Baile

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Y ahí estábamos de nuevo, Chris en su extremo de la mesa y yo en el mío, cada uno inmerso en lo suyo, él estudiaba, yo me encontraba buscando posibles tiendas para comprar un vestido en mi ordenador portátil, cuando Chris me tomo por sorpresa y me hablo

-Este Effie, a mi mamá le gustaría saber el color de tú vestido, porque quiere que combinemos o algo así

Se notaba sumamente apenado, no podía creer que algo tan simple pudiera causarle vergüenza

-Aún no tengo mi vestido Chris, pero cuando lo sepa te aviso, probablemente sea negro, creo, no lo sé, mi mamá me llevara de compras este fin de semana

-Oh, genial espero que te diviertas

- Gracias Chris, creo que ya es hora de irnos, ¿Traes auto?

Se sonrojo muchísimo y como deseando ser tragado por la tierra me dijo que no

-¿Quieres que te lleve?

-¿Lo dices enserio? ¿En tu Audi?

- Jajaja, si en mi auto, la verdad es que lo he usado poco y he tenido pocos pasajeros, sería un placer para mí ¿Vamos?

Nos pusimos en marcha caminando uno junto al otro, si algo era cierto es que este chico al menos era alto y podría usar tacones en el baile; los demás estudiantes nos observaban boquiabiertos cuando Chris subió al auto admirando cada milímetro de este. Conduje de manera moderada, pero me asegure de irme rápido de la escuela, no quería ver la cara de Rose, y mucho menos que fuera Chris quién la viera, el pobre chico podía sufrir un infarto o una ataque de pánico. Por primera vez en la vida estábamos teniendo una conversación real, aunque solo fuera sobre mi auto y como mis padres debían amarme mucho para darme algo así, y yo no podía parar de reírme diciéndole que mis padres eran los mejores del mundo y que los amaba demasiado. Chris me hablo de su padre, de su nueva familia, y de cómo prefería estar alejado de él, parecía que guardaba gran rencor hacia él, mientras cuando hablaba de su madre era evidente que ambos eran muy unidos. Llegamos a la panadería de su madre y apenas lo hicimos, su madre salió como un rayo de la trastienda, se veía tan graciosa con harina por todas partes.

-Chris cielo, llegaste y vienes con Effie. Hola dulzura

-Hola señora Benjamín

-Cariño llámame Dora, la señora Benjamín vive en Seattle

-Oh lo lamento Dora

-No tienes que disculparte Effie, ahora ¿Qué están esperando? Pasen que les serviré café y donas de las que tanto te gustan Effie

¡Diablos! Aunque la comida humana no me molestaba como a mis hermanos y podía fingir a la perfección comiéndola, prefería no hacerlo, mi organismo no la procesaba y tarde o temprano la iba a vomitar, así que no me hacía feliz.

-Oh señora, digo Dora, no será necesario

-No, no, no señorita Cullen no dejare que te vayas sin haber merendado con nosotros, pasen

Chris se vía seriamente apenado mientras yo entraba tras su madre, nos sentamos en una pequeña mesa en la esquina de la panadería a comer donas y tomar café mientras Dora platicaba de lo mucho que le alegraba que Chris tuviera una amiga. Hablamos de mis padres, de mis hermanos, de mi vieja escuela en Alaska y cuando llego el momento de despedirme, vi que tanto Chris como Dora estaban realmente felices por mí visita.

De camino a casa conduje a gran velocidad, así que llegue rápido. Mamá me esperaba en la sala, se había preocupado un poquito porque no había avisado, pero se puso feliz de saber a dónde estaba, en ese momento Alice irrumpió en la sala con Fitz en brazos.

La menor de los CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora