Capítulo I: Un Poco De Mi

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Fernanda

Me dirigía a la esquina de la calle para tomar el autobús, era mi primer día en un nuevo colegio, lo peor de todo es que odiaba tener que lenvantarme temprano todos los días de la semana, pero era mejor que quedarme en casa con mi padrastro, el tipo  era un pervertido, no era nada amable y odia la forma en que me veía, como un trozo de carne listo para comer.

Esto me llevo a usar  ropa de hombre, la ropa más grande y varonil que veía en las tiendas, colores grises, negros, verdes o blancos, algo que me hiciera pasar desapercibida, la ropa holgada era mi fiel compañera, además era cómoda, mi objetivo de esto era que el esposo de mi madre no viera mi cuerpo, esto me trajo ciertos problemas, algunas chicas pensaban que era lesbiana o no les agradaba mi forma de vestir, no es que me molestara, pero algunas veces tenía ganas de llorar, por la forma tan cruel que eran, otro punto a mi favor o desventaja, es que los chicos no se acercaban a mi, no era atractiva para ellos, pero me daba igual.

Mi madre, su nuevo esposo y yo nos mundanos de casa y de Estado,  eso era lo peor, todo esto fue a que en la nueva escuela que daba clases le daban bonos extras de dinero y mejores oportunidades, mi mamá es maestra, trabaja en la mañana y en la tarde para poder mantener al holgazán de su marido, a veces siento que le importa más el que yo.

Mi  padre se separó de mi mamá cuando yo tenía 11 años,  pronto se va a casar, la mujer con la que esta viviendo es muy linda, dice que cuando mi padre le compre una casa en el campo me va a dejar vivir con ella. La quiero, a veces siento que la quiero más a ella que a mi propia madre, pues mi mamá  siempre pone en primera a su marido, la odio por eso.

Mi vida era mejor antes, cuando mis padres todavía estaban juntos, pero la vida da muchas vueltas, y algunas de esas no son lindas y mucho menos agradables.

Mi nombre es Fernanda, tengo 16 años, soy chaparrita, lo cual no es lindo, pues todos te ponen apodos no agradables, como duende o pitufo, mi cabello es color castaño, anteriormente mi cabello era rubio, pero ahora que nos hemos mudado quise probar algo nuevo, mis ojos son color miel, mi cuerpo es lindo, mamá dice que tengo figura, aunque no lo muestre debido a la ropa que uso.

Estoy a punto de llegar a la esquina, estoy bastante nerviosa, dice mi madre que aquí la gente es muy amable, no lo se, en todos lados hay gente cruel, la bocina del autobús se escucha cerca y apresuro mi paso, no quiero que en mi primer día de escuela el autobús me deje, me gustaba estudiar así acloparme a las materias sería fácil para mi, era buena en matemáticas no se me dificultaba, un nuevo cambio creo que vendría bien.

Si, este año sería genial.

Vi a lo lejos como el autobús recogía a más personas, se volvio a poner en marchar y comenzó acercarse a mi esquina, estaba nerviosa, las manos me sudaban y tenía ganas de vomitar, pero me controle de inmediato cuando esté se paro en frente de mi y sus puertas se abrieron dejando ver a un señor de edad, 55 años por lo menos, cabello blanco, tez morena, ojos café claro y vestía un overol color negro y abajo una camisa blanca, junto con unas botas grises.

Me subí al autobús y casi todos los lugares estaban ocupados, algunos no lo estaban pero los chicos ponían sus mochilas para que no me sentara a su lado, camine hasta la parte trasera del autobús y me senté los únicos asientos que nadie reclamaba como suyos, esto era de esperarse, como siempre cuando te cambias de colegio todos voltean a verte raro,  siempre y como todos en el mundo susurraban cosas desagradables:

Ya viste como viene vestida, Parece un chico,
Esta fea
Se ve gorda

Este nuevo cambio no sería nada genial.

Enamorado De La LesbianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora