Capítulo 04.

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Dylan.

En este punto de la vida, es cuando dudo sobre Lindsey, estamos caminando desde hace horas buscando los trajes de los chicos, y mi amiga sigue con la misma energía con la cual se levantó esta mañana de sábado.

-¡Vamos a esa tienda!- chillo Linds corriendo hacia una tienda blanca donde se veían unos vestidos de fiesta.

Sin más seguimos a la pelirroja a dicho lugar.

Linds recibió muchas quejas sobre que siempre había al menos dos chicas con el mismo vestido, por esa misma razón, ordeno la regla que para entrar al baile debían tener vestidos extraños y "pomposos", nada de vestidos lisos y sencillos. Según la pelirroja, esta idea hará que se diviertan al verse con vestidos extraños.

Pronto todas ya habíamos acabado las compras, cada una con un vestido diferente y extraño.

-Sería bueno que les contaras todo- me aconsejo Linds en un susurro.

Asentí insegura.

Caminamos hasta el patio de comida donde cada uno eligió el lugar donde comer y pronto nos encontramos todos en una mesa.

-Hable con Dylan- les avise a las chicas.

-¿Qué dijo?- pregunto curiosa Brenda ignorando las miradas de los chicos.

-Volverá.

Scar comenzó a toser sonoramente.

-Ya me perdí- menciono mi hermano.

-Luego de la discusión de años atrás que tuvimos, conocí a Dylan luego de que casi me atropellara con su bicicleta, luego de que me acompaña al hospital para revisar que estuviera bien, comenzamos a salir como amigos- una sonrisa se me escapo al recordar esos momentos-, era demasiado perfecto para ser real. Poco después comencé a involucrarme cada vez más en su vida, hasta conocer sus negocios. No mataba personas, solo las amenazaba, pero en cuanto me involucre con él, ya no tenía salida. El hacía desaparecer a toda persona que estorbara. No las mataba, sino que las sacaba de la ciudad para alejarlas.

-Jane- menciono Scar recordando.

-Jane es un claro ejemplo, era muy curiosa y se metía en los asuntos de sus padres, su papá le pago a Dylan para que la alejara. Y claro que Dylan lo hizo, pero el día que Jane iba a ser llevada a un barrio pobre para que no se comunique con ningún conocido pidiendo ayuda, yo la ayude a escapar, y eso me separo de ese mundo, pero Dylan no superara eso y hará lo que sea para desaparecerme- explique indiferente.

-Te lo tomas muy a la ligera- me regaño Brenda.

Negué.

-No le voy a dar importancia a algo que pronto desaparecerá. Por lo que tengo entendido, Lauren volverá en unos días, después del baile le hare una pequeña visita- mencione.

-Nunca me ha caído bien- se quejó Kiara haciendo una mueca.

-No es mi amiga, es mi aliada, no me debe caer bien, solo debe apoyarme- espete.

-No puedo decir nada- hablo Bruno cabizbajo-, no puedo decirte que te protegeré, que todo estará bien, si cuando sucedió todo eso yo me aleje por un mal entendido.

-No necesito que tú te metas- dije seria-, solo necesito que lo sepan y no intervengan. Dylan sabe muchas cosas, Lauren igual, y yo se demasiado como para seguir con tanta libertad. Ninguno de ustedes se debe meter en esto.

Todos asintieron inconformes de no poder apoyarme.

Pero yo tengo el pie en el fondo y hace años que intento sacarlo de ahí, si alguno de ellos se involucra quedara igual o peor.

Al terminar de comer, pusimos rumbo a la residencia junto a todas las bolsas de compras.

Subí a mi cuarto y deje el vestido colgado en la puerta del armario. Me senté en el borde de la cama y lo inspeccione. El vestido azul marino era tan extravagante que no creía que fuera capaz comprarlo a ese precio. La pedrería estaba en todo el torso, la falda tenía una caida completamente pomposa que convertía al simple vestido, en algo completamente diferente.

No estaba acostumbrada a ropa como esta, mis padres tenían dinero, pero no para derrocharlo en vestidos, zapatos y demás. Mi hermano y yo no teníamos un celular último modelo, no poseemos casas y departamentos por todo el mundo. Mis padres dirigen una pequeña empresa que se formó hace unos años y aún no florece por completo.

Pero a pesar de todo, este vestido que a mis ojos parecía demasiado, a los ojos de Linds era un vestido común y corriente dentro de lo extravagante, cuando ella me dijo que este era muy normal comparado con otros, aunque no dudaba que fuera cierto, me sorprendió pensar que personas gastan tanto dinero en vestidos costosos que luego de un tiempo les dejan de entrar o que los usan en pocas ocasiones.

Linds había insistido en prepararnos ella misma el día del baile, y no pudimos negarnos.

Faltan pocos días para el baile, para esa noche donde aparecerá el chico al que una vez considere demasiado perfecto e inocente para este mundo, pero resulto ser peor de lo que pensaba. Esa noche muchas cosas se definirán en gran medida, y tal vez muchas otras terminaran de desaparecer de mis recuerdos junto a la culpa que cargo.

Pero son solo suposiciones de una adolescente que no soporta vivir con esa culpa dentro de sí misma, que si mira un espejo, su reflejo solo demuestra sus errores.


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