UN TRISTE ADIÓS

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3 SEMANAS DESPUES

Hermione cogió, de la amplia cuna de madera, al pequeño bebe de ondulados cabellos rubios platinados.

Comenzo a mecerlo entre sus brazos tratando calmar sus agudos llantos.

—shu, shu cálmate  solo fue un mal sueño —susurro cariñosamente contra su oído tratando de tranquilizarlo.

Hyperion abrió sus dos pares de ojos grises observando desmesuradamente a su madre.

—Todo está bien —dijo Hermione besando suavemente la cabeza de su hijo.

<<Tuve un mal sueño>> declaro <<soñé que te marchabas y que nunca regresabas>> se removio inquietamente entre sus brazos.

Hermione lo estrecho fuertemente contra su pecho, tratando de trasmitirle todo el amor que sentía por él.

—Eso nunca sucederá —afirmo —nunca los abandonare —prometió paseando al bebe de un  lado a otro.

<<Tengo hambre>> hizo saber Hyperion dejando escapar un bostezo.

Hermione esbozo una media sonrisa, de su mesita de noche cogió un biberón que aun contenía leche caliente y lo introdujo en la pequeña boquita de Hyperion.

Cuando, su bebe, termino de beber todo el líquido, lentamente fue cerrando sus parpados hasta quedar sumido en un profundo sueño.

Hermione recostó delicadamente el cuerpo de Hyperion dentro de la cuna. Lo recostó a lado de Scorpius y cubrió su cuerpecito con una cobija blanca.

La castaña no pudo evitar contemplar dormir a sus dos perfectos hijos, estudio cada detalle de sus angelicales rostros. Como extrañaría a esos niños, le dolía tanto dejarlos al cuidado de sus padres, no es que desconfiara de ellos al contrario confía  su vida en ellos, pero aun asi no deseaba dejarlos había pasado, con ellos, tan solo tres cortas semanas después de su nacimiento.

Aun eran tan pequeños, tan indefensos, que necesitaban de ella y ella necesitaba de ellos como se necesita aire para vivir, nunca imagino querer y necesitar tanto alguien.

Y si no se marchaba y si abandonaba sus estudios en Hogwarts, estaba segura que sus amigos, Ron y Harry, pondrían un grito que se escucharía en todos los rincones del mundo mágico pero lo terminarían entendiendo en cuanto les explicara la dura situación por la que estaba atravesando.

Y si los magos oscuros amenazaban a sus hijos con hacerles daño, esa sola posibilidad provoco a Hermione un escalofrió que recorrió toda su espina dorsal.

—Hermione —llamo su madre irrumpiendo los pensamientos de su hija.

Se apoyó contra el marco de la puerta.

La castaña aparto la vista de sus hijos dirigiéndola hacia su madre quien llevaba puesto un mandil de cocina hecho de tela blanca con flores pintadas de todos los colores.

—mama y si no voy —volvió a decir Hermione por décima vez.

— ¡de ninguna manera! —exclamo su madre

Hermione dirigió una mirada melancólica a sus hijos.

—debes hacerlo hija —dejo escapar un suspiro —por tus hijos y sobre todo por ti.

—me da tristeza dejarlos —confeso Hermione.

—estarán bien hija solo serán por unos meses.

— ¿promete que los cuidaras?

—lo prometo, prometo que cuidare a esos niños con mi vida —prometió su madre llevándose una mano al pecho —ahora bajemos a comer la cena ya está servida, tu padre trae un hambre voraz.

Embarazada de Draco Malfoy《EN EDICIÓN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora