Caminatas nocturnas

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Una vez íbamos caminando por la calle, porque a ella le encanta caminar por la calle. Y a mi me encanta ir de su mano. 

Era muy tarde. Muy muy tarde. Habíamos caminado muy tarde antes, pero no tan tarde como aquella vez. Era tan tarde, que incluso era muy temprano. Porque era un poco más de la 1 de la mañana.

Ibamos hacia algún lugar en específico, creo. Fuese a donde fuésemos, olvidamos a donde era. Entonces sólo caminamos y caminamos, pensando que teníamos un rumbo. No sé si a ella le importaba, porque a mi no me importaba llegar a ningún lugar en absoluto. Tenerla a ella a mi lado, era mejor que llegar a cualquier lugar. 

Hablamos sobre cosas que tenían la misma importancia que nuestro destino. Algunas veces gritábamos, otras susurrábamos. Otras usábamos acentos extraños, como esos que le encanta imitar a ella. 

Yo nunca fui buena haciendo acentos, me daba un poco de pena hacerlo, a decir verdad. Pero ella no conoce la palabra "pena". Y me ha hecho olvidarla, en ocasiones.

Ella es ese tipo de ser humano con el que puedes olvidarlo todo. Incluso a donde vas.

Suele ser peligrosamente divertido. Ella a veces me ayuda a hacer ese tipo de cosas que dije que nunca haría, porque no me creía capaz de hacerlas. Entonces estábamos allí, hablando como mexicanas a la 1:39 de la madrugada, sin rumbo fijo. Eramos una causa perdida. 

Me encantaban las calles. Cruzar calles, avenidas llenas de autos, bajo los puentes. Ella me daba la mano antes de cruzar; en cada calle, en cada avenida. Cruzábamos corriendo (¿Cómo más?). Correr de su mano, quizá, sea la tercera cosa que más me gusta en el mundo. Luego reía (Esa es la segunda) cuando estábamos al otro lado de la calle. Me miraba, con esa mirada perdida de siempre; jamás sé en que mundo está, pero me deja muy claro con esa mirada que no es en este. 

El problema es que siempre suele modificar la verdad a su antojo. No es que mienta, es que manipula la verdad para sacarme sonrisas. O lágrimas, muchas veces. Hay momentos en los que ni siquiera sé si las mentiras me las dice a mi, o se las dice a ellos. Ellos. 

Ella se deja llevar mucho por ellos. Algunos días, prefiere dejarme sola para ir a impresionarlos. O se burla de mi, y me golpea, para impresionarlos a ellos aún más. 

A veces quisiera decirle que no necesita la aprobación de ellos. Que ella y yo estamos bien así. 

Lo contrario a la mitadWhere stories live. Discover now