Harry se levantó enseguida y caminó hacia el castaño, sin apartar la mirada de él, para impedir que desapareciera de nuevo. El rizado no sabía por qué se estaba acercando al ojiazul a pesar de que todos los músculos de su cuerpo se rebelaban contra la idea de reducir la distancia que los separaba, pero había algo en aquél muchacho que lo atraía sin remedio, como un imán a un fragmento de metal.
Pronto se encontró frente al castaño, que no se había movido en absoluto, como si se tratara de una estatua de mármol. Al igual la vez anterior, el muchacho estaba vestido de negro de pies a cabeza pero, en esta ocasión, una chaqueta oscura de cuero cubría su camiseta. El mayor le miraba con la misma media sonrisa que exhibió en el callejón y una chispa de diversión brillando en sus ojos.
-Hola principito-dijo a modo de saludo con aquella sedosa voz suya.
-Hola- respondió Harry al fin, en cuanto recordó que no era mudo.
-¿Tan poco te alegras de verme ricitos?-preguntó el castaño, sin perder su misteriosa sonrisa- Pensé que me recordarías con más cariño.
-No esperaba verte aquí-contestó Harry sin dejar de mirar hacia abajo-. Bueno no creí que volviera a verte.
La mano del ojiazul se separó de su cuerpo y levantó el rostro del menor por la barbilla, con suavidad pero con firmeza; para que dejara de fijar la vista en el suelo.
-Aún no he matado a nadie con solo mirarle a los ojos-dijo divertido el muchacho de negro.
El rizado volvió a perderse en esos pozos azules mientras le asaltaba un fugaz recuerdo de aquellos ojos de fuego que se habían reflejado en los de John. Se obligó a componer una sonrisa, que apareció en su rostro casi sin esfuerzo y contestó con más seguridad de la que tenía:
-Siempre hay una primera vez.
El castaño rio, por primera vez desde que Harry lo había visto, sobresaltando al menor. Su risa tenía un algo salvaje que aceleró el corazón del rizado:
-Supongo que sí-coincidió el muchacho de negro- pero te prometo que no empezaré por ti.
Un tranquilo silencio apareció entonces entre los dos y se mantuvo durante unos segundos más, en los que no escucharon más que el crepitar las llamas y el susurro de las conversaciones que se mantenían por toda la playa.
-¿Tal vez le apetezca al principito dar un paseo?-preguntó finalmente el ojiazul con aquella magnética sonrisa suya surcando su rostro.
Harry buscó a sus amigos entre la multitud. No tardó en encontrar a Zayn y a Arthur abrazados sobre una toalla cercana y, no muy lejos de allí, a Niall sentado en el regazo de Liam mientras sostenía un palo con trozos de carne sobre las llamas de una de las hogueras. No le echarían en falta durante un tiempo.
-Está bien-respondió, volviéndose hacia el muchacho de negro.
Comenzaron a caminar hacia la orilla despacio, disfrutando de la brisa marina y del sonido de las olas al romper.
-Desapareciste sin decir nada-dijo al final Harry, con un atisbo de acusación en la voz.
El ojiazul se tomó un tiempo para responder, tanto que el rizado pensó que no le había oído.
-Ya estabas con tus amigos, ¿no es cierto?-contestó al fin, sin una pizca de arrepentimiento- Creí que podrías contarle la pequeña aventura sin mi ayuda principito.
Harry respiró hondo, tratando de tranquilizarse. Nunca hubiera creído que sería capaz de hablarle así al misterioso chico de negro, pero el enfado por haberle dejado en la discoteca sin despedirse afloró desde su interior. En realidad lo había guardado en su corazón durante toda aquella semana, sin saberlo.
-Pues no sé cómo-replicó el ojiverde- Ni siquiera yo entiendo cómo conseguiste lanzar a John así.
El muchacho de negro sonrió y clavó su mirada en los ojos del menor.
-Una buena técnica vale más que tanto músculo-respondió-, aunque no se marque bajo la ropa. Además, soy más fuerte de lo que parezco.
No le tembló la voz, ni le traicionó el rostro, pero Harry intuyó que le escondía algo. No obstante lo dejó pasar y siguieron caminando en silencio hasta que el castaño decidió que ya lo había alejado demasiado de sus amigos. Volvieron sobre sus pasos, despacio, acercándose a las hogueras que brillaban a lo lejos.
-No me dijiste tu nombre-recordó Harry mirando inquisitivamente al mayor.
-Es cierto- respondió el castaño divertido.
Transcurrieron unos segundos en silencio hasta que el rizado se atrevió a preguntar de nuevo:
-¿Y… cuál es?
-¿Qué me ofreces a cambio principito?
Harry pensó un momento y respondió:
-El mío.
El muchacho de negro volvió a reír y giró la cabeza hacia el ojiverde.
-Tendrás que ofrecerme algo mejor Harry.
El rizado se sorprendió. Pensaba que el castaño ya no estaba cuando le dijo su nombre. Pensó durante unos segundos y respondió al fin:
-St. Michel Lloyd
-¿Instituto?-preguntó el ojiazul.
Harry asintió y esperó la respuesta del mayor. Para entonces, ya habían llegado al límite de las hogueras. Vio a sus amigos buscarle y, cuando le reconocieron, le indicaron con gestos que era la hora de irse.
Se acercaron un par de pasos más antes de que el castaño se detuviera.
-Aquí me despido-dijo.
-Aún no me has dicho tu nombre-replicó Harry tratando de retenerle un poco más.
El muchacho sonrió, se dio la vuelta y comenzó a alejarse despacio.
-Louis- respondió-, Louis Tomlinson.
El rizado se quedó mirando cómo el ojiazul se alejaba, internándose en las sombras. Justo cuando se separaba de la última hoguera, ésta se avivó y las llamas crecieron hacia el castaño, que las rozó con las manos.
Por un momento, pareció que las acariciaba.
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Magic (Larry Stylinson) {TERMINADA}
FanfictionUna noche cualquiera. Una fiesta cualquiera. Un chico cualquiera que sale con sus amigos para olvidar los pedazos de una relación que se ha derrumbado apenas unos días antes. Una noche cualquiera. Una fiesta cualquiera. Un chico extraño que obs...