Querido destino.
Camine fuera de la universidad con paso rápido, cuanto más rápido terminemos esta charla más pronto volveré a olvidarme de este tema.
Al llegar al parque acordado distinguí a ambos sentados en una banca dejando un espacio extra para mí. Camine hasta ellos y luego de un breve saludo me senté, en el centro estaba Dylan y supuse que era para atraparnos en caso de escapar.
-¿Qué quieres?- solté mientras veía a un niño jugar con su perro.
-Ustedes quieren ser libres de este asunto, yo quiero salirme de esto- comento indiferente.
¿Salirse de sus negocios?
-¿Y qué tenemos que ver nosotras?- pregunto Lauren cruzando sus brazos sobre su pecho.
-Mucho. Ambas saben cosas que nadie imaginaria, y espero que no hayan abierto la boca.
Ambas negamos.
-Mientras que ustedes no se metan en mi camino las dejara en paz temporalmente, pero si algo de mis planes sale mal, las hundiré a ambas.
Dylan se puso de pie y luego de acomodarle la ropa se marchó.
-Después de tanto tiempo seguimos encadenadas a él- mencione mirando a mi amiga.
-Eso es bueno, seguimos encadenadas entre nosotras y él sigue siendo nuestro enemigo- bromeo.
-Recuérdame porque nos involucramos en sus negocios.
-Jugo a dos puntas con ambas y terminamos siendo sus cómplices.
-Imagino que no lo dejaremos salir ileso de esto.
-Tiene toda la razón señorita Smith.
Nos pusimos al día sobre todo lo sucedido intentando resumir lo más posible para que no se acabe el día sin saber todo.
-Mañana me iré con mis tíos unos días tan solo para aligerar el ambiente- aviso.
-Creo que dentro de poco iremos a un campamento- recordé.
-Hablaremos por mensaje, si ves a alguien siguiéndote avísame porque tal vez también me estén siguiendo y no quiero involucrar a mi familia en mis conflictos.
-Está bien.
Nos despedimos por la tarde y tome rumbo a la universidad.
Al entrar me sorprendí al ver al profesor Mitchell vestido con ropa informal y no uno de sus antiguos trajes, y aún más cuando note que lleva una falda rosada mientras baila ridículamente.
Note a mis amigos a lo lejos y me acerque a ellos.
-¡Estas viva!- festejo Brenda abrazándome.
-¿Qué es esto?- pregunte señalando la escena del profesor.
-Él dijo que si sacaba un diez en el próximo examen lo haría- menciono Matt grabando desde su celular.
-¿Compraste las respuestas?- pregunte y él asintió.
Claro, sacar un diez por sus propios méritos, ¿qué es eso?
-¿Iremos de campamento?- pregunte una vez que llegamos a la residencia.
-Si ustedes quieren- menciono mi hermano cerrando la puerta.
-¿Necesitas salir de aquí, cierto?- supuso Alaska.
Asentí.
-Lauren se ira una temporada, y debo imitarla o todo me caerá a mí.
Los chicos aceptaron viajar esta semana en la que habría receso por unos problemas con profesores y revisión del estado.
Acordamos viajar en la mañana, y era necesario conciliar el sueño esta noche.
Me dedique a armar un bolso con todo lo necesario y mandarle un mensaje de aviso a Lauren que rápidamente contesto avisándome que ya estaba viajando. Apague el celular y lo metí en el bolso tratando de no volver a verlo por lo que resta de la semana.
Cuando lo tuve listo lo deje a un lado de mi cama para luego sentarme en el borde de esta.
Mamá solía decirme que el mundo era un lugar muy indiferente, cuando menos te lo esperas te ataca, cuando no quieres confiar en los demás te enamora, cuando distes todo de ti te destruye. Cuando al fin subes a la cima te baja de un solo empujón.
Mi abuela decía que no existe alguien ni tan malo ni tan bueno, los humanos tenemos niveles de maldad y amabilidad equilibrados. Cuando nos sentimos amenazados, humillados o decepcionados hacemos crecer el nivel de maldad que nos hace cometer locuras, cuando somos felices, confiamos o amamos la amabilidad sube considerablemente hasta el punto de dejar pasar tantas cosas.
Me gustaba tanto Dylan que le deje pasar esos errores, deje que me incluyera en su mundo y demás.
Al final del día somos todos iguales, sentimos miedo de confiar, de dar, de amar...nadie quiere dar para luego no recibir, nadie quiere confiar ciegamente y muchos menos quieren amar erróneamente.
Eso es lo que nos iguala.
Por más que demos todo de nosotros para alejar esos miedos, siempre estarán junto a nosotras para esperar nuestro despiste y atacarnos.
Sin más me recosté con esos pensamientos para dormir hasta que el despertador suene.
Querido destino, sálvame de mi perdición una última vez.
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Solamente Omegas ✔
Teen FictionPrimera novela de la saga Legado Smith. Ella quería una segunda oportunidad. Y la vida se la dio, pero también se la otorgó a su mayor enemigo. Ahora, Ayelen Smith ha comenzado de cero junto con sus amigas, con una regla algo extraña y un nue...