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Dedicado a winchester_138 💞


—¿Cuál es tu problema? —le preguntó Sam por milésima vez en el día.

—Tu eres mi problema —. Respondió Dean —. Desde que llegamos no has parado de preguntarme eso. Es molesto —. Una mueca se dibujó su rostro para luego recostarse en una de las camas de la habitación de aquel motel. En la cama que se encontraba a su derecha descansaba un Castiel más que limpio y decaído. Ni Sam ni Dean sabían por qué, el había vuelto a ser un ángel en su totalidad, había recuperado su gracia o al menos era lo que les había.

—llevas un muy malhumor encima —. Sam alzó sus cejas y volvió la vista a la laptop —. Desde que Castiel llegó y no para de hablar de sus "aventuras" con Hanna —. Dijo esta vez más para si mismo.

—¡Basta con eso también! No me gusta Cas, al menos no de ese modo —. volvió a sentarse en el borde de la cama.

—Dean, balbuceas su nombre dormido  —. Sam rodó sus ojos.

—Es que a veces... —suspiró, no sabía si era correcto confesarle aquello a su hermano — se mete en mis sueños.

—Realmente no quisiera saber en que tipo de sueños tuyos se mete.

Dean lo miró sin expresión.

—De todas formas, se nota a kilómetros que hay una pequeña atracción entre ustedes —. Continuó Sam.

—Pues dice lo a él con su relación con Hanna, Meg y todas aquellas mujeres con las cual se acostó —tapó su cara con las manos, mientras que su hermano soltaba una carcajada —. No se que te resulta gracioso, Sammy.

—Vamos, ni en la preparatoria eras así. Sólo si querías algo ibas y lo tomabas.

—Es diferente.

—¿Por qué piensas eso? —Sam cerró su computadora echándose hacia atrás en la silla mientras guardaba las manos en los bolsillos.

—Por que es un ángel en un recipiente de hombre, ¿no es bastante obvio? Llevo treinta y cuatro años de mi vida conquistando mujeres y...

—¿treinta y cuatro? —preguntó confundido su hermano.

—Si, de pequeño las mujeres me amaban. Ni un Sam recién nacido me quitaba el protagonismo —. Le guiño un ojo a su hermano el cual giró sus ojos divertido. Sabía que, inconscientemente, Dean estaba admitiendo su atracción hacia Castiel.

—¿En que ibas? —le dio el pie para que continuara.

—A las mujeres les gustan los tipos rudos y salvadores o sensibles y comprensivos. Si no son las típicas rosas son los bombones, y ellas te dirán: "oh no, mi dieta de los siete días. "  luego te miran coquetamente y los aceptan algo avergonzadas. A algunas las dejas contenta con una buena charla y que le quites  sonrisas. Hay muchísimas cosas que les gustan a las mujeres y me sé la mayoría de ellas, ¿pero como se lo que le gusta a un hombre en una cita? O peor a un, ¿cómo se lo que le gusta a un ángel en una cita? —para ese instante Dean ya estaba caminando de una punta a la otra masajeando sus sienes. Sam no había movido ni un sólo cabello más que las facciones de su rostro para mirarlo con una mezcla de asombro, confusión y de "viejo, estas jodidamente loco."

Hasta que algo hizo "click" dentro de su mente.

—Dean... — Sam se levantó de su silla y señaló a Castiel.

—¿Qué? —cuestionó de mala gana frenando de golpe.

—Cas es un ángel —. Le advirtió.

—¿Y que con eso? — el estaba apunto de tener un ataque por no saber como conquistar a un ángel y Sam le advertía de cosas estúpidas.

—Los ángeles no necesitan dormir.

Comprendió.

Castiel, quien obviamente había escuchado todo, tomó asiento en el borde de la cama y miró al par de hermanos ladeando su cabeza hacia un costado.

—¿A que ángel quieres conquistar, Dean? —su ceño fruncido no era de confusión, parecía algo molesto.

¿Dean querría conquistar otro ángel? Podía aguantar como intentaba llevarse a la cama a las mortales hijas de Dios pero no estaba seguro si podría aguantar que Dean saliera con un ángel, alguien de su misma raza que incluso podría ser mejor que el. Le asustaba eso, le daba miedo sentir cosas humanas. Pero lo que más lo asustaba era que aquellas cosas que el sentia eran hacia Dean. Era tonto, ¿verdad? Se había enfrentado más de una vez al mismísimo Lucifer y le asustaba sentir cosas.

—Lo siento, yo no debí... —se levantó y rasco su nuca acercándose hacia Dean. Este estaba en una especie de trance. Digo, si veía a Castiel acercarse y escuchan cada maldita palabra que salía de su boca. Pero, ¡demonios! El prácticamente había confesado su amor mientras Castiel fingia dormir.

—Dean, ¿estas bien? — el ángel se encontraba a paso y medio del cazador cuando este reaccionó.

Parpadeo varias veces volviendo a la realidad.

—Yo... —daba lentos pasos hacia atrás y sin decir más salió por la puerta con las llaves de su impala en mano.

La habitación de motel quedó en un silencio total. Sam, por primera vez, no sabía que decir.
Le pareció fuera de lugar lo que su amigo había hecho, mucho menos con Dean a quien le costaba sacar lo que llevaba dentro. 
—¿Vas a quedarte ahí nada más? —Sam tomó su chaqueta.

—¿No irás tu por el?

—No creo que sean mis asuntos —. Salió por la puerta.

No sabía como o que hacer. Estaba ahí parado en medio de una habitación de motel barato que olía mal. Miró a su alrededor y proceso lo que Sam le había dicho. ¿Tendría que ir por el? Tal vez necesitaba su espacio, imaginaba lo enojado que estaba por lo sucedido.

Imaginó que Dean habría de ir a visitar algún bar de la zona. El siempre iba a lugares como aquellos. A Castiel no le gusta eso, para nada. Había notado los malos efectos que tenía el alcohol en los humanos, incluso en el mismo.

Con ayuda de su nueva gracia lo buscó por toda la ciudad, incluso a sus alrededores. Lo encontró en una pequeña licoreria escondida en los lados más oscuros de la ciudad.

Intentó pasar lo más desapercibido posible. Lo buscó con la mirada y lo encontró en una pequeña esquina tomando una cerveza.

—Estas aquí.

—Así es —. Contestó ya sentado a su lado.

Estuvieron mirandose por un largo rato hasta que Dean rompió el contacto. Miró hacia a bajo sonriendo.

—Sam tenía razón —. Dean dejó la cerveza en la mesa junto aún más su silla con la de Castiel.

—Si, Sam suele acertar con muchas cosas.

—Parecemos dos críos de preparatoria —. Castiel fruncio el ceño —. Olvidalo —. Hubo silencio —Y... ¿que crees tú?

—¿Qué creo sobre que?

Dean jugó con sus manos algo nervioso. 

—Sobre lo que escuchaste, mi conversación con Sam y... — Castiel plasmó sus labios contra los de él...

Despertó. El cazador despertó tirado en la misma habitación de motel con la cual había soñado. Claro, no se podía decir que estaba precisamente soñando. Al mirar hacia a bajo su camisa tenía unos pequeños orificios con algo de sangre al rededor. Había resucitado. Recordó a los tipos que le apuntaban con armas una o dos horas atrás pero no pudo hacer memoria del segundo en el que tiraban del gatillo. Sam entró en la habitación para sentarse a su lado con las mismas marcas que el llevaba en su camisa. Era conciente de que le hablaba pero Castiel ocupaba su mente por completo.

Cuando alguien muere, tiene su propio paraíso. Dean había muerto y, como la mayoría, había viajado directo a su paraíso. ¿A caso su paraíso era Castiel? Se quedó allí, inmóvil, y lo aceptó. Aceptó lo que había estado reprimiendo por semanas, aceptó aquella atracción que sentía por Castiel más allá de la amistad. Aceptó a Cas de tal forma y estaba dispuesto a ir por el.

 Destiel |One Shots| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora