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Este one shot es más largo de lo normal.

Sus cartas habían llegado el mismo día. Fue un alivio para Dean ver aquel sobre cerrado en sello entre las patas de su lechuza. Sus padres estaban muy entusiasmados, seria su primer niño que asistiría a Hogwarts. Mientras tanto, Castiel estaba con sus padres frente al computador googleando que era Hogwarts. A fin de cuentas, aunque les llevó algo de tiempo, pudieron resolverlo. El tío-abuelo del primo lejano que a la vez era el primo segundo de su tatarabuelo, era mago. Habían recibido mucha ayuda de parte de aquel hombre y la familia estaba muy agradecida.
-Te extrañaremos.- las mejillas de Dean habían enrojecido, su madre no había parado de besarlas ni un segundo.
-Ya lo habías dicho antes. - le recordo intentando separarse. El tren de la plataforma 9 3/4 despidió una especie de bocina, anunciando el poco tiempo que restaba antes de su partida. -mamá, tengo que irme.- Marry no había soltado a Dean. John tomó por la cintura a su esposa y la alejó del rubio.
No muy lejos de allí, Castiel deshacía el abrazo que había armado junto a sus padres.
-Ya es hora de irnos, Castiel. Hogwarts no espera a nadie.- sonrió su nuevo "tío". Tío-abuelo del primo lejano que a la vez era primo segundo de su tatarabuelo era algo difícil de explicar. Tomó la mano de Tom y juntos abordaron en el tren, su tío tenía un puesto como profesor de ultimo año.-Tú tienes que ir por allá y buscar un asiento- le indicó señalando su dirección contraria. Asintió y se alejó por donde Tom le había indicado. Los vagones eran extensos y estaban llenos de adolescentes. Luego de caminar un par de minutos, unos gemelos lo invitaron a sentarse.
Dean dejó reproducir Metallica en sus audífonos mientras se metía en una casilla vacía. Había sentido la emoción de muchos chicos de su edad antes de entrar. "¡Iremos a Hogwarts!" habían gritado un par de gemelos pelirrojos y muy peculiares. Sin embargo, el no sentía lo mismo. Al menos no aún, no se imaginaba tener que enfrentar a su padre diciéndole que el colegio de magia y hechicería no era lo que el quería.
-¡Los de primer año vengan conmigo! -gritaba un hombre corpulento mientras agitaba una campana. Habían recorrido un largo camino desde la plataforma hasta los alrededores del colegio. El hombre dio un par de instrucciones para cruzar el pequeño lago que los separaba de la deseada escuela.
Entraron por una inmensa puerta, a los recién llegados no le bastaban los ojos para observar todas las magnificas extrañezas que presenciaban. Los nuevos formaron dos filas y los guiaron por entre medio de unas extensas mesas hasta llegar a una entrada que se encontraba a la derecha de lo que parecía ser una mesa principal, ocupada por gente mayor, Tom era una de ellas.
Se dispersaron frente al pie de una gran escalera, parada en el tercero de uní de los escalones los esperaba una mujer. Recta y sin expresión en su rostro.
-Bienvenidos nuevos estudiantes... -comenzó con una presentación, al igual que todos los años. Dean había dejado de darle su atención y comenzó a tontear en sus pensamientos con cualquier cosa que veía. Los fantasmas que pasaban con toda naturalidad, los grandes barandales de las escaleras, los cuadros cuyos modelos tenían vida, pero lo que más llamó la atención de Dean fue un muchacho. Uno que observaba a la profesora Mcgonagall con sus hermosos ojos azules y susurrabba preguntas para si mismo. Algo nació en él en aquel instante, algo que según su padre estaba mal.- Y con todo lo dicho, buena suerte.- finalizó Minerva regalándoles por primera vez una sonrisa a los estudiantes.
Salieron por donde habían entrado y se situaron frente a la gran mesa de profesores, mejor dicho: frente a un pequeño taburete. Un hombre con una gran barba plateada se colocó frente a una pequeña mesa de discurso.
-¡Bienvenidos!-habló -¡Bienvenidos a todos, especialmente a los nuevos estudiantes! - Bienvenidos, bienvenidos, bienvenidos... - Minerva carraspeo su garganta haciendo reaccionar al director. - continúe, profesora Mcgonagall.
-El sombrero seleccionador les dirá a todos ustedes a que casa pertenecen según quienes sean.-el resto de los estudiantes permanecieron callados, a pesar de que era una ceremonia muy repetitiva, siempre había algo nuevo. -Los nombrare, se sentarán aquí y el sombrero hará su magia. -sacó una larga lista llena de nombres, uno debajo del otro.
"¡Slitherin!" Gritaba en ocasiones, los muchachos se habían llevado una gran sorpresa al ver que el sombrero había cobrado vida en el momento en que se lo apoyo en la cabeza del primer chico.
"¡Griffindor!" "¡Ravenclaw!"
De a momentos dudaba, mientras que en otros no lo hacía ni por un segundo.
-Castiel Novak. -llamó por fin la profesora. Cas habia dejado de prestar atención de momentos, eran demasiados alumnos. -Castiel Novak. -volvió a llamar la perdiendo un poco su paciencia.
El ojiazul reaccionó un par de segundos despues y subió un par de pequeños escaloncillos tropezando en algún que otro mientras sus nuevos amigos lo alertaban. Dean tenía cierta emoción, había descubierto su nombre y esperaba que estuvieran en la misma casa. Minerva le colocó el sombrero seleccionador y este tardó unos segundos.
-¡Hufflepuff! -gritó con la misma emoción que antes. Luego fue el turno de los gemelos, los cuales se llamaban George y Fred Weasley. Casualmente los dos habían quedado en la misma casa.
-Dean Winchester.-fue el último de todos. Cuando ya se encontraba en la posición correcta, Minerva le colocó el famoso sombrero.
-Hufflepuff -decía Dean en susurros.
-Con que Hufflepuff, ¿eh?- dijo en un tono peculiar.
-por favor. -tenía sus ojos cerrados con fuerza. Sus súplicas no harían nada, no podría hacer lo mismo dos veces.
-¡Griffindor!-gritó como lo hizo con los demás.
Dean insultó. Sabía dónde pertenecía, pero era algo que no le importaba. Los gemelos Weasley lo recibieron tal y como habían hecho con Castiel. Dean lo miró por última vez en el día. Charlaba y reía con sus nuevos compañeros.

 Destiel |One Shots| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora