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John se había reusado a recoger a Dean luego de servir a su país durante medio año. Por más que Sam insistiera, no funcionaba. Maldijo al barman de aquella taberna por abrir la boca y contar a su padre los rumores acerca de su hermano. Pero no era poco el castigo de que vuelva en tren a casa, tendrían una "conversación".
Dean subió al tren subterraneo que lo dejaba cerca de su hogar. Refunfuñando se sentó en uno de los asientos del tren y acomodó el bolso a su lado. Recostó su rostro en la baranda izquierda, sacó su cuaderno y comenzó hacer apuntes sobre lo sucedido en esos seis meses.

"Siguiente parada..."

Dejó de oír, no era la suya. El vehículo abrió sus puertas y se llenó aún más.

—¿Puedo tomar este lugar? — preguntó un muchacho de ojos azules. Dean asintió. Luego de eso lo inspeccionó de reojo. Venia de la marina, podia reconocer el uniforme.

Pasaron un par de minutos hasta que el misterioso muchacho quedo dormido, Dean lo acompaño. Luego de unos minutos el rubio despertó algo sobresaltado, temeroso de haber pasado ya su parada, por fortuna era la siguiente. Sintió un peso en su hombro izquierdo, frunció el ceño y giró hacia el. El chico de ojos azules descanzaba en su hombro, pudo observarlo con mas detenimiento, cargaba unas grandes ojeras bajo sus hermosos faroles azules, podía notar la aspereza de sus manos. Pero era lindo, apesar de los defectos que la marina había cargado sobre el, a Dean le parecía atractivo.

Tomó su cuaderno y escribió algo en el para luego depositarlo en uno de los bolsillos del chico.

Este se levantó al instante al igual que Dean lo había hecho. Miró hacia arriba encontrándose con la mirada de este, inmediatamente se sonrojo y desvió su vista. El rubio rió entre dientes.

—Lo siento, yo no... Es que...

—¿Vives en Kansas? — Dean señaló el aparato que anunciaba la proxima parada: Kansas.

—¿Kansas? —preguntó confundido. Vió donde el rubio había señalado y pegó su mano al rostro.—Tendria que haber bajado dos paradas atrás.

El rubio volvió a reír. Una voz a través de los altavoces anunció la parada.

—¿Sigues? —Dean tomó se paró tomando su bolso.

—No, debería tomar un tren para volver. —tomó su bolsa y siguió los pasos del mas alto.

Una vez en la estación, sucia y con poca gente, eran pasadas media noche, se sentó en un banco, tambien sucio, pero no le importó, estaba demasiado cansado.

—Dean. Militar. —el ojiverde se paró frente a el y le ofreció un apretón de manos.

—Castiel, trabajo en la marina. —este la estrechó algo dudoso, no acostumbraba a saludar de esa manera. El mas alto tomó asiento a su lado. —creí que bajabas aquí.

—Si pero, sin ofender, te tomaste el atrevimiento de dormir sobre mi hombro sin saber ni mi nombre, ¿a caso no puedo atreverme a esperar contigo?

Castiel volvió a sonrojarse, se inclinó hacia adelanto apoyando los codos en sus rodillas y el rostro en sus manos. Dean descansaba su espalda contra la pared cubierta de azulejos. Carcajeo.

—Tranquilo marinero, era sólo una broma. —lo tranquilizó. — Y cuentame, que es lo que haces exactamente en la marina.

—Un poco de todo. Tengo muchos hermanos y afortunadamente no dejo de aprender de ellos. Cuando entré era solo un asistente al que nadie necesitaba, ahora me llaman para casi todo. ¿Y tú? —Castiel giró su rostro para mirarlo y ser él esta vez quien lo examinara.

—Sólo soy un soldado, pero a veces me necesitan para entrenar a nuevos integrantes.

—¿Eres duro con ellos?

—Me correrían si no lo fuera. De eso se trata esto, ¿si no soportas un grito como crees que soportaras un balazo? —Dean miraba hacia la nada mientras hablaba.

—No lo había pensado de esa manera.

—Nos preparan para absolutamente todo, desde un pequeño rasguño hasta la perdida de un amigo.

—Eso es terrible.

—Castiel, —habló saliendo de su trance. — envíame un mensaje.

El transporte se acercaba y los muchacho se pusieron de pie.

—No me dejaste tu núm... —el rubio señaló el lado izquierdo de su pecho, a la altura en donde Cas tenía su bolsillo. El mas bajo metió la mano en este y sacó un pequeño papel con un par de números y lo que suponía que era el número de Dean. Sonrió.

Esta vez, Cas se adelantó y lo despidió con un beso en su mejilla, susurrando algo en su oído.

—Dale por seguro chico bonito.

Cambié uno de los uniformes 😂😂
TRES AÑOS BUSCANDO ESA FOTO EN MI GALERÍA TODO POR QUE QUERIA QUE USTEDES LA VIERAN.
love 💞💞💞💞

 Destiel |One Shots| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora