La luz del sol bañaba la habitación, acariciando con suavidad la piel del rizado. Su lenta respiración era el único sonido que quebraba el delicado silencio del dormitorio, exceptuando el tenue susurro que producían las sábanas cada vez que el ojiverde se movía en sueños. Poco a poco, la claridad del día fue debilitando su descanso, hasta que consiguió despertarle; un par de minutos más tarde.
Harry abrió los ojos despacio, separando los párpados apenas un milímetro, mientras trataba de ganarle la batalla a la luz que dañaba sus ojos. Terminó de abrirlos por completo poco después, en cuanto se acostumbraron a la claridad, y examinó la habitación despacio, algo confuso por los restos de sueño que aún entorpecían su mente.
Su mirada recorrió un dormitorio desconocido de paredes de madera y cristal, vacío a excepción de una estantería repleta de libros, un sillón negro dispuesto frente a ésta y la propia cama donde descansaba el rizado. El breve examen le dio a su mente el tiempo que necesitaba para sacudirse cualquier rastro de sopor que aún nublaba su cabeza, permitiéndole pensar con claridad.
«Estoy en casa de Louis-comprendió entonces-, en su cuarto»
Volvió a pasear la mirada por la habitación, buscando al castaño, a pesar de que el dormitorio no ofrecía ningún escondite. Harry extendió la mano hacia la hondonada que había dejado Louis en el colchón y recorrió con suavidad la tela. La sintió fría al tacto, desprovista ya del calor del ojiazul, seguramente por el fresco aire del cuarto.
Retiró la mano despacio para refugiarla de nuevo bajo las sábanas y cerró los ojos. La luz del sol sobre su piel le resultaba muy agradable, al igual que las delicadas caricias que dejaban las plumas de la colcha en su cuerpo. Una apacible sonrisa apareció en su rostro como respuesta a aquella sensación, que amenazaba con devolverlo al mundo de los sueños.
Reuniendo todos los rescoldos de voluntad que pudo encontrar, ordenó a su cuerpo espabilarse y se sentó sobre la cama. Bostezó con ganas mientras se estiraba para desentumecer sus músculos, algo agarrotados tras el “ejercicio” de la tarde anterior. Se acercó al borde de la cama y, tras un segundo, se puso al fin de pie. Se acercó a la puerta cerrada, la abrió sin hacer ruido y abandonó la habitación sin molestarse por buscar unas zapatillas. Lo cierto es que siempre le había gustado caminar descalzo.
Las tenues notas de una suave melodía tocada a piano llenaban el pasillo, arrastrando a Harry hacia la puerta entrecerrada que daba al salón. El rizado se asomó a través de la estrecha abertura y vio a Louis en el extremo opuesto de la habitación, sentado de espaldas a él mientras tocaba el piano. Su voz no tardó en unirse a la melodía del instrumento, añadiendo letra a la canción.
“I could stay awake just to hear you breathing
watch you smile while you are sleeping
while you're far away and dreaming
I could spend my life in this sweet surrender
I could stay lost in this moment forever
well, every moment spent with you
Is a moment I treasure”…
Harry cerró los ojos y se concentró sólo en la voz del castaño. La canción desveló a otro Louis, sin rastro de aquel halo de peligro que lo rodeaba. Su voz brotaba pura, increíblemente dulce, como un manantial de agua cristalina. Allí, de pie tras la puerta, Harry sintió que el ojiazul se desnudaba para él, aunque no fuese consciente de su presencia.
“ ...Lying close to you
feeling your heart beating
and I'm wondering what you're dreaming
wondering if it's me you're seeing
then I kiss your eyes and
thank God we're together
and I just wanna stay with you
in this moment forever, forever and ever”…
Siguió escuchando sin hacer el más mínimo ruido hasta que la canción terminó. Un suspiro de desilusión apenas audible escapó de sus labios cuando la última nota se desvaneció en el aire. A pesar de la levedad del sonido, el castaño pareció escucharlo y se volvió sobresaltado hacia la puerta.
-No te he oído llegar-dijo con una voz tranquila, pero a la vez helada como un témpano de hielo.
-Perdón…no pretendía escucharte a escondidas…pero te oí y no pude interrumpirte-farfulló el menor como disculpa.
-No pasa nada, sólo que me has sorprendido-respondió el ojiazul, recuperando la calidez en su expresión-. Seguro que tienes hambre, ¿verdad principito?
El rizado asintió enérgicamente, contento con el cambio de tema. Louis sonrió por su reacción y se levantó para acompañar a Harry a la cocina.
-He preparado té por si te gusta-dijo el mayor, señalando una cafetera de cristal llena hasta la mitad que se encontraba sobre la encimera.
-Claro que me gusta-contestó Harry mientras el recuerdo del vino de la noche anterior atravesaba su mente.
Sin embargo, su ánimo decayó en cuanto tocó el recipiente. Tibio, casi frío, muy lejos de cómo le gustaba a él.
-Lou…
-¿Qué pasa principito?
-¿Dónde puedo calentarlo? Es que está frío y yo siempre tomo el té muy caliente.
Una expresión de sorpresa apareció en el rostro del ojiazul pero fue sustituida enseguida por una sonrisa incrédula.
-Principito, acabo de prepararlo, debe de estar casi hirviendo-aseguró-. Mira otra vez.
Harry se giró para no llevarle la contraria al castaño. La cafetera permanecía igual, llena hasta la mitad, reflejando la luz del día que entraba por la ventana. El muchacho extendió una mano hacia ella y un dolor lacerante castigó sus dedos en cuanto rozó el cristal.
El instinto le alejó de la cafetera en un abrir y cerrar de ojos, mientras agitaba con energía la mano quemada.
-Cuidado principito-dijo Louis riendo.
-No lo entiendo, antes estaba templado y ahora casi me funde el dedo.
-Eres un exagerado-aseguró el mayor mientras acercaba a Harry contra él y besaba la mano herida.
Permanecieron así unos minutos, mientras el palpitante dolor iba desapareciendo, completamente en silencio.
-Cantas muy bien-susurró entonces el menor-. Tienes una voz preciosa.
-Y tú una gran habilidad para espiar tras las puertas-bromeó el castaño.
-Sólo para espiarte a ti-confesó Harry.
-¿Debería sentirme halagado?
El rizado sonrió y se puso de puntillas para besarle en los labios.
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Magic (Larry Stylinson) {TERMINADA}
FanfictionUna noche cualquiera. Una fiesta cualquiera. Un chico cualquiera que sale con sus amigos para olvidar los pedazos de una relación que se ha derrumbado apenas unos días antes. Una noche cualquiera. Una fiesta cualquiera. Un chico extraño que obs...