CAPITULO 29 "Huir"

62 3 0
                                    

Yael.

— No lo sé.
Susurro Alaila después de que la había alcanzado. No es nada fácil correr con un jodido traje pero ya no puede seguir huyendo de esta manera.
Nos quedamos unos minutos abrazados hasta que note que la gente pasaba y nos miraban algo extrañados.
— Vamos, tengo mi auto algo cerca.
Tome su mano encaminándonos a unas cuadras más adelante.
No dijo nada así que no lo tome como negativa.
Me había pasado todo el día pensando en ella. Sabía que no asistiría pero necesitaba verla. Por ello en cuanto salí del trabajo me fui directo a su casa.
Me debatía entre llamarla o simplemente aparecer en su casa. Después de todo ya lo había hecho.
No sé cuánto tiempo había durado pero en cuanto la vi irse sabía que era mi oportunidad.
Pero Alaila siempre huía. Pero ya no.
No conmigo.
Le abrí la puerta del auto antes de mirar que nadie nos estuviera viendo.
— da vueltas por el centro hasta que te pida que pares.

Le ordene a Michelle, Alaila miro al frente pero el cabello de él estaba tapado por un estúpido gorro de chofer y su Mirada al frente.

La ventanilla que separaba la parte de atrás se fue elevando dándonos intimidad a mí y Alaila.

Al menos saber respetar mis indirectas.

A veces.

— ¿Qué haremos? –pregunto con cierto... ¿temor? No...Porque si lo tuviera sus ojos no tuvieran ese brillo en ellos.

—Nada que no me permitas —susurre un momento mientras miraba sus enormes ojos de un gris hipnótico, los cuales no se apartaban de mí en ningún segundo.

Suspiro y trago pesadamente cuando su mirada se desviaba y se dirigía a la parte de al frente.

—Te...escuchara —hablo en voz baja y sonrojándose.

Y eso era todo un espectáculo. Ella, la que me había desafiado en más de una ocasión, la que no le importo ponerse en contra de mi prima algo dislocada y sin dejar a lado que no fue una delicada mujer a la hora que la hice mía, no me quejo, pero es confuso la manera en que la mente y forma de ser de Alaila pueda cambiar tan drásticamente.

—No, No lo hará. Ese vidrio es aprueba de sonido y no se refleja nada de lo que hacemos.

Asintió entendiendo mi sutil invitación, pero en vez de aceptarla simplemente se alejó un poco más de mí y dejando que varios mechones de su ya desordenado moño de cabello, cubrieran su rostro aun sonrosado.

— ¿Te gusta acosarme?

—Mmm... Se ha vuelto mi segundo hobby favorito.

Le sonreí antes de que ella abriera sus ojos por la sorpresa de mi respuesta.

—Y...y...cual es el primero

—No lo tengo bien definido, esta entre besarte y tomarte tal como lo hice el lunes.

No creí que sus ojos mostraran más sorpresa pero su grito lo recompenso.

—Yo...Yo, no puedes...hablar así. Es...

— ¿Vulgar?

No resiste más su lejanía así que no dude en encontrarme a solo pocos centímetros de su hermoso rostro.

—No pequeña, vulgar seria que me maraville al sentirte tan apretada alrededor de mi polla, aun después que no dejaba de mancillarte como todo un animal.

Tome su boca antes de por fin morderla y arrancar un gemido de dolor de ella.

—Vulgar seria decirte lo delicioso que sabe tu coño y que me muero por probarlo una vez más mientras tú gimes sin poder evitarlo. Y que me pone saber que es por mí que te mojas tal —metí la mano entre sus piernas para que viera lo que estaba hablando–como está ahora.

Mi prisión    #DescubreTalentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora