Heridas

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La chica dió un salto dentro del pozo y se dispuso a hechar un vistazo.

El techo de madera del templo estaba destruido, el objeto había salido disparado del pozo golpeando el techo del templo y volviendo a entrar al pozo por la fuerza de gravedad.

Era de noche. El lugar estaba oscuro. Por suerte, Aome pudo deducir qué era aquello con la escasa luz que había. Lo poco que vio se lo afirmó: ¡era una persona!.

Aome tomó al desconocido por el brazo y notó que su ropa estaba mojada y empapada. Olió el líquido que lo cubría y resultó ser sangre. Sea quién sea quien había caído en el pozo, estaba inconsciente y realmente herido.

Aome se empezó a preocupar e hizo todos los esfuerzos posibles para sacarlo del pozo.

Luego de varios intentos fallidos, logró por fin colocarlo en el suelo al frente de las escaleras que conducían al exterior del santuario.

No quería preocupar a su familia y por eso planeó llevar al desconocido a su habitación y dependiendo de la gravedad de sus heridas, tratarlo o llamar a una ambulancia.

Tomó al herido en sus brazos y lo llevó con todos sus esfuerzos hacia el patio, fuera del templo.

Jadeo unos segundos debido al cansancio. El individuo era mucho más grande y pesado que ella y la había dejado exhausta. Descansó unos segundos y alzó su mirada. Lo que vio la dejó atónita.

Bajo el cielo estrellado, a la luz de la luna, se veían agitarse suavemente los cabellos plateados y la estola peluda teñida de sangre de este ser que la muchacha presenciaba. No era nada más ni nada menos que el poderoso Sesshomaru.

Aome se llevó las manos a la boca en señal de asombro. Nunca se hubiera imaginado al Gran Sesshomaru en ese estado, y mucho menos en su mundo. ¿Cómo había llegado allí?, se preguntó, ¿Qué le habría pasado? ¿Quién lo había herido de esa forma?. Decidió dejar eso para después. Lo más importante era tratar pronto a Sesshomaru, por más que fuera un demonio, la muchacha no podía simplemente dejarlo pasar.

Corrió dejando a Sesshomaru en el patio dirigiéndose al interior de la casa para llamar a una ambulancia. Se detuvo a medio camino luego de pensar en cómo reaccionarían los doctores luego de ver a al youkai. Tenía un gran parecido a un humano a diferencia de muchos otros demonios, pero habían diferencias muy obvias como sus orejas y las marcas en su cara. Llevarlo al hospital podría causar un revuelo muy grande que en vez de ayudar, empeoraría mucho más las cosas. Además, sólo pensar en Sesshomaru despertando en un hospital, es decir, en un lugar desconocido, siendo tratado por humanos, no quería ni imaginar el desastre que armaría.

Decidió llevarlo adentro de la casa. En ese momento comprobó cuan pesado podía ser el sueño de su familia. A pesar de todo el ruido que había hecho subiéndolo a su habitación, ninguno se apareció en ningún momento a ver qué ocurría.

Cuando finalmente llegó, lo dejó tendido en la cama. Por suerte, hacía poco había tenido en su escuela un curso de primeros auxilios, eso la ayudó a saber qué hacer.

Logró quitarle su pesada armadura y la parte de arriba del kimono con delicadeza para no causarle más dolor del que tenía.

La chica quedó espantada con lo que sus ojos presenciaron: El yokai tenía innumerables cortadas profundas que supuso que habían sido causadas por una espada, marcas de golpes y moretones. Sea lo que sea que le había causado eso, le había dado a Sesshomaru una buena paliza.

Aome empezó a desinfectar y limpiar las heridas del demonio. No dejaba de repetirse a sí misma que lo hiciera con cuidado, no podía imaginarse el terrible dolor que le causaba al youkai. A pesar de esto, él no mostró ni la más mínima señal de despertar.

Unidos.... ¿por accidente?(Aome x Sesshomaru) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora