11 "Casa Fernandez"

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Me puse a mirar por la ventana y tuve mi primera impresión de Sydney, Mientras observaba unos rascacielos y una torre muy alta, traté de dirigir el hecho de que, de ahí en más, la gente iba a andar detrás de mí tomando fotos. Lástima que no esto no le sucede a Cami, pensé. A ella le encantaría que le estuvieran sacando fotos todo el tiempo. Me volví hacia mi hermana y sonreí.

— ¿Te gustaría ser mi agente de publicidad?— Pregunté — Siempre sabes qué conviene decir y te encanta que te tomen fotos.

— Gracias— Replicó— Pero estaré muy ocupada tratando de lograr un tostado parejo y saliendo a practicar windsurf con muchachos guapos.

— Estarás demasiado ocupada con matemática— Le recordó mamá— Como para dedicarte a otras cosas.

— ¡Que pesada!— Murmuró mi hermana en voz tan baja que mi madre no pudo oírla.

— No veo la hora de llegar al hotel para poder dormir— Comenté— No hubo modo de dormir en el avión, por más almohadas que nos dieran.

— Ah me olvidaba, no vamos a un hotel— Anunció Fierita.

— ¿Entonces a dónde vamos?— Preguntó mamá con voz horrorizada.

— Han sido invitadas a la casa de una familia de la ciudad— Nos informó el entrenador— Marta Fernandez es la presidenta del mejor club de Nueva Gales del Sur y tiene una hija que juega tenis allí. Supe que tienen una hermosa casa sobre la playa.

 — ¡Que bueno!— Exclamó Cami— Suena genial.

Yo no sabía que pensar. La mayoría de las mujeres que había conocido que se ocupan de tals cosas como dirigir clubes de tenis, eran muy insistentes y charlatanas. Yo no tenía ganas de enfrentarme con una persona de esa clase en este momento. Lo único que quería era una simple habitación de hotel, un lugar donde no tuviera que sonreír ni darle conversación a nadie. 

— Que gentileza de parte de la señora Fernandez ofrecernos su casa— Dijo mamá interrumpiendo mis pensamientos— De ese modo, hasta es posible que ahorremos el suficiente dinero como para comer durante dos meses— Añadió riéndose.

Pero me pareció que sólo estaba bromeando a medias. Pagarme el viaje a Australia había sido un gran sacrificio para mis padres y yo apreciaba que hubieran hecho tanto por ayudarme a realizar mi sueño. Aunque ya no estaba tan segura de que ése fuera mi sueño.

Me apoyé contra el respaldo y cerré los ojos. ¿Consistirá en esto mi futuro? Me pregunté. Dos meses pretendiendo ser una gran estrella de tenis, huésped en casa de gente que no conozco y perseguida por reporteros.

No estaba segura de poder soportarlo. Y me preguntaba que diría la gente cuando se diera cuenta de que yo no era una estrella de tenis. De nuevo se me hizo un nudo en el estomago. Sintiéndome muy desdichada pensé: Me gustaría que todo esto ya hubiera pasado.

[***]

Cuando me desperté, a la mañana siguiente, me sentía mucho más optimista. La señora Fernandez resultó ser muy diferente de lo que yo había imaginado. En lugar de ser insistente y querer hablarnos todo el tiempo, comprendió enseguida lo cansadas que estábamos.

— Viajar es extenuante— Nos dijo— Y estoy segura de que lo último que desean hacer es conversar con gente que apenas conocen.

Mamá, Cami y yo asentimos débilmente.

— Entonces dejemos las presentaciones para mañana. Les mostraré sus habitaciones ahora mismo.

Nos condujo por un hall con pisos de mármol hasta nuestros dormitorios. En mi habitación había un plato de galletitas y una gran jarra de limonada. Comí una galleta y luego caí en sueño profundo y feliz.


***

Capítulo doble por la demora, es dos horas subo el otro

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