Diario de una Escritora más...

Once...

Eran las 2:16 am estaba en la sala de esperando junto a Edgar, estábamos literalmente abrazados, el frío era mortal.

Según lo que nos dijo la Doctora; Alex había sufrido un colapso emocional, el sufría episodios repentinos de depresión y a causa de eso se hizo daño. Él estaba bien solo se hizo cortadas no muy profundas en su cuerpo, con el tiempo solo quedarían cicatrices.

- Había mucho motivos para hacerlo -Fue lo que me dijo Seb, pero no me dijo cuáles eran, y si en algo era experta es en saber lo que quiero, ese chico era un misterio con todo.

Llame a mama y le dije que me había quedado en casa de Los Avin por no poder terminar el trabajo, ella me "creyó" y dijo que Cristian me pasaría buscando.

Esta noche había sido horrible, no pude dormir por todos los recuerdos de Alex en el suelo, me sentía perturbada y creo que eso hizo un trauma en mí, estoy casi 100% segura.

Me asegure de que Alex estuviera bien, al igual de Seb y que sus padres estuvieran enterados, luego le pedí a Edgar que me llevara a casa, le ofrecí que se quedara y él aceptó.

Al llegar le explique (le mentí) a mamá porque me había traído Edgar y junto a él subimos a mi habitación, yo estaba exhausta, él se acostó en el mueble que estaba en mi cuarto y me quede dormida sobre... no sé qué, pero algo que sí sé, fue que dormí como nunca.

- Becca Despierta, Becca Despierta -Bostecé- Becca, ya es tarde tienes que comer.

- ¡Mama!-Chille

- ¡Rebecca Mahira Holls Despierta en este momento! -Cuando mi nombre completo era escuchado significaba dos cosa; 1º Mi mama estaba al borde de la cordura o 2º Mi padre estaba en casa.

Me levanté casi de inmediato y baje a la cocina, revise pero no había rastro de nadie, fui a la sala de Estar y tampoco, fui a cada una de las habitaciones y no había ni una sombra de alguna figura paterna.

Me decepcione por completo y fui de nuevo a mi habitación para ver a mi madre aun en la orilla de la cama.

- ¿Qué ocurre contigo?

- Nada mamá.

- Becca ¿Qué pasa?

- Nada -Insistí.

- Sabes, puedes confiar en mí.

- Me lo has hecho saber muy bien.

- Si no me vas a decir que te pasa, por lo menos respóndeme; ¿Porque Cristian llego tan ebrio ayer luego de que tú te fuiste?

- De seguro fue porque bebió mucho -Dije sarcástica.

- ¿Rebecca qué te pasa? ¿Qué ocurre contigo?

- Mamá por favor déjame sola, quiero descansar, si es posible dormir hasta el año que viene... si eres tan amable; ¿Podrías salir de mi habitación?

- No sé qué te ocurre, Asgh -Se levantó para irse- ¡Llamaré a tu padre! - Salió de mi habitación.

- Suerte con que te conteste -Deje en el aire.

Me recosté en mi cama y recordé la noche anterior.

Recordé a... ¡¡a Edgar!! Él se había quedado en mi casa, él había dormido en mi habitación, ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué? Decido mandarle un texto luego de intentos fallidos de recordar.

Había dormido demasiado y mi rostro estaba un poco hinchado, hacía mucho tiempo que no dormía tanto.

- ¿Edgar?

Luego de unos minutos me llegó su respuesta.

- Que pasa Becca?

- ¿Cuándo te fuiste de mi casa?

- Antes de que despertaras...

- Dime algo que no sepa tonto.

- Que soy el mejor besado

- Solo tú quisieras que yo supiera eso.

- En realidad -Bufe.

- Vamos, dime...

- Fue como tres horas después de que te quedaras dormida.

- ¿Y porque lo hiciste?

- Becca...

- ¿Qué? solo dime...

- Para mí no es sencillo, cuando nos veamos yo te digo. Te lo prometo.

- Vale.

- ¿Sabes dónde está Cristian?

- No, ¿por?

- Olvídalo.

- ¿Qué ocurre?

- Nada tranquila.

- ¿Seguro?

- Sí. ¿Puedes hacerme un favor?

- Depende.

- ¿Puedes acompañarme el sábado a casa de unos amigos?

- ¿Y por qué haría yo eso?

- Porque eres una muy linda y buena amiga, e irá Cristian.

- Esta bien, Adiós hablamos luego.

- Bye.

El hecho de que vaya Cristian era bastante bueno, porque así mama me dejaría ir con más confianza.