Cap. 11 Tu sabes que hacer

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Van noventa y nueve días sin Will y treinta días sin hablar con Dylan.
Al parecer el beso que nos dimos hizo que me diera cuenta lo basura que es.
Me había dicho que Leanna no era su novia, sin embargo, siempre los encuentro besándose.
La otra vez Jane lo vio salir de un hotel con una de las porristas, amiga de Leanna.
Hasta donde pueden llegar los hombres, Dios mío.
—Hey! ¿En que piensas? —me preguntó Austin.
Papá nos mando a comprar sobres y algunos folderes porque mañana entregaría los archivos que estuvo trabajando todas las últimas semanas.
—En nada... —el sonrió.
—¿Es Dylan? —preguntó.
—No, Austin. ¿Porqué debería pensar en él?
—Hmmm pues no lose, será que ¿siempre lo nombras cuando duermes? —río.
—¿Qué?
Él río aún más.
—No es divertido. —le dije sería.
—Si lo es, deberías ver tu cara ahora mismo. —dijo aún riendo.
Austin puso su brazo alrededor de mis hombros.
A lo lejos vimos a una señora acercarse a nosotros y aleje a Austin de mí, porque la cara de esa señora se me es muy familiar.
—Oye, ¿esa no es la mamá de Will? —preguntó Austin sorprendido.
No vemos a la señora Hamilton hace más de tres meses.
—Hola chicos. —nos saludó una vez que llegó hacía nosotros.
—Señora... Hamilton.. —susurre.
Aún no lo podía creer.
—Buenas tardes señora Anne. —saludó mi hermano.
Se había formado una cierta incomodidad ya que ambos me miraban y yo no hablaba.
Mis palabras no salían, simplemente cuando la vi, Will estaba en mi cabeza.
Siempre quise evitar de imaginar una posible muerte de él.
Además nadie me confirmo nunca de eso.
—Cariño, no has cambiado nada. —me dijo.
La miré, sus ojos eran iguales al de Will.
Una combinación de verde y marrón.
Ambos resaltaban a la perfección.
—Yo...
—Señora Anne, ¿que la trae por las calles?, hace tanto que no la veíamos. —habló Austin al notar que no podía expresar lo que sentía al verla ahí, parada frente a mí.
—Bueno, solo quise venir a ver a... Quiero asegurarme que todo este bien por aquí. —contestó algo nerviosa.
—Todo a estado bien, tranquilo como siempre señora Hamilton.
—Me alegro Austin. —le dijo tratando de sonreir.
Él celular de mi hermano sonó, interrumpiendo el momento de charla.
—Disculpe. —dijo él.
—No te preocupes cielo —Austin se alejó un poco para atender, sentí la mirada de ella en mí— Cariño...
Cogió mis mejillas y la miré a los ojos.
Unas pequeñas gotas de lagrimas habían resbalado por mi mejilla.
—Aún lo amas ¿no es así? —sonrió.
Era una sonrisa pasiva que solo transmitía pena.
Asenti y otra lagrima resbaló por mi mejilla.
—Lo extraño mucho... Y... Nadie entiende lo importante que fue, es y será para mí.
—Lo sé cariño —me abrazó— yo sé lo mucho que se amaban.
—Ojalá todo fuese diferente.
—Se que él odiaria verte así, debes seguir con la vida __________. No todo se a terminado, tienes a tu familia, a tus amigos, tienes una carrera que terminar, eres muy inteligente, no permitas que el pensar en Will estanque tu vida.
Me separé para verla a los ojos.
—¿Esta diciendo que lo olvidé? —pregunté.
—Escucha _________, ni de los recuerdos se vive, ni de amor se muere. Se agradece a la vida por los buenos momentos y a seguir adelante, no todo está perdido.
Acarició mi cabello.
—Ya tienes que irte, espero que me escuches y pienses en lo que te dije.
Giré a ver atrás y estaba Austin, con las bolsas y su teléfono en mano.
Me regaló una sonrisa de confianza.
—Adiós señora Anne. —giré a despedirme.
—Cuidate cariño. —nos dimos un abrazo y fui con Austin.
En el camino él no hizo ninguna pregunta y agradecí tanto que no lo hiciera.
Porque si decía una sola palabra sé que iba a volver a llorar.
Solo aguanté las lágrimas hasta llegar a mi habitación.
—¡Llegamos papá! —exclamó Austin.
Yo me fui a mi habitación antes que papá notará mis lágrimas.
Cuando llegué a mi habitación lo único que hize fue sacar las fotos que tenía con Will.
Una pequeña caja de recuerdos solamente nuestro.
Y una vez más, la noche de julio la pasé llorando.

—¿Que te hace pensar que te acompañare a ver a Thomas? —le decía Jane.
—Pues si no lo haces le diré a Tyler que tendremos una cita de parejas. —le amenazó— Y quién sabe podemos amistar a __________ y Dylan.
La miré y nege rapidamente.
—No me metas en eso, Claire. —le dije.
—Oye se que te hemos preguntado un millón de veces si estabas bien... —habló Jane.
—Y respondias un millón de veces que si estas bien... —agregó Claire.
—Pero no te vemos nada bien, Stevens. ¿Que es lo que pasa? —Jane puso su mano encima de la mía quién reposaba en la mesa.
—Confía en nosotras, queremos ayudarte _________, estas mal, te sientes mal y te vees mal. —dijo Clar.
—Chicas...
—Y no digas que te mejoraras porque sabemos que solo lo dices para no preocuparnos. —me reclamó Claire.
—Se nota que no duermes, tienes unas ojeras enormes, estas pálida y cada vez más flaca... Austin esta muy preocupado por ti. —me dijo Jane.
—Chicas enserio... Yo me siento bien.
—Austin me dijo que ayer se encontraron con la mamá de Will. —soltó Clar.
La miré a los ojos y lo único que encontré fue angustia.
—¿Que te dijo para que te ponga así? —preguntó Jane.
—Nada... No me dijo nada. —me levanté de mi asiento y cogí mi mochila— no se preocupen por mí, estaré bien.
Salí de la cafetería y me fui a mi siguiente clase.
Tenía Filosofía, almenos me mantendría pensando en lo irreal por un momento.

Mi Ángel Sin Alas Dylan O'Brien Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora