Capítulo 24

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Las cosas estaban un poco tensas entre todos. Endo no podía dejar de pensar en que debíamos ganar a toda costa el próximo partido. No solo por llegar a ser los mejores a nivel nacional sino también porque debían protegernos a nosotras de que tuviéramos que cambiarnos de escuela ya que eramos "parte del premio".

Eran las 7:30 pm. Pasaba por el parque después de haber ido a ver una película con Domon, Kido e Ichinose, cuando pasamos cerca de la colina en donde Endo siempre entrenaba. Seguía entrenando a pesar de la hora que era. Parecía cansado. El enorme y viejo neumático lo golpeó mandándolo a volar.  Ni siquiera lo pensé dos veces ya que cuando me di cuenta, estaba arrodillada junto a él.

-Estás hecho polvo. Debemos llevarte a tu casa. - le dije muy preocupada.
-Estoy bien- dijo levantándose del suelo.- El partido contra Zeus es en unos días y no podemos darnos el lujo de perder. Tú muy bien lo sabes Tomoyo- se le notaba enojado y preocupado a la vez.- Es mi deber como portero y capitán del equipo llevarnos hasta la victoria y sobre todo proteger a quienes juegan conmigo.- dijo aun más enojado.

Le tomé la mano derecha y le saqué el guante. Aproximé su mano hasta mi pecho, justo donde se encuentra el corazón y respiré bien profundo. Endo se ruborizó un poco.

-¿Sientes eso?- asintió- así late mi corazón cuando presiento que las cosas saldrán. Confío en ti, Endo. Todos confiamos en ti, ahora solo falta que tú confíes en nosotros.- le dije. A él se le iluminó el rostro con una hermosa y cálida sonrisa.
-Gracias, Tomoyo. Gracias por apoyarme en esto.- dijo.
-Descuida. Es mi deber como una jugadora más del equipo, el apoyar a mi capitán tanto en sus decisiones como en los momentos difíciles que pueda afrontar.-
-No te olvides de nosotros, Endo.- dijo Ichonose uniéndose a la conversación.
-Tiene razón. Nosotros no dejaremos de apoyarte nunca. - dijo Kido.

Al día siguiente el entrenador Hibiki nos dijo que tendríamos un campamento sorpresa en la escuela después de clases. Todos se encontraban muy felices con la noticia excepto Endo, a quien no le parecía muy buena la idea de una convivencia estando a solo dos días del partido con Zeus.

A eso de las 6:00 pm me encontré con Endo a solo una cuadra de la escuela. Nos dirigimos hasta ella en silencio. Dentro, todos jugaban o hacían bromas. Yo, por mi parte, me dirigí hacia la zona donde las chicas, en compañía de Goenji, hacían la cena para todos. Al poco rato la cena estuvo lista y todos nos encontrábamos en la mesa preparados para comer, a excepción de Endo, quien se encontraba sentado bajo un árbol cerca de donde estábamos todos sentados. Me levanté de la mesa, serví otro plato y me senté al lado de Endo.

-Endo...- le dije sacándole de sus pensamientos- te traje la cena.-
-Gracias, Tomoyo- dijo mientras la tomaba.
-¿Todavía no sabes el secreto de la mano demoníaca?- negó con la cabeza.- Estoy segura de que lo conseguirás. ¿Sabes algo? Creo que el secreto de todo es mantener unidos los corazones de las personas. Si pueden lograr eso no habrá nada que logre derrotarnos. Un equipo es... Como un cuerpo... Todos son importantes y tal vez se puedan sustituir unos con otros pero aunque eso se haga siempre habrá algo que falte. Así que no te preocupes por eso, nosotros nos encargaremos de anotar goles. No estarás solo para eso estamos nosotros.-
-Gracias. Lo tendré en cuenta.- me dijo con una sonrisa.

Nos reunimos alrededor de una fogata improvisada por los chicos. Estábamos contando historias de terror pero la verdad es que a mi no me causaban ni cosquillas. Entonces recordé una historia muy conocida en el Instituto Imperial así que comencé a nararla.

Cierta noche una estudiante se quedó hasta muy tarde dentro de la escuela practicando para un partido. Se decía que estaba obsesionada con ganar el partido de ese año, y tambien , que tenia problemas con su familia. Era una noche lluviosa, la chica salió de los vestidores. Eran las 12:00 pm. Era una interna dentro de la escuela donde estudiaba. Caminó por uno de los pasillos hasta que oyó una puerta abriéndose al final del pasillo. La chica ignoró el ruido. Llovía mas fuerte y la luz se cortó. Iluminó su camino con una linterna que llevaba consigo. Una sombra se le apareció a mitad del pasillo; se acercaba cada vez más a la chica. Esta cerró sus ojos de miedo. La sombra no tenía rostro y donde iban sus ojos solo tenía dos huecos de los cuales salía sangre. Al abrir sus ojos la sombra ya no estaba. Corrió para salir lo más pronto posible del lugar. Hasta que...

Una más en el equipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora