LUCAS:
-Te quiero, Aria, te quiero mucho.-Tenía que soltarlo, pero no sé si he hecho bien, sólo hay que ver su cara.
-Mentira. Si me quisieras no hubieras desaparecido esa noche. Eres un cobarde.-Una lágrima tímida se desliza por su mentón y yo, incapaz de contenerme, poso mis manos sobre su cara, a riesgo de que me suelte una bofetada, y acaricio lentamente mi pulgar para disipar sus lágrimas.
-Tienes razón, soy un cobarde. Soy un cobarde, ¿pero sabes porqué decidí ser un cobarde? Por miedo a hacerte daño, porque prefería que me recordaras como un cobarde y no como un hijo de puta; porque pensé que si me alejaba de ti, me odiarías y podría dejar de quererte. Porque tenía miedo de que un día me despertase y no estuvieras a mi lado.
-Lucas...-Se escabulle de mis manos.
-Déjame terminar, por favor.-La corto.-Cuando te diga esto me podrás decir todo lo que tú quieras, incluso pegarme la bofetada que me merezco, pero déjame que te diga lo que llevo casi un año queriendo decirte, desde que te vi. Aria, yo tengo problemas, desde que era pequeño. Algunos días soñaba que iba al colegio con un arma en la mochila y disparaba a mis amigos, otros soñaba que acuchillaba a mis padres hasta que morían...-Sólo de recordar aquellos sueños se me pone la piel de gallina.-Pese a esto yo crecí intentando tener una vida normal, pero había veces que esos deseos se hacían tan intensos que tenía que hacer verdadero esfuerzo por controlarme. No podía seguir así, sentía que cualquier día estrangularía a alguien con mis manos o... Decidí visitar a una psicóloga, Ruth. Ella me ayudó mucho cuando tenía tu edad, ¿sabes? Sentía que era la única que me comprendía...
-¿Y qué pasó?-Pregunta Aria con intriga en sus ojos.
-Pasó que me fue tratando y poco a poco esos sueños, esas ganas de... Desaparecieron.
-¿Entonces?-Ahora noto su mirada aliviada.
-Entonces conocí a su sobrina, Mónica. Me enamoré como un loco de ella, como si mi vida dependiera de su sonrisa. Empezamos a salir, total, yo ya había avanzado mucho, no tenía porqué haber problemas... Estuvimos saliendo varios años, pero ya sabes, todas las relaciones tienen sus baches, lo malo es que cuando las cosas se empezaron a complicar volvieron a aparecer los sueños, cada vez con más frecuencia. Y...-Joder, creo que voy a llorar delante de Aria.
-Lucas, no sigas si no quieres.-Dice preocupada apoyando su mano en mi brazo.
-Lo necesito, Aria, necesito contártelo para vaciarme. Necesito que lo sepas. Mónica estaba muy agobiada con el tema y cada vez que discutíamos me lo reprochaba, y no la culpo, soy un asco de persona cuando esos horribles sueños vuelven a mí. Pero te juro que nunca le puse la mano encima, nunca. Pero lo pasó muy mal por mi culpa, y no quiero que eso te suceda a ti también.
-¿Has vuelto a saber algo de ella?
-Está casada y tiene dos niños, ahora es feliz, feliz de verdad.
-¿Y tú? ¿Qué hay de ti? ¿La quieres?
-No. No la quiero. Le tengo mucho amor y cariño, pero no la quiero, al menos no como tú insinúas. Yo te quiero a ti, ya te lo he dicho. Te quiero más de lo que llegué a quererla a ella, por eso mismo me alejé de ti, porque no quería que pasaras por el infierno que ella pasó, porque te quiero demasiado como para ser así de egoísta.
-¿Has vuelto a soñar o a querer hacerle algo malo a alguien?
-No, llevo sin tener esos impulsos desde pequeño, pero tenía miedo de que los sueños volviesen y joderte la vida a ti también. Ruth me ha dado "el alta", el visto bueno, según ella estoy completamente recuperado, pero no quería arriesgarme.
-¿Y ahora estás aquí...?-Quiere que yo termine esa frase.
-Estoy aquí porque estos tres meses sin verte han sido muy duros, más de lo que me imaginaba y necesitaba volver a escucharte, y a verte aunque sólo fuera para que no me odiaras. Yo ya te he dicho todo lo que tenía que contarte, ahora la pelota está en tu tejado.Aria se queda fijamente mirándome, como si acabase de descubrir que el Ratón Pérez no existe. Se queda así un buen rato. A saber qué clase de pensamientos se le cruzan por la cabeza. Decido irme, sino ha reaccionado ya será que no querrá saber de mí. Giro sobre mis talones y me dirijo hacia la puerta fantaseando con la posibilidad de que me detenga, pero no lo hace, giro el pomo de la puerta y salgo de su apartamento.
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Prohibido
RomanceAria era una chica normal de 17 años. Lucas se había pasado desde los veinte encerrado en un caparazón. ¿Podrán luchar contra viento y marea por su amor? ¿Será verdad eso que dicen de que en el amor no hay edad? ¿Se enfrentarán a todo, incluso a l...