Capítulo 2: Maldito Auto

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Nico

Odiaba ir al colegio, quien en sus 18 años le gusta estudiar, a nadie, joder, pero que más podía hacer, tenía todo lo que quiera, pero me gustaba ganar dinero por mi mismo, así que organizaba fiestas en mi casa y vendía bebida y todo eso, no es que fuera un gran empleo, pero de distraía.

Me  levante como siempre de mal humor, todos los putos días eran igual, tome una ducha de agua caliente, eso me relajaba, era como una jodido masaje que hacia que mi cuerpo se sintiera relajado.

Algunas veces me daban ganas de golpear a todo el jodido mundo mi vida no era la mejor, pero agradecía tener lo que el dinero compra.

Mis padres, ellos eran personas ocupadas, nunca estaban, siempre se la pasaban viajando por negocios, tenían hoteles en diferentes partes del mundo y departamentos bastante lujosos, así que la mayoría del tiempo estaba solo, algunas veces me gustaba estar sólo, era lo mismo si estaban ellos, siempre ocupados, sino era en el celular era la computadora, así que me daba igual.


Cuando termine de ducharme, me puse ropa  y baje a la cochera para subirme en mi jeep, era mi bebé, joder era hermoso.

Trate de encenderlo, pero joder no funcionaba, que coño, no prendía.

¿Cómo que no prendía?, no iba a tomar el autobús, nunca, hace tiempo que no lo tomo, desde hace dos años cuando mi papá me regaló este bebé, deje de andar en transporte público.

Niego mil veces con la cabeza, tiene que encender, no me voy a subir al mentado autobús, trato nuevamente de encenderlo, pero nada, no enciende.

Saco mi celular de mi bolsillo delantero de mi pantalón y marco el número de un mecánico.

- Hola, necesito que vengas a checar mi auto, no enciende y lo necesito ahora. - trato de sonar gentil pero no puedo, si dice que en una hora tendré que tomar el autobús y esa puta idea no me gusta .

- ¿ Que tal, amigo?, lo siento en este momento no puedo ir estoy con un cliente, quizá en unas tres o cuatro horas estoy en tu casa. - su voz suena cortante y algo molesta.

- Necesito que vengas en este momento. - alzo mi voz aprieto con mi mano libre el volante del auto.

- Consigue otro mecánico, viejo, yo no puedo. -  es lo ultimo que escucho y el muy hijo de puta me ha colgado, pero que imbécil.

Joder me colgó, a mi.

Arrojo el jodido celular a un lado del asiento e intento volver a encender el auto, pero nada, golpeo de frustración el volante y pongo mi cabeza sobre este.

Puto día de mierda.

Trato de relajarme pero escucho el claxon del  autobús, esta cerca y sino salgo en este momento no lo voy a alcanzar, tomo mi mochila y salgo corriendo de mi casa.

Mientras voy caminando voy maldiciendo. Joder, no puedo creer que esto me pasara a mi, tomar el autobús, odio el maldito autobús, no puedo ir cómodo y tranquilo como a mi me gusta, todos gritan y arrojan basura, lo odio.

Veo al  autobús en frente de mi, abre las puertas y deja ver a un señor mayor, Rohelio, hace tanto tiempo que no lo saludo.

- Hasta que se deja ver, joven. - Rohelio habla, se ve más viejo que hace tiempo, ahora tiene canas.

- ¿ Como ha estado?. - pregunto, subo las escaleras y Rohelio asiente, al momento en que pongo un pie en ese autobús, todos voltean a verme, como no iban a verme si las chicas se mueren por mi, mi apariencia es agradable ante los ojos de todos: ojos azules, cabello castaño , alto,  tez blanca y con músculo, no hay que olvidar esa parte, me gustaba hacer ejercicio,  salir a correr por las tardes e  ir al gimnasio.

Para mi jodida y mala suerte todos los asientos iban ocupados, excepto uno, era el  último asiento en la parte final del autobús.
En ese se encontraba una chica o eso creo, de lejos parecía hombre, ¿O era un hombre pequeño?,  su vestimenta era horrible, vestía  un pantalón muy holgado, como dos tallas más grande, y una sudadera color blanco con capucha que le cubría su cara.

Tome asiento y  salude.

-  ¿Que tal?. - dije, mi voz sonó baja pero ronca, sus ojos color miel me miraron por unos segundos y se agacho sin prestarme atención, era una chica, se veía delicada.

Lo peor es que no me contesto, su mirada se fue hacia la ventana, me había ignoro por completo, como si yo no existiera.

¡Pero que demonios!

Nunca antes nadie en mi vida de mierda me había ignorado y menos una chica.

Esto no era normal, ¿o si?









¿Alguien que le guste mi historia?

No nadie...


No se olviden Votar y comentar y los voy amar con toda mi vida.

Los quiere Fany
Besos

Enamorado De La LesbianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora