Minutosº

3 0 1
                                    

14 minutos. Es una larga espera, incluso para ti. Un día me dijiste que no me tomara enserio tus palabras. Pero luego me miraste. Y me dolió. 

Esa mirada tuya, que no sé que tiene, pero parece llena de veneno. Parece como si cada noche antes de dormir, le pusieras un poco de cianuro a tus miradas.Y las practicaras frente al espejo. Las usas como dagas, para matarme despacio en días de invierno. 

Pero hoy no era invierno, ni me mirabas. Hacia más sol que nunca. Un sol horrible, de esos que te queman cada poro. De esos que entran por tu piel hasta tu alma, y te desarman. Y te desgarran. Al parecer el día de hoy, le prestaste de tu veneno al sol. Porque parece que los dos se pusieron de acuerdo para matarme despacio. 

¿Quién soy yo para decírtelo? Te extraño. Te extraño porque no soy nada cuando tú te vas. Te extraño porque sin ti, todo esto no me pertenece. Te extraño porque eres tú, y no otras. Como quisiera podértelo decir de frente. 

Me miraste y yo caí rendida sobre tus zapatos sucios. Esos amarillos que jamás lavas. 

Me miraste y me perdí en tus ojos, porque no sé hacer otra cosa que no sea perderme. Perderme y destruirlo todo. Incluso a ti, niña de ojos tristes. Incluso a ti te destruiría completa; te daré drogas para esa mente tan llena de suicidios. Ya sé que los golpes no te duelen, que las palabras no te pesan. Que los sueños rotos si te dejan dormir tranquila. Así que te mataré en silencio, desde mi insomnio de Julio. Porque desde que llegaste, el tiempo pasa sin mi permiso. El tiempo solo corre y corre, con miedo de ser alcanzado por tus labios. 

Quizá mañana despiertes, y me quieras de nuevo. Porque no fue hoy, ni los días anteriores. ¿Qué me hace creer, que algo hará que me quieras? Si nunca me has querido. Si los Lunes despiertas con ganas de abrazarme, pero vas perdiendo las ganas a medida que pasan las horas. Siempre te pasa, con todo lo que tocas. Deja de tocarme, que vas a destruirme. Te conozco, y sé que te irás sin armarme de nuevo. Te conozco, y sé que a veces se te cae el sueño en alguna acera sucia. Jamás vuelves a recogerlo. Existen cosas más importantes, como otros labios más suaves. Otra aventura más brillante, con más fuego. 

Te conozco, y sé que te irás sin decirme a donde. Sin decirme cuando. Sin decir porqué. Sé que te irás una noche, porque sueles incendiarte sola, masoquistamente. Un día te irás, como el humo de tus drogas. Te irás esfumando en el aire, hasta que sólo seas cenizas que yo jamás encuentro. 

Te buscaré en el tiempo; en vano, por supuesto. Te buscaré dentro de un traje de conejo, destacando vagamente con un rosa intenso. Jamás te encontraré, porque cuando te propones esconderte, te camuflas con el resto. Llevo atrapados 40 aleteos de una mariposa que dejaste libre en el techo. Ese mismo techo, que un día pintó una galaxia que escondía en sus estrellas un "Te quiero". 

Pero lo perdiste. Como todo. Pierdes el aire, pierdes el aliento; pierdes la esperanza, pierdes el duelo. Pierdes el interés de hacer lo correcto, y te vas corriendo hacía el lado opuesto. Pierdes mis gafas, mis ganas, mis besos. Pierdes la vida entera, mirando al cielo. Pierdes hasta el deseo de soplar las velas en mi cumpleaños, por eso no vienes, y te sigo esperando. Pierdes los minutos. Los minutos. 14 minutos no son nada, comparado con lo mucho que te quiero. 


Lo contrario a la mitadWhere stories live. Discover now