tan solo conociera al que será mi jefe sabría lo nerviosa que estuve. Me suelta y nos dirigimos a la cocina. Ocupo agua. Abro el refrigerador y tomo la jarra.

— Pues empiezo mañana— informo como si nada, pero toda yo se muere por lo que pueda pasar mañana, ya quiero verlo.

Rayos Alaila ¿pero es enserio?

Sacudo la cabeza. Lo que sea

— ¿Mañana?— pregunta decepcionada

—sip—empiezo a buscar un vaso

—yo quería que saliéramos mañana

— O por favor Alice— o si, por fin hayo mi vaso favorito— sabes que ya me hacía falta el trabajo, mamá no puede con todo, además—la apunto con un dedo— tus estudios no se pagan solo señorita.

— y le informo señorita que voy bastante bien en ello — me regala su sonrisa juguetona

La muy loca es un genio para el estudio. Yo nunca saque malas notas, pero tampoco las mejores.

— lo se futura abogada

— Bueno, lo que sea— junta las manitas a su barbilla, mientras bebo agua— ¿qué tal el señor Montiel?

Escupo y me atraganto. Ya me había olvidado de eso.

Bueno no es cierto.

Pero ya me estaba tranquilizando.

— ¿Impactante entonces?— la muy tonta se ríe— deberías presentármelo tú ya tienes a Derek.

— ¿Siempre piensas en chicos?— pregunto aun tosiendo.

Mi prisión    #DescubreTalentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora