Fierita se apresuraba hacia nosotras saludándonos con la mano.
— ¿Quiénes son los que vienen con él?— Preguntó Camila en un susurro.
Noté que un grupo de personas lo seguía de cerca. Todos ellos se apuraban para ir a su paso.
— ¡Lo lograron! Bienvenidas a la soleada Australia— Nos dijo riéndose— ¿Como se sienten después de tantas horas de viaje?
— ¿Cuál de ellas es Mica?— Preguntó una mujer muy elegante que nos miraba a Camila y a mí.
Fierita se me acercó y me rodeó los hombros con el brazo.
— Micaela Viciconte—Dijo con tono impaciente—Quiero que conozcas a algunas damas y caballeros de la prensa australiana.
Le lancé a mamá una rápida a mamá de angustia y por suerte, ella se adelantó.
— ¿No podes arreglar esto para otro momento Guille?— Le preguntó— Ahora estamos muy cansadas y tenemos calor.
Un hombre alto y calvo tocó el brazo de mi madre.
— No tomará ni un minuto— Dijo— A los diarios le gusta que consigamos unas pocas palabras de las personas que llegan. Luego las dejamos ir.
— ¿Y qué le parece Australia?— Me preguntó una mujer clavándome el micrófono en la cara.
Que pregunta tan estúpida, pensé. Hasta ahora no vi más que el aeropuerto.
— Todavía no he estado acá lo suficiente como para haber visto algo. Así que no puedo decir que me parece.
— Estoy seguro que le gustará — Se interpuso Fierita— Supongo que tendremos que arrastrarla de la playa, para ir a la casa cuando termine la gira.
Lo miré. Por qué dijiste eso, tuve ganas de preguntarle. Sabes perfectamente que nunca en tu vida tuviste que sacarme a rastras de ninguna playa ¿Por que tan falso?
— ¿Es verdad que sos la nueva esperanza americana para ganar en Wimbledon?— Me preguntó un hombre.
— ¿Y que hay con Florencia?— Intervino otro reportero— ¿Consideras que es tu mayor amenaza?
Volví a abrir la boca, a punto de decirles que tenía tantas chances de encontrarme con Martina como de viajar a la luna. Pero una vez más, mi representante habló antes que yo.
— Esta no será más que una temporada de aprendizaje para Mica. Pero tenemos grandes planes para el futuro.
— Vuélvete un poco hacia mí, querida, y hazme una gran sonrisa— Me dijo un hombre alto y gordo que agitaba una cámara de fotos delante de mí.
Ni siquiera tuve tiempo de pensar en reírme, cuando me bombardearon con más preguntas.
— ¿Y que puedes decirnos en cuanto a tu reputación de ser tan fría? "La Princesa de Nieve" te llaman ¿No es cierto?— Asentí— ¿Cómo te las arreglas para mantenerte tan fría todo el tiempo?
— ¿Que pensas sobre Nacho Nayar?— Preguntó otro.
Yo no hacía más que ir de un reportero al otro, tratando de responder lo más rápido posible. Pero ellos no me dejaban terminar. Era como si a ninguno le interesaba lo que yo decía. Y como Fierita estiraba el cuello y les decía lo que creía que ellos querían escuchar, en realidad no tenía demasiada importancia lo que yo opinaba.
No hay chances de que llegue a acostumbrarme a eso, pensé al borde del pánico. Volviéndome a Guillermo pregunté.
— ¿Podemos irnos ahora? No quiero parecer maleducada, pero estamos muy cansadas.
Me tomó del brazo y dijo.
— Por supuesto — A los periodistas les dijo— Sí nos disculpan, damas y caballeros, ahora tenemos que permitir que Mica descanse un poco. Si desean entrevistarla otra vez, me llaman y arreglamos una cita.
Y entonces nos condujo como una manada de corderos a través de la multitud hasta su auto. Recién cuando nos alejábamos me di cuenta de que todo mi cuerpo estaba temblando.
— Fue terrible— Suspiré— No quiero volver a pasar por una cosa así mientras viva.
— Debería halagarte el hecho de que hayan venido tantos periodista a recibirte.
— De modo que a partir de ahora tendré que hacer una reverencia cada vez que me dirija a vos— Ironizó Camila que, asomada por la ventanilla trataba de obtener su primera impresión de la ciudad.
— Me deben haber confundido con otra persona—Dije tartamudeando—Parecían creer que yo era famosa o algo así—Me incliné hacia adelante para hablarle a Fierita que iba conduciendo—¿Y por qué te pusiste a hablar de mi como si fuera a vencer a alguna de las estrellas principales? Sabes perfectamente que tanto Vigna como Amoedo se morirían de risa si tuviesen que jugar conmigo.
— Algo que nunca tenes que olvidad Mica— Me dijo serio— Es que deseas que la prensa te quiera. Si no llega a ser así y te haces de una mala reputación, te resultará difícil hacer que una empresa te elija para publicitar sus productos. Y vos necesitas de ese dinero extra. De modo que, aunque sé que te resultará difícil porque sos muy tímida, tenes que aprender a ser amables con ells.
— Pero ahora esperarán de mí que sea mejor de lo que en realidad soy— Protesté— Les hiciste creer que soy una superstar.
— Los australianos son todos locos por el deporte. A nadie le importará si no puedes hacerlo, pero si lo logras, te amarán para siempre. Así que no te preocupes. No podes perder. Simplemente, sonríe cuando los ves y disfrutalo.
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Dobles Mixtos
FanfictionIgnacio "El niño mimado" Nayar Micaela "La Princesa de Nieve" Viciconte