3 "Celos de hermanas"

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¿Por que nunca se me ocurría que decir? Mi hermana Camila hubiera aprovechado una conversación como la que yo estaba teniendo con Lucas para transformarla en una invitación al cine, a una fiesta o algo así.

Camila no parecía tener problemas con nada. Recién estaba en tercer año, pero ya tenía una vida social que hacía morir de envidia a más de una chica de quinto. Conocía a casi todos en el colegio, sobre todo a los chicos, y siempre la invitaban a las fiestas. Hasta había logrado que le retrasaran su horario de llegada a la casa.

Por supuesto, la cuestión de que yo saliera hasta la media noche, en casa ni siquiera se planteaba. Yo siempre tenía que madrugar para asistir a las prácticas antes del horario del colegio y además ¡Yo no tenía a donde ir!

Cami no es más linda que yo, en realidad somos muy parecidas. Las dos tenemos el pelo largo y rubio, la misma piel blanca aunque se broncea en verano y las mismas piernas largas. Solo que yo mido unos diez centímetros más que ella, de lo contrario, podríamos pasar por mellizas.

Sin embargo, nuestras personalidades son tan diferentes como el día y la noche. Camila espera que todo el mundo la quiera y así es, su personalidad se gana la simpatía de todo el mundo a los minutos de conocerla. Yo, por más que me esfuerce, no ser como mi hermana. Cada vez que aparece gente nueva, la lengua se me traba tanto que apenas puedo hablar y la única razón por la que soy un poco popular, es por mi tenis.

Cuando abrí de un empujón la puerta del vestuario de mujeres, me encontré a mi hermana. Estaba parada delante del espejo, pasándose un cepillo por su cabello ondulado. Yo estaba arrepentida por haber abandonado el entrenamiento y la última persona con la que deseaba hablar era con mi perfecta hermana menor.

- ¿Que haces levantada tan temprano? No me digas que viniste hasta acá solamente para mirarte en el espejo - Le pregunté irónica, dejando caer mis raquetas en el banco - Creo que el baño de casa funciona bien.

- Vine a jugar al tenis - Me respondió con calma. Se quedó observándome con mirada sospechosa - Yo también se jugar ¿Sabías? Además, Lucas me prometió que me daría una mano con mi revés.

- No sabía que lo conocías - Le pregunté molesta

- No lo conocía hasta ayer - Una sonrisa iluminó su rostro - Cuando vine con mamá literalmente me choqué con él ¿Es simpático no? ¿Por que no me hablaste de él antes?

- No lo creí necesario, sos bastante capaz de encontrar chicos sin sacarme los que yo conozco - Le dije de mal modo.

- ¿Celosa? - Preguntó sorprendida - ¿No hay nada entre vos y él no? Digo, no me dijo nada.

¿Que le podía contestar? ¿Que no le hablara por si alguna vez se fijaba en mi? Traté de pensar algo que pudiera decir para que se de cuenta de lo que sentía por el. Pero lo más probable era que si se lo decía saliera corriendo a contarle. Sin duda era capazde hacer.

- No es más que un chico con el que juego de vez en cuando - Contesté sin mirarla a la cara.

- Bueno que suerte - Dijo suspirando aliviada - Porque es el primer chico lindo que veo en este lugar- Si hubiera sabido que habría chicos así no habría renunciado al tenis con tanto apuro.No te preocupes, no me olvidé que solo hay lugar para un esrella en la familia. Siempre pensé en jugar por diversión, después de todo no soy tan mala.

- No - Respondí y me di vuelta para mirarla - Serías tan buena como yo si tuvieras voluntad.

- Te veo despues.

La miré irse, ya ni siquiera se como hablar con mi propia hermana. La relación no había sido siempre así entre nosotras hubo un tiempo que eramos muy unidas, hasta que empecé a practicar más en serio.

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