Capítulo 11: Alice de Hamilton

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----------------------Narrador neutral.-----------------

Ginger Oswaen aquella anciana campesina que había trabajado para la familia Hamilton por años se encontraba muy concentrada lavando y secando los platos, aquel trabajo poco a poco estaba costándole más y más, debía admitir que su fuerza ya no era la misma que hace veinte años, pero tenía que seguir trabajando de la misma manera que hace 20 años, pues había jurado lealtad a la familia Hamilton.

Faltaba poco para terminar con los platos, algunas criadas le ayudaban a asear la cocina en lo que esperaban a su amo; el duque de Hamilton, quien asistía esta noche a un baile de salón junto con su inexperta sobrina: Agnés de kavanagh. Una chica que para tener 23 años aun actuaba como una niña pequeña, de acuerdo con Ginger, para ella, aquella niña debía ser educada para vivir en sociedad pues sus modales eran deplorables, Por lo que recomendó al duque una institutriz que se caracterizaba por su comportamiento fuerte y la más alta disciplina en su sistema y el duque muy favorablemente acepto.

Después de un rato de asear la cocina, aquella ama de llaves se disponía a secar los platos para después ir a la cama, sin embargo un sonido en el exterior la detuvo. Al parecer aquel duque había llegado a casa y debía ser recibido. La inesperada entrada del duque a la cocina sorprendió a las criadas que estaban aseando. Por lo que al momento del saludo formal algunas de ellas todavía conservaban entre sus manos sus instrumentos de limpieza.

—Buenas noches, acabamos de llegar de un largo viaje, me gustaría que preparen una cena ligera para nosotros. — decía aquel duque dirigiéndose a Ginger quien se encontraba limpiando los platos, añorando estar ya durmiendo en su cama.

—Está bien, mi lord — Le respondió Ginger en un tono somnoliento.

—Ohh si, mañana les comentare bien los detalles, pero me gustaría presentarle a la señorita Giselle Andrew, se quedara por una temporada con nosotros así que me gustaría que la atendiesen bien. —Decía aquel duque dirigiéndose a Ginger quien debido a la poca luz dentro de la cocina no podía visualizar bien el rostro de tal señorita. Giselle quien se encontraba en ese momento distraída admirando aquel lugar con una cara de sorpresa inimaginable, al escuchar su nombre se acercó poco a poco hacia la luz para visualizar el rostro de Ginger.

Al observar más detalladamente el rostro de aquella chica, Ginger y las demás criadas se dan cuenta de algo realmente sorprendente, o más bien escalofriante a su parecer. Aquella señorita que se hacía llamar Giselle Andrew tenía el mismo rostro que la difunta hija del duque de Hamilton, nada más y nada menos que Alice de Hamilton. Quien había muerto hace poco más de tres años por causas desconocidas. El asombro y estremecimiento no se hicieron esperar, pues cada vez más era evidente en el rostro de las criadas y Ginger, quien ante el asombro dejo caer uno de los platos que sostenía entre sus manos.

— ¡Ohh! ¡No es posible! —Responde Ginger con mucha sorpresa y disculpándose comienza a recoger aquel plato con sus manos temblorosas más que nunca. Mientras dentro de sí, escuchaba pensamientos como: << ¿A caso es un fantasma?, ¡No puede ser Alice, ella murió, yo la vi! ¿Esto es una pesadilla? >>

Una vez recogido el plato Ginger trato de controlarse, asimilar la situación, o eso pensaba ella y levantándose poco a poco comienza a observar a aquella chica que ante a sus ojos no era alguien más, mas que Alice de Hamilton.

Aquella niña que Ginger Oswaen había criado y educado desde que era pequeña. Sin embargo Ginger no podía quedarse todo el tiempo observándola, era momento de acompañar a los invitados a sus habitaciones y ella lo sabía, por lo que por órdenes del duque mostro su nueva habitación a Giselle y salió lo más rápido que pudo, en dirección a la cocina. Por la simple razón que su presencia, la estremecía.

Sueño a Flor de TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora