Cap. 49 Test

1.3K 58 5
                                        

La cuidad del amor nos recibió con mucho amor, y vaya que con tanto amor.
Los cuidadanos de aquí nos trataron de maravilla, nos gustó tanto que decidimos quedarnos cuatro días.
Nuestro plan era visitar cada país y quedarnos dos días por lo menos y partir a otro.
Pero nos enamoramos tanto de París que no quisimos irnos.
Después de un par de semanas más de viajes, no me sentía muy bien.
Incluso en el avión tuve que correr al sanitario para vomitar, odiaba cuando lo hacía porque me quedaba un amargo sabor en la garganta que es insoportable.
Dylan estaba muy preocupado por mí, creíamos que era talvez los cambios de horario, las comidas, los viajes acelerados o talvez la rutina que hacíamos cada día.
Pero no...
No fue ninguna de las anteriores.
Una noche en París Dylan preparó una cena para ambos y terminamos uniendo nuestros cuerpos por completo, fue una noche mágica.
Despertamos juntos, nos bañamos y nos fuimos a recorrer las calles.
Después de algunos días más, partimos a Miami a disfrutar de las ricas playas.
Hasta ahí estaba todo bien, los malestares empezaron cuando veníamos a Ámsterdam.
Hace tres días estamos aquí, tratando de resolver mi estado de salud.
Pero hace dos semanas que no me viene mi periodo, entonces se lo dije a Dylan.
Él parecía estar preocupado y aterrado a la vez, al igual que yo.
Así que decidimos hacer la prueba y resultado que sea, todo seguirá igual.
Ahora daba vueltas de un lado a otro esperando a Dylan.
Fue a una farmacia para comprar un test de embarazo.
Hace más de media hora que se fue y no regresa.
Díos estoy tan angustiada.
—Volví. —entró a la habitación.
—Ya era tiempo, ¿porque tardaste tanto?  —me queje.
—Estuve tan nervioso que me perdí
Díos. 
—Ten, hazte la prueba... —me dio la cajita
—Pero no se como funciona esto... —le dije recibiendo
—Veamos —me quitó la cajita— aquí dice que si sale dos rayitas es positivo, si sale uno negativo
Me miro.
—Tenemos que esperar diez minutos para saber el resultado. —continuo.
—Bien, haremos esto. —le quite la cajita.
la sostuve en mis manos por unos segundos y miré a Dylan.
—Tengo miedo... —le dije.
—Yo estoy peor que tú.
Rayos eso no me ayuda en nada.
—Hagamos algo ¿sí? —cogió mi mano— pase lo que pase, seguiremos juntos y como "responsables" que somos, nos haremos cargo.
Asenti.
—Bien...
—¿Bien? —preguntó
—Bien... —suspire
Me dio un beso en la frente y entre al baño.
Dios, no se que rayos paso.
No estoy lista para afrontar esta situación y Dylan tampoco estoy segura.
Ambos no hemos vivido lo suficiente juntos para pasar a una etapa de suma responsabilidad.
Papá y la abuela me mataran.
—Ahora solo queda esperar... —me dijo cuando salí del baño.
—Si... —suspiré.
Él estaba sentado en la cama esperando que salga.
—Ven aquí... —me sentó en sus piernas— tranquila...
Beso mi cabello.
—¿Recuerdas cuando fuimos a Bradford? —preguntó sonriendo.
Lo miré.
—Ese día tuve mucho miedo, casi como ahora... el avión es uno de mis peores temores, enrealidad son las alturas porque tengo vértigo y...
—¿A que quieres llegar? —pregunte.
Lo menos que me sobra ahora es la paciencia.
Sonrío.
—A lo que quiero llegar es que... ese día perdí mi mayor miedo, y lo hice contigo. Durante todo el camino estuviste preguntando si estaba bien o si necesitaba algo, no me juzgaste a pesar de todo.
Ese día supe que me había enamorado mucho más de ti, porque a pesar de esos miedos y defectos de parte mía, no se movió ningún sentimiento de ti hacía mí. 
Supe que una persona puede encontrar a su complemento por más que no sea perfecto, siempre estará acompañandote y permanecerá siendo el amor de tu vida.
Sonreí y acaricie su mejilla.
—Eres muy tierno Dylan.
—Tú tienes la culpa —le di un beso— pase lo que pase, estaremos juntos...
—Ok... —suspire
—No me molestaría tener a un bebé, y si es contigo mejor.
—Siempre buscas el lado positivo de todo ¿no? —sonreí.
—Eso te hace sentir bien ¿no es así?
—Sí...
Él sonrió. 
—La abuela me matará... —le dije.
—No lo creo, yo soy su nieto favorito —dijo sonriendo.
—Es Austin —rei— pero parece que se encariño mucho contigo.
—Y eso es bueno —cogió mi mano— si es positivo ella nos amara aún más —sonrió— conocerá a nuestro heredero.
Rei.
—No se... No creo que le guste la idea de ser padres...
—Tenemos veintitrés, en algún momento tenía que pasar. Mi madre me tuvo a esa edad.
—Dylan me haces sentir más mal. —me queje.
—Lo siento... Se supone que este debe ser un momento feliz para ambos.
Estamos esperando la respuesta que cambiará nuestras vidas por completo.
—Te emociona ser padre ¿no?
—Me aterra, pero me encantaría tener un bebé.
—Dylan nisiquiera sabemos cambiar pañales...
—Pero aprenderemos... Todo se aprende.
—Seremos un desastre
—Un desastre que educara a su hijo o hija con mucho amor.
—¿No me vas a dejarme sola con esto? —pregunté.
—Stevens...
—Solo dimelo...
—Desde la vez que te tuve conmigo me prometi jamás abandonarte, pasamos por muchas cosas juntos para dejarte a esta altura.
—Además sería cobarde que me abandones.
—Exacto —sonrió— te amo.
Le di un beso y lo abracé, suspire en su hombro.
—¿Ya pasaron los diez minutos? —pregunté.
—Aún faltan cuatro.
—Rayos, los minutos pasan lentos. —me queje
—Y más cuando esperas algo —me levantó—Te traeré un poco de agua para que te relajes.
Asenti.
No estoy muy segura de lo que se viene, pero con él a mi lado sé que todo estará bien.
Criar a un bebé no es fácil, pero ambos terminamos nuestros proyectos.
Al retorno a New York buscaré empleo y será fácil porque ya me gradué.
Pero solo será temporaneo.
—Ten, esta tibia. —me dio un vaso con agua.
—No puedo con la angustia.
—Solo falta dos minutos... —me dijo mirando su reloj.
Tomé el agua y lo miré mientras lo hacía.
Miraba impaciente a cada segundo su reloj.
Parecía estar aterrado, incluso más que yo.
Pero puede que ambos seamos buenos padres, nuestros padres nos educaron bien, no somos de esas personas malas e irresponsables.
Talvez en el momento de nuestra adolescencia éramos inmaduros y estúpidos, pero con el pasar de los años hemos cambiado y lo se porque conocí a Dylan desde el II ciclo de la universidad.
—¡Ya! —exclamó mirando su reloj— es hora.
Pase el agua con fuerza.
—¿Seguro...? —pregunté nerviosa.
Él asintió.
Me levanté de la cama y le di el vaso, para entrar al baño.
Siento que cada paso que doy es un peso más en mí.
Tome el test que deje en el lava manos.
Oh dios.
—¿Y...? ¿que salió? —preguntó Dylan angustiado.
Lo mire.
Sus ojos estaban perdidos en los míos, sus manos temblaban al igual que sus rodillas.
Una lágrima resbaló por mi mejilla.
Él me quitó el test de la mano y lo vio.
Vio el resultado que cambiaría su vida para siempre.
Me miró, me miró por unos eternos segundos.
—Dios, seremos padres Stevens... —me dijo.
Asenti sonriendo.
Él sonrió y me abrazo y me besó, esta muy feliz.
Dylan se sentía muy feliz.
—No lo puedo creer... —me dijo tocando mi estómago que aún estaba plano.
—Tengo tanto miedo... —le dije en su hombro.
—Lo lograrás... —me dijo y me dio un beso.
—Tienes claro que nada pasará entre nosotros durante nueve meses ¿verdad? —pregunté mirandolo a los ojos.
—Rayos, no había pensado en eso —dijo cambiando la mirada— pero valdrá la pena.
Sonrío.
Díos él es tan perfecto.
Ahora solo tendríamos que pensar como se lo diríamos a nuestros padres.
¿Reunirlos a todos y contarles?
¿Decircelos por teléfono?
¿Enviarles una foto de mi primera ecografía?
Hay tantas ideas de como decirselo, pero la preocupación ahora es como reaccionarian.
Dylan tenía un plan que hasta ahora no quiere decirmelo.
Solo esta esperando el momento perfecto para volver a New York.
Pensamos quedarnos un día más en Amsterdan.
—Descansa amor... —me susurró él— mejor dicho descansen amores.
Tocó mi estómago.
—Te ves tierno y a la vez ridículo haciendo eso... —le dije.
Él río.
—Díos Stevens, ¿no puedes apreciar los momentos lindos en silencio? —rei.
—Dylan, tengo antojos...
Volvió a reir.
—No me engañas, las mujeres no tienen antojos hasta los tres meses.
¡Rayos!
—No es justo que yo llevé una enorme barriga durante nueve meses y tú no.
—Te consentire amor y eso es aún más difícil.
Sonreí.
—Esta bien.
—¿Como quisieras que se llame? —me preguntó.
—Pues si es niño Charlie. —dije.
Ese siempre fue mi deseo.
—¿Y si es niña? —preguntó.
—No lose, Clary talvez.
—¿Y tú? ¿que quisieras que sea tu primer bebé? —pregunté cogiendo su mano.
—Lo que sea, solo quiero que nazca bien.
Sonreí.
—Suena lindo lo de tu primer bebé —dijo— nuestro primer bebé.
—Nuestro primer bebé. —suspire.
—Sabía que contigo me iba a quedar. —me dijo.
—Y yo contigo... Lamentablemente.
—¿Que dijiste...? —se recosto y empezó hacerme cosquillas.
Momentos como aquellos disfrutaba más de Dylan.
Apesar de habernos llevado una gran sorpresa esta tarde, debo admitir que no me arrepiento de la llegada de mi bebé.
Él o ella es la prueba de mi amor con Dylan y pase lo que pase lo amaremos tal y como es.

Dos semanas después
Nuestras familias tomaron muy bien la noticia, mi abuela no paraba de repetir que ya se lo veía venir.
Por los constantes viajes que realizamos.
Pero que sin embargo esta muy orgullosa de mi por haber elegido muy bien al padre de mi hijo.
Nuestra llegada a NY fue de sorpresas.
Claire y Thomas se convertirán en padres en solo dos meses.
Los felicitamos y la barriga de Claire esta gigante, será niño y se llamará Thomas igual que su padre.
Jane esta en Egipto con Tyler y Dean se casará con Sirena, una chica que conoció en su trabajo, al parecer las cosas con Sarah no funcionaron.
Ayer fuimos al médico para ver a nuestro bebé.
¡Its a boy!
Es un niño, un niño muy sano que tiene siete semanas en mi vientre.
Dylan lloró al verlo en la pantalla al igual que yo.
Fue una sensación hermosa, un sentimiento único, el ver a mi hijo, a su pequeño corazón latiendo era una felicidad enorme.
Al salir de la clínica él no paraba de mencionar lo emocionado que estaba por, la llegada de Charlie.
Al final decidimos que se llamaría así, por mi libro favorito.
Habíamos hablado sobre un posible matrimonio, pero Dylan tiene unos viajes programados dentro de un mes y no habria tiempo.
Así que llegamos al acuerdo de que la madre de Dylan y yo nos encargaremos de la boda con la ayuda de la abuela. Ya que mis amigas... Bueno, una de ellas esta de "luna de miel" se podría decir, y la otra esta a punto de dar a luz y no quiero preocuparla ni cargarla con muchas cosas.
Talvez se le adelante el bebé y Thomas me culpe por eso hasta los dieciocho años de su hijo, donde me prohibirá ser su madrina y bailar con él.
Así que la abuela junto con Mary que por cierto debo decir que se volvieron "amigas" también me ayudará, después de todo no estoy sola con esto.

Cuando él regrese a la cuidad buscariamos una fecha, un lugar y uniremos nuestras vidas y bienes para siempre.
Todo hasta el momento ha sido increíble, después de toda la oscuridad que he tenido en mi vida Dylan a sabido llevarme hacía la luz.
Con todo el dolor que tuve aprendí a desconfiar de todos pero tuvo que aparecer él para salvarme y aun que hasta un ángel traicionó a su lider y se convirtió en maldad, el mío solo vino a darme alegría y paz.
En ese ángel si puedo confiar plenamente, porque es mi cómplice, mi compañero, mi amigo, mi novio, mi esposo, el padre de mi hijo y el amor de mi vida.
—¿Como esta mi pequeño y su madre? —preguntó Dylan a través del teléfono.
—Extrañando a su padre y con hambre —dije, el soltó una carcajada— la abuela me esta consintiendo con unos spaghettis deliciosos.
—Me alegro miamor, cuando llegué te consentire, ya verás.
—Eso espero O'Brien —dije con firmesa— con cada día que pasa Charlie se vuelve más exigente.
—Apenas nueve semanas contigo y ya se parece a ti.
Rei, desearía que saqué la sonrisa de Dylan, para que me lo recuerde cada vez que lo vea.
—Le das un beso de mi parte, tengo que ir a grabar —dijo— te amo y este fin de semana llegó a casa.
—Esta bien, cuídate de todas las chicas que hay ahí —le cele— y saca tu billetera cada vez que alguien se te acerque.
—¿Porque? —preguntó sin entender.
—Solo hazlo.
—¡Ok mujer! —se frustró— adiós, te amo, te amo, te amo y a mi pequeño feto también.
Sonreí.
—Adiós cariño.
Colgué y Rei.
Puse una foto de nosotros y de la última ecografía de Charlie en su billetera.
Para que TODOS sepan que tiene familia.
Y sobre todo una esposa muy celosa que protege lo suyo.
Dios mio Charlie, todo lo que estoy enseñándote.
Toque mi barriga, aún no estaba tan grande como la de Claire.
Cada vez que la veo me traumo, su panza esta gigantesca que ya ni puedo abrazarla.
Le queda una semana por lo que me dijo Thomas.
Así que suerte querida amiga, luego me tocará a mí.
—¡Abuela! ¿ya estan los spaghettis? —exclame yendo a la cocina.
________________________________________________________________________
Amo tanto los finales felices, por cierto, he decidido agregar un par de capítulos extra 💞 de nada 😘.
A💕

Mi Ángel Sin Alas Dylan O'Brien Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora