Harry salió del ascensor nada más abrirse la doble puerta de madera que guardaba el apartamento de Louis y se dirigió con paso tembloroso hacia la mesa del salón. Se apoyó sobre el tablero en cuanto la alcanzó, tratando de tranquilizarse. La adrenalina no había abandonado aún sus venas y obligaba a su corazón a mantener el furioso latido que lo sacudía.
Pero el ojiverde sabía que necesitaba mantener la mente fría para poder hacer lo que tenía que hacer. Ordenó a sus pulmones tomar aire despacio, inspiraciones profundas y expiraciones controladas, y poco a poco, comenzó a sentir la cabeza despejada.
Cuando consideró que se había calmado lo suficiente, abandonó el apoyo que le ofrecía la mesa y se dirigió hacia el dormitorio. Una desordenada pila de libros le recibió desde la cama y el muchacho reparó por primera vez en el pequeño volumen blanco que descansaba abierto sobre el suelo. Se agachó junto al tomo de magia sanadora y lo dejó sobre la cama, al lado de los demás. Se volvió entonces hacia la estantería y paseó la mirada por las repisas, ahora casi vacías de libros.
Sus ojos no tardaron en encontrar el que buscaban, atraídos por el oscuro magnetismo de la brujería que impregnaba cada página del libro negro. Harry cogió el ejemplar con cuidado y la misma desagradable sensación que había sentido cuando lo tocó la primera vez le invadió. La madera de las cubiertas era suave al tacto, fruto del desgaste por el uso, que había suavizado todas las imperfecciones.
Harry abrió el libro con respeto, casi con miedo, como si esperara que un oscuro mal escapara de sus páginas. Una irónica sonrisa apareció en su rostro cuando cayó en la cuenta de que eso era precisamente lo que quería conseguir. El muchacho desterró aquellos pensamientos de su mente y comenzó a buscar el ritual de invocación del que Louis le había hablado en su historia.
Horribles dibujos decoraban las quebradizas páginas, desde bocetos en negro de sacrificios humanos y animales hasta detalladas ilustraciones de algunos órganos acompañados por una breve nota que explicaba cómo debían ser extraídos del cuerpo. Conteniendo el impulso de vomitar, se obligó a seguir buscando el ritual en aquel repulsivo libro.
Por suerte para el ojiverde, no tardó en encontrarlo. Harry abandonó el dormitorio en dirección al salón, con el libro abierto en una mano y la daga en la otra. Recorrió la habitación con la mirada, satisfecho al comprobar que la rosada luz del amanecer ya inundaba la estancia, confinando la oscuridad en pequeños y aislados rincones. Tal vez el demonio no fuera tan vulnerable a la luz como sus perros espectrales, pero estaba seguro de que supondría, como mínimo, una molestia.
Harry guardó la daga en el pantalón, por la espalda, y cubrió el mango con la camiseta para evitar que el demonio lo viera. Se situó entonces en el cuadrado de suelo más iluminado, justo al lado de la ventana, sujetó el libro con las dos manos y empezó a leer el conjuro de invocación.
La temperatura de la habitación descendió rápidamente y, pronto, el cálido aliento del muchacho comenzó a levantar pequeñas nubes de vaho. Una desagradable sensación le invadió, haciéndose más intensa con cada palabra que escapaba de sus labios, hasta que terminó por convertirse en puro terror. Sin embargo, el ojiverde siguió con el ritual, aferrándose al recuerdo de Louis para sobreponerse al miedo que atenazaba su corazón.
El libro comenzó a temblar en sus manos, agitado por sacudidas cada vez más violentas, como si tratara de escapar de su agarre. Harry sintió el calor morder su piel conforme el libro ganaba temperatura. El dolor no tardó en hacerse insoportable, pero el rizado siguió leyendo. No podía parar y menos ahora, cuando ya sólo le quedaban un par de líneas para terminar.
Un fuerte crujido rasgó el aire cuando el conjuro se completó y el muchacho soltó el ardiente libro. Pero el volumen no cayó al suelo sino que permaneció suspendido en el aire, inmóvil, libre al fin de las sacudidas que lo habían recorrido unos momentos antes. Un escalofrío de pánico recorrió la columna vertebral del ojiverde, que resistió el impulso de llevarse la mano a la empuñadura de la daga.
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Magic (Larry Stylinson) {TERMINADA}
FanficUna noche cualquiera. Una fiesta cualquiera. Un chico cualquiera que sale con sus amigos para olvidar los pedazos de una relación que se ha derrumbado apenas unos días antes. Una noche cualquiera. Una fiesta cualquiera. Un chico extraño que obs...