Georgina:

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Apenas amaneció notó la espantosa luz en sus ojos y, abriéndolos sólo un poco, se levantó de la cama. Casi como un ciego caminó hasta la ventana de la habitación donde dormía y la cerró de un golpe. Despertando de paso a su mascota, que siseó molesta en un rincón. De todas maneras ya hacía tiempo que estaba despierto, dando vueltas en la cama, pensando en el sueño que había tenido. Claramente se estaba transformando en una obsesión; y cuando a él se le declaraba una obsesión, nada podía apartar su mente de ello. Luchaba sin descansar hasta que obtenía lo que deseaba.

Luego en la semioscuridad del alba, fue a sentarse en la cama y colocó su cabeza entre las manos, estaba muy cansado por la mala noche... la cadena de malas noches. De pronto, se dio cuenta, al pasar sus manos por el cráneo, que empezaba a crecerle el cabello. Algo que lo puso de mejor humor ya que le agradaba saber que poco a poco estaba recuperando su aspecto normal.

Sintió hambre y eso, más que otra cosa, lo alentó a levantarse de la cama. Se puso su túnica negra de siempre, que era la única que tenía, pensando en que tendría que adquirir pronto una nueva. Aquella le quedaba enorme y hasta se la pisaba. Fue al baño a lavarse y bajó hasta la cocina donde preparó el desayuno. Estaba comiendo casi a oscuras, en la habitación de la chimenea, cuando recordó otra vez el sueño.

Tenía muy presente la última vez que vio a la niña. Vestía el uniforme gris del orfanato y recordaba cada detalle de su rostro con asombrosa precisión: sus ojos azules y su cabello rubio, lacio y largo, que siempre llevaba atado, como exigía la directora de aquel lugar. En ese entonces tendría unos 12 años y su nombre era Georgina. La conocía desde hacía cuatro años, cuando ella llegó al Orfanato muggle, porque su madre, una vagabunda, la había vendido a un hombre que abusó de ella hasta que lo atraparon. A pesar de su horrendo pasado, la niña nunca daba problemas, era inteligente y obediente.

Lord Voldemort recordó con algo de molestia que la niña, desde que había ingresado al Orfanato, era la única que se había enfrentado a él y nunca le tuvo miedo como los otros niños que vivían allí. Al contrario siempre los defendía y se daba cuenta cuando él hacía "algo malo". El muchacho era varios años mayor que ella pero, de alguna extraña manera, fue la única niña muggle que se ganó su respeto y, si bien no eran amigos, parecía cuidarse de ella. Y hasta había algunos que decían que le tenía algo de miedo.

El hombre, al internarse en las profundas aguas de su pasado, no supo precisar cuáles eran los sentimientos que le provocaba la pequeña en ese entonces, debido a que eran muy contradictorios. Sólo volvía al Orfanato en las vacaciones por eso poco trato tenía con ella, pero al pasar unos años de convivencia, habían bastado para despertar en él rechazo y atracción a la vez, odio y admiración, respeto y confianza. El muchacho no comprendía qué era lo que la "asquerosa muggle", como solía llamarla, le inspiraba por eso se había mantenido alejado de ella. Temeroso de descubrir algo que no quería saber.

El último verano que pasó en el Orfanato, aquel funesto verano, Lord Voldemort tendría alrededor de los 17 años y aún no era conocido por ese nombre. A pesar de que cada vez que tenía que dejar el colegio para trasladarse allí su humor se iba aguando a medida que llegaba al Orfanato, ese verano fue diferente. Estaba contento porque sería el último que pasaría en ese horrible lugar y esta idea le daba ánimo para enfrentarse a todos los que vivían allí.

Nada de lo que dejaba en el Orfanato le importaba, odiaba a todos: adultos y niños. Excepto quizás a Georgina y sabía muy bien que iba a extrañarla, a pesar de que se lo negaba hasta a sí mismo. De un modo extraño, que dejó perplejos a los adultos que habitaban ese lugar, Tom y Georgina se habían hecho amigos. Pero agradecían aquel cambio de circunstancias porque desde que eran amigos habían cesado los problemas y no ocurrían tan a menudo "cosas extrañas", ni Tom se peleaba con los otros niños (o se aprovechaba de ellos).

El alma perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora