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Anoté tu número en el único lugar donde sé que jamás lo iba a perder: Mi memoria. Eso puede ser una ventaja, pero a la vez una maldición. 

Tu número tiene 3 dos, y 2 tres. Además, tiene un 49 en medio. 49 capítulos. Tú vives en la Avenida 39 (o al menos es la estación más cercana) porque en realidad vives en una casa por la 37, cerca al camino del parque, donde toman mucha sopa. Tienes muchos números, y suelo revolverlos para que los demás no te encuentren. Pero a veces se me dificulta encontrarlos yo misma, y te extraño. 

Quisiera poder confundir tus números, para no tener esta necesidad constante de llamarte a cada rato. Hoy no te llamaré, porque sé que no estás en ese lugar. Porque sé que hoy estás en otros 7 números distintos, donde hay unos labios muy bonitos, iguales a los tuyos. Ese otro número tiene 2 nueves, 2 unos, un siete, un cero y un tres. También te tiene a ti. Aunque ya son más de las 12, y no sé donde estés ahora. Jamás sé con certeza donde estás, porque sueles camuflarte entre números y me es difícil encontrarte a veces. 

Hoy he despertado, pensando que habías llegado. Sé que era un poco imposible, pero a veces debemos creer en cosas imposibles o sino sufrimos el riesgo de fracasar. Por esa razón, me he parado de la cama muy apresuradamente, y corrí a contestar. Resulta que no eras tú. Resulta que no era nadie. 

Así que volví a la cama, pero me fue imposible escribir. 

Me dije a mi misma mil veces que quizá habías venido, pero te habías vuelto a marchar porque no tenías nada que decir. Sueles hacer eso. Arrepentirte de las cosas, porque no tienes la suficiente valentía para quedarte y volverlo a decir. 

Aunque quizá no sea eso tampoco. Puede que simplemente sea una imaginación mía. Puede que sea mi mente, la cual insistió demasiado en que algo ocurriera y me despertara. Por eso me he parado con tanta prisa: porque estuve esperando en sueños, mientras dormía, que algo pasara y fueras tú. Pero no, no eras tú. Jamás eres tú.

Lo contrario a la mitadWhere stories live. Discover now