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Castiel entró en el bar. Cada paso que daba marcaba su desicion. No podía dar vuelta atrás, no podía ya que estaba allí frente a ella, quien lo inspeccionaba con sus ojos divertidos.
—Quiero hacerlo, quiero conquistar a Dean Winchester —. Meg dejó su vaso lleno de cerveza sobre la mesa y río con satisfacción.
Salieron del bar una hora más tarde, habían planeado todo para la siguiente semana, el demonio le garantizaba una efectividad del cien por ciento. Castiel confió en ella a ciegas pues llevaba más tiempo que en la tierra y tenía más experiencia. Debido a que era muy tarde y todas las tiendas del lugar no estaban abiertas, cada uno se fue a su respectivo hogar; Castiel se dirigió al bunker y Meg se fue a donde sea que pasaba la noche. Le dio vueltas a la idea en un fragmento de la noche, ¿Realmente eligió lo correcto? ¿Pondría Dean sus ojos en el de aquella forma? Ya no era un ángel, nada excepcional lo caracterizaba. De todas formas decidió recolectar energías para el día siguiente.
Se encontraron en el mismo bar cerca del mediodía. No la reconoció al instante, había cambiado de cuerpo con la excusa de que el anterio se habia roto. Era tan poco creible pero no reprocho. El primer día consistió en recorrer todas las tiendas de música, con el conocimiento de Meg y la carriada de CDs que Castiel había visto en el bunker. También pidieron recomendaciones a sus trabajadores utilizando la etiqueta de "música anticuada".
—¿A qué llamas anticuado?
—Led zeppelin, ac/dc y toda esa porquería—. Los guió hacia la sección donde encontrarían todo lo que buscaban —. En mis tiempos la buena música era lo que cantabamos en rituales satánicos, esto es pura mierda—. Tomó un cd con asco.
—Meg, en serio necesito tu ayuda—. Castiel estaba super perdido, revisaba cada estante sin saber que tomar además de los títulos más famosos.
—Mmh, ya. Toma estos y vámonos —. Luego de revolver le entregó unos cuantos más y fueron a la caja.
Megan le pidió a Castiel que esperara fuera de la tienda. Ella estaba predispuesta a ayudarlo, ¿Pero realmente funcionaria? Existía una posibilidad para todo: así tanto como para que lo ame, como existía posibilidad que lo rechazara y que todo el esfuerzo haya sido en vano. Llegó al minuto con un auto un tanto llamativo. Era pleno julio y el auto brillaba por un exceso de adornos navideños. El capó vestía una enorme cara santa, en las puertas y lo que quedaba del vehículo se esparcian regalos, renos y nieve. Con confusión subió a la derecha de Megan abrazando sus CDs. Abrió su boca para preguntar, no sabía que, pero necesitaba saber algo.
—No te gastes en lo que sea que vas a decir o preguntar—. Levantó su dedo índice frente a Castiel—. Vamos a encenderlo y a buscar estacionamiento—. Por razones obvias salió disparado contra la puerta, se colocó el cinturón, era mortal y corría otro tipo de riesgos.
Estacionaron el auto debajo de un agradable árbol para comenzar a reproducir lo que habían comprado. Repitieron tantos como podían hasta que Castiel dijo que ya era tiempo de volver.
—¿Seguro que no quieres que te lleve? Me gusta esto de conducir—. Decía Meg desde el auto.
—No, gracias de todas formas—. Dio media vuelta y se fue, no estaba tan lejos del bunker.

Al día siguiente Dean escuchaba algo de música en su habitación, cuando Castiel pasó a saludarlo pudo cantar un para de estrofas en voz baja.
—¿Los conoces? — preguntó sorprendido. Hasta donde el sabía Castiel conocía muy pocas bandas y led zeppelin no estaba entre ellas.
—Algo —. Hizo una mueca. No podía decirle que había estado todo el día en un auto muriéndose de calor escuchando sus gustos musicales solo para que le diera más atención. Sin embargo, se arrepintió de no decir nada más. Compartieron el desayuno, los tres conversaron, no animadamente ya que había cierta tensión entre los hermanos pero como era ajeno a todo eso no tuvieron problema alguno en hablar con él, sin indirectas que el otro pueda escuchar ni nada. Castiel vio como Dean evitaba todo lo que Sam ingeria. Tomaba pie en abundancia. El resto de la mañana se basó en Sam buscando casos y Dean limpiando el impala en el garage.
—Cas, dile a Sam que esta todo listo en el coche—. Pidió Dean cerrando el baúl del auto.
—¿No vas a almorzar?— Emprendieron camino. Dean no había pensado en eso, no le parecía relevante donde almorzaran, mientras lo hagan. Asintió con la cabeza—. ¿Lo harán de camino hacia California o...?
—Podemos hacerlo aquí, iré a buscar algo de  comida. Avísale a Sam—. Volvió al coche para buscar el almuerzo.
Desde hacía un par de días que notaba a Castiel extraño, pensativo. Le agradaba compartir música, almuerzos y otras cosas con él. La diferencia era que los momentos se daban y las sentía algo forzadas. En la tienda había ordenado lo mismo de siempre para todos, olvidó preguntarle a los demás que querían. Para Sam comida sana y para Castiel y él algo de colesterol. Sabía que el de ojos azules se inclinaba más hacia lo sano desde la pérdida de su gracia pero si el aceptaba esa hamburguesa significaba que algo andaba mal.
—¡Sam, Castiel! ¡El almuerzo está aquí!— sacó todo de las bolsas y trajo bebida de la cocina. Los dos salieron del mismo pasillo, Sam tomó asiento al igual que Cas.
Este traía una remera de ac,dc que Dean le había obsequiado una vez. Jamás la sacaba de la habitación, solo la usaba para dormir. En todo el almuerzo no quitó su vista de el y de su extraña actitud, era sólo una remera pero era necesario magníficar la situación. ¿A caso Castiel estaba haciendo esto para hacerlo sentir mejor? ¿Sentía pena por él? Al final de la hora, cuando Sam salió para terminar de aprontar material posiblemente importante para el caso, ellos seguían ahí. Estaba tenso al igual que el ambiente, Dean no paraba de mirarlo y eso lo ponía nervioso e incómodo. Pero a caso, ¿No era eso lo que el quería?
Se echó para atrás en su silla tomando un trago de su cerveza, no paraba de observarlo y no quería preguntar, tenía miedo de lo que Dean quería llegar a saber. Por su parte, el lograba lo que quería, sabía que Castiel no iba a poder aguantar mucho más en esa situación. Tenía dos opciones; irse o cuestionar por que lo observaba de manera tan demandante.
—¿Qué es lo que pasa?— se dio vuelta quedando así frente a frente.
—¿A mi?— Dean fingió confusión —. Creo que yo tendría que estar haciéndote esa pregunta—. Se volvió en su lugar, quedando a menor distancia —. Desde hace unos tres días estas extraño.
—No se a lo que te refieres—. Castiel se encogió en su asiento, acobardandose.
—Mmh— suspiró —. Creo que si sabes de lo que te estoy hablando. ¿En serio vas a decirme que te gusta ac,dc? Jamás te escuche pronunciar su nombre—. Se levantó de su silla y empezó a dar vueltas sobre la mesa con su cerveza en mano. Castiel se sentía cada vez peor y Dean lo notaba. Su conciencia era muy débil, aunque fueran sorpresas buenas que estuviera ocultando.
Se colocó detrás de su silla y la dio vuelta apoyando sus manos en los apoyabrazos de esta. Otra vez volvían a estar enfrentados, solo que con el ángel acorralado entre Dean y la silla. Se miraron un buen rato, el de ojos verdes sonreía de manera burlona, Castiel solo mordia la parte interna de su labio.
—¿Vas a explicarme por que estuviste tan extraño estos días? — se acercó todavía más lo cual aumentaba sus nervios. Después de unos segundos volvió a decir:—¿Vas a explicarme por que estuviste tan extraño estos días?—Castiel dejó caer sus hombros.
—Meg me ofreció ayuda contigo. Dijo que podía ayudarme con las cosas que te gustan y...
—Aceptaste—. Confirmó, su rostro mostraba desaprobación. Se alejó poniéndose de cuclillas, cubriendo las rodillas de Castiel con sus manos—.¿Por qué lo hiciste?— se encogió de hombros, le daba algo de vergüenza admitirlo. Agachó su vista a su regazo.
—Supongo que para gustarte. Hablo de lo que aquí llaman amor romántico...—las últimas dos palabras fueron casi inaudibles. Ninguno dijo nada. Levantó su mirada para chocarla con la del ojiazul.
—Escucha, no quiero que vuelvas a hacer eso. Tienes que agradarle a las personas por lo que eres no por lo que simulas ser—. Estuvo de acuerdo y asintió,  se sentía como los niños que eran regañados por sus madres en el parque—. Y me gustas en este sentido romántico del que hablas —, una risa se escapó de sus labios— me gustas por como eres y no por lo que simulas ser—. Se aproximó a él para juntar sus labios.

En ese momento, castiel se sentía tan bien consigo mismo.

Gueno ahre, soy adicta al ahre chicxs perdón ah. Este es el que dije en el anuncio que estaba haciendo. Entre mañana y pasado voy a empezar con las ideas que me están dejando. No las voy a escribir en orden, de la primera que me llegó hasta la última, las voy a tomar al azar pero sólo eso, voy a escribirlas todas. Lo aclaro por las dudas ah. Les recuerdos que pueden seguir dejando todas las ideas que gusten en los comentarios, por mensaje o en mi perfil, se van a dar créditos por estas a quien corresponda.

Kusbai chikuelxs, los amo ahre 💖

 Destiel |One Shots| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora