Cap. 21 A mí si me importa

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La noticia que me dieron los médicos me alegro mucho el día.
La abuela había demostrado una pronta recuperación y ese mismo día le dieron de alta, respondía bien a los medicamentos y ya había empezado su tratamiento, Jade se iba a encargar de cuidarla ya que salió de vacaciones, mi padre y ella se ocuparon de todos los gastos.
—Austin, mañana saldremos. —escuché que le dijo papá a Austin.
Entré feliz al comedor al igual que ellos.
Austin se comunicaba todos los días con Emma y la extrañaba mucho.
Yo también me comunicaba siempre con Dylan y mis amigas.
—No se diga más. —exclame.
Así que alistamos nuestras valijas, nos despedimos de la abuela y fuimos al aeropuerto.
Felizmente llegamos a tiempo.
Una vez en el avión mi teléfono sonó, era Dylan... No quería contestar porque quiero darle una sorpresa cuando llegue mañana en la mañana.
—Señores pasajeros, estamos a punto de despegar y les aviso que tienen que apagar sus teléfonos. —dijo la aeromoza.
Moría por responder a Dylan, pero papá me obligó a apagarlo.
Eran casi las dos de la tarde cuando despegó el avión.
Pero valió la pena todas esas horas de viaje.
Cuando lo llame él apenas estaba entrando a la universidad, estaba tan guapo.
Con sus lentes negros que me encantaban tanto y se le veía tan serio.
—No lo puedo creer, ¿enserio estás aquí?—preguntó.
La sorpresa que le di, fue impresionante y emocionante.
—Creí que... —acarició mi mano.
Se sentía culpable.
—¿Que...?
—Olvidalo, es algo absurdo. —dijo.
—Es tierno si viene de ti. —él sonrió.
—Talvez habías encontrado a alguien más allá... Y...
Reí.
Él me miró serio.
—Tonto, ven aquí. —lo besé.
Nos besamos, un beso muy apasionado y dulce... Había extrañado tanto estar con él.
Extrañaba mucho sus besos, sus abrazos, su sonrisa y su mirada.
Era él, simplemente era Dylan, él que se robó mi corazón.
—Oye... ¿no tienes clases ahora? —pregunté.
—Tengo taller todo el día, pero solo quiero estar contigo. —dijo besando mi mejilla.
—Dylan no puedes perder clases. —le dije.
—No te pongas en ese plan por favor. —escondió su rostro en mi cuello.
Dejaba pequeños besos y me estremecia.
—Que te parece si... ¿Tú entras a clases y... Yo voy a mi casa, desempaco,  descanzo un poco y salimos en la tarde?
Él me miró sonriendo.
—Solo me gusta lo de salir en la tarde.
Reí.
—O'Brien.... —me quejé.
—Esta bien... —suspiró— nos vemos más tarde, paso por ti saliendo y vamos a comer por allá ¿si? —dijo dejando un beso en mis labios.
—Me parece perfecto.
Sonrió y nos abrazamos.
Finalmente él entró a sus clases y yo fui a casa.
Ni bien despegó el avión, supe que Dylan recién estaría levantandose.
Así que le pedí permiso a papá para irme a la universidad y alcanzarlo ahí.
Felizmente lo alcancé y le di la sorpresa que tanto estaba planeando.
Fui a casa y luego llamé a Claire.
Hablamos por un rato, luego fui a preparar el almuerzo para papá y Austin.
Le dije a papá que saldría y estuvo de acuerdo, así que tendré que alistarme cuando salga Dylan de la universidad.
De seguro que iremos almorzar.

—Así que... ¿cual es plan de hoy? —pregunté.
Él no dejaba de mirarme.
Habíamos echo un viaje por la carretera y nos detuvimos al frente de una playa.
—Por mí, me quedaría todo el día así. —dijo.
Sonreí.
Bajé de auto y él me siguió.
Me recoste en la puerta del auto, Dylan rodeó sus manos en mi cintura y juntos mirabamos las olas de la playa.
Era un momento perfecto.
Cuando estaba en Bradford lo único que pedía a mi madre y a Dios era que mi abuela se cure y aún no me deje, porque me sentiría muy sola. Apesar de no tenerla cerca, sé que ella siempre piensa en mi y resa porque mi pequeña familia este bien.
Le pedí tanto a Dios que cuide a Dylan, que no se sienta solo y confíe en mí.
Amo a este chico y gracias a él, pude finalmente volver a ser feliz.
Dylan es mi pequeño ángel sin alas que cambió mi vida totalmente.
—¿Me pregunto en que piensa mi angelito? —susurró en mi oído.
Sonreí.
Giré para verlo a los ojos.
—Te extrañé tanto cuando estaba en Bradford. —le dije.
—También yo... No podía dormir. —me dijo.
Me sentí tan culpable, él se encariño conmigo.
—Y... Decían que Will estaba allá y... Me ponía mal.. —me sorprendí.
—¿Que? —le interrumpi.
Él cerró los ojos con fuerza, se arrepiente de haberlo dicho.
—Dylan... ¿que sabes de Will? —pregunté.
Él bajó la mirada.
La esperanza de que algún día aparezca Will la perdí por completo, entendí que sí el me amaba, jamás me hubiera dejado. Pase lo que haya pasado él no me amaba, simplemente no lo hacía.
—Desde que tú llegaste a mi vida, he olvidado a Will. —le dije.
Él alzó la mirada y me miró sorprendido.
—¿Quién fue Will en tu vida? —me preguntó.
—No quiero hablar del pasado, ahora tú eres mi presente. —le dije regalandole una sonrisa.
—Por favor...
—Will ya no me importa, amor.
—A mí si me importa. —dijo.
Suspire.
—Esta bien, te lo diré.
Tuve que volver a recordar todo para poder contarselo a Dylan.
Recordé los momentos lindos que pasamos, tristes, alegres, molestos y toda mi historia finalizada con él.
—Parecía ser el amor de tu vida. —dijo Dylan.
—Felizmente no lo fue. —le dije.
Él me miró.
—¿Porque?
—Si me hubiera quedado con él, jamás te hubiera conocido.
Él sonrió y acarició mi mejilla.
—Te amo ___________, serás mi crush para siempre. —reí.
—Tú también serás mi crush siempre, tonto.
Nos besamos... Él me empujó y caí echada en el asiento de atrás.
Reí y él también, intenté levantarme pero me miró, nos miramos a los ojos y nuestras sonrisas desaparecieron para mirarnos con lujuria.
Él me volvió a besar y yo empezaba a sacar su polo, hasta que finalmente lo hice y lo tiré hacía adelante.
Metió sus manos dentro de mi blusa y empezó acariciar mi abdomen no tan plano y a besar mi cuello.
Me sentía tan bien, su cuerpo con el mío juntos, nuestras respiraciones mezcladas y sobre todo nuestras almas al desnudo.

—Dylan... —gemí.
—Avísame si te duele... ¿si? —me dijo al oído.
Hasta en el acto más placentero él seguía siendo tierno.
Asentí y me besó.
Lo sentí dentro de mí y solté un gemido en sus labios, él se impulsaba más y lograba darme placer, mucho placer.
Masajeaba mis pechos y yo acariciaba su cabello, sus movimientos eran cada vez más rápidos y me hacía gritar de placer.
Había sido maravilloso, toda esa noche fue maravillosa.
—Te amo __________. —me dijo y besó mis labios.
Se quedó encima de mí, su cabeza caía en mi pecho, yo acariciaba su cabello hasta que quedó dormido al igual que yo... Pero solo unos minutos, porque teníamos que volver a casa.
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Les dejo otro regalo de navidad pervertidas😂 okno.
Disfrutenlo❤
A. xx

Mi Ángel Sin Alas Dylan O'Brien Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora