Capítulo 12: Respirar aire fresco

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--------------------------------------Narrador neutral.---------------------------------

Al recibir la propuesta del duque de Hamilton de tomar lecciones de etiqueta con su sobrina Agnés; Giselle nunca se imaginó que en este momento lo único que ocuparía su tiempo seria acomodar los pesados libros de la biblioteca. Agradecía de corazón que el duque fuera muy hospitalario, sin embargo las clases de etiqueta comenzaban a pesarle, sentía que ella no necesitaba de eso, porque algún día regresaría a su tiempo y no le serviría de nada. Por lo que mientras estaba en clase con la malvada Madame Claire admiraba aquella ventana cerca del estudio, desando estar fuera, explorando, o por lo menos buscando la respuesta de su viaje en el tiempo.

Mientras acomodaban los libros Giselle platicaba con Agnés quien sus expresiones dejaba entrever su pesar y enojo por estar haciendo este tipo de labores, por lo que Giselle en un tono burlón comenzó a imitar la postura y voz de aquella "Madame Claire"

— Me gustaría que se portaran como señoritas de sociedad, por lo que sus modales deben de ser exagerados, al momento de caminar, deben hacerlo en una postura recta sacando el pecho —. Decía Giselle imitando a aquella anciana que se creía la octava maravilla del mundo. Y entre risas amabas chicas voltearon a la puerta, al escuchar un sonido, aquellas risas se habían convertido en un silencio.

— ¡Shhh! No sea que te escuche — susurraba Agnés con una gran sonrisa colocando su dedo índice sobre sus labios.

El alivio vino inmediatamente a las chicas al saber que era Cathy, su dama de compañía, quien tocaba la puerta.

—Disculpe la molestia, señoritas pero Madame Claire informa que deben interrumpir sus labores para la presentación formal de la señorita Andrew, en el salón, posterior a ello tendrán una comida con el duque de Hamilton y después debe apresurarse a terminar de acomodar los libros porque les espera una enriquecedora charla acerca de la historia de la monarquía británica hasta el atardecer —. Comunicaba Cathy a las chicas de manera muy formal y ellas ante la noticia de que estarían mínimas cuatro horas charlando con Madame Claire comenzaron a replicar.

— ¡Nooo! Tanto tiempo escuchando a Madame Claire —replicaba Giselle tocando su rostro con ambas manos e imaginándose cabeceando de sueño en la clase de Madame Claire.

— ¡Sí! Lo que faltaba para completar mi día. Suena divertido o ¿no Giselle? —Decía Agnés en un tono sarcástico y con una risa fingida.

— Si, muy muy divertido— contestaba Giselle siguiendo el juego de Agnés.

Al salir aquella doncella de la habitación Giselle y Agnés comenzaban a maquinar un plan. Con el que pretendían no asistir a la clase de la institutriz o por lo menos, hacer que fuera menos tiempo. Pues tanto Agnés como Giselle no estaban muy de acuerdo con el método de enseñanza de Madame Claire.

— Que te parece si nos escapamos cuando se termine la comida, justo antes de la clase — Decía Agnés susurrando y Giselle sorprendida ante la idea macabra ideada por aquella jovencita que parecía muy tímida asintió muy feliz. Era evidente la maldad corría por la sangre de las dos. Bueno... no.

Un momento después de haber creado el plan, las dos jovencitas salieron de la habitación, una tras otra caminaron hacia el salón donde se encontraban todos los empleados de la casa y los padres de Agnés.

La sorpresa y asombro era inminente para los empleados que tenían más de tres años trabajando para la familia Hamiliton y habían conocido a la señorita Alice.

Giselle y Agnés caminaron al centro del salón junto al duque y los padres de Agnés, mientras los empleados no podían despegar su vista del rostro de Giselle, algunos sirvientes nerviosos prefirieron no ver e inclinar su cabeza el duque aclaro su garganta y a continuación dijo:

Sueño a Flor de TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora