Dia 2

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Su primer día  como felino le había costado bastante adaptarse a su nuevo cuerpo, a que nadie le  entendería lo que quisiera decir,  solo tal vez ¿otros gatos?, a que desde ahora tendría que caminar en cuatro patas, sinceramente se le haría difícil vivir así, aunque fueran tan solo unas días o semanas, no sabia que le esperaría en los siguientes  días.

La primera noche, casi no durmió no solo por no encontrar una posición adecuada sino por que desde el sillón donde se encontraba, podía ver el interior se la habitación de Milo, ya que el Escorpión había dejado la puerta abierta, y ahí lo veía sentado en la orilla de la cama pensativo, con la mirada baja, el brillo que sus ojos poseían se había apagado un poco. Sabia que era por su culpa, sino se hubiera dejado herir tanto por Scylla no se encontraría en ese situación y no tendría sufriendo a su amigo.

Suspiro con pesadez, para luego tratar de dormir, lo consiguió aunque le costo bastante. A la mañana siguiente se despertó como a las 08:10 Am. Como era su costumbre, se levanto del sillón para ir a ver a Milo, quien seguía durmiendo. Dio la media vuelta y comenzó a recorrer el octavo templo, aunque lo conocía como la palma de su mano...¿pata?, pero ahora le parecía mucho mas grande, gigante, y solo por que ahora no media mas de 25 cm. Recorriendo el templo se le fue el tiempo volando, cuando miró un reloj que había en la pared, eran las 10:06. Tarde para cualquier Caballero, pero cierto Escorpión aun seguía acostado y posiblemente durmiendo, se dirigió a la habitación del peliazul donde lo encontró obviamente dormido.

«Y sigues durmiendo como tronco»

Se subió a la cama, quedando frente al Griego, quien se había acomodado recién quedando boca arriba, Camus pensaba una manera para despertarlo él, antes de que viniera otro Caballero o peor el Patriarca

«Le langüeteo la cara, no mala idea... lo rasguño, no después me pega... mh? ¡ya se!»

Camus se subió al pecho de Milo, que estaba al descubierto, se sentó como pudo para quedar frente al peliazul, comenzó a mirarle la cara de un lado a otro,levanto una de sus patitas, para darle pequeños golpes en la nariz a Milo, y este último solo corría la cara de un lado a otro. Camus comenzó a pegarle un poco mas fuerte, pero ¡nada! Milo seguía durmiendo como un tronco.

Ya se estaba enojando ,además ¡tenia hambre!, su estómago le pedía comida.

«¡Despierta hombre!»

Milo sintió un maullido y luego dolor en la nariz. ¡Camus le había mordido la nariz!. Se enderezó lanzando lejos al pobre gato, que se escondió bajo la cama, por si acaso, no quería que el Escorpión le diera con la chala.

Milo se levanto de la cama buscando al culpable, de reojo vio una cola que se movía debajo de cama, sonrió seguramente había sido Sombra el que lo había despertado

—Sombra, sal de abajo de la cama,no te are nada— y como si pudiera entenderle, o así lo vio Milo, el gato salio de debajo de la cama, para exigirle comida— ¿Tienes hambre?

«La pregunta, ¡Claro que tengo hambre!... ¡Milo dame desayuno!»

Y los maullidos tras su pregunta no se hicieron esperar. Milo solo rió, para luego tomar al pequeño gato en sus manos, y cargarlos hasta el comedor, donde lo dejo sobre la mesa, saco del refrigerador una leche, la calentó y se la dio al pequeño felino que esperaba su comida, luego preparo la propia y se sentó a comer con Sombra frente a él

—Sabes cosa pequeña. Si Camus me viera comer con un gato sobre la mesa ya me hubiera regañado je. Mi buen amigo... como desearía que fueras algo mas— lo ultimo fue como un susurro y en ese mismo momento el Griego bajo la cabeza apretando lo puños y los ojos de la rabia que le daba el que Scylla no hubiera muerto y que ahora tuviera que ir a interrogarlo. Camus vio como Milo se contenía de soltar alguna lágrima, sabia que sufría y todo por su culpa— ...¡Mierda!— ese grito lo asusto— De que no me despiertas no me acuerdo, tengo que interrogar a... ese. Quedas a cargo pequeño

Y como alma que lleva Hades. Milo se coloco su Armadura y salio del Octavo templo con dirección de la prisión del Santuario. Donde mantenían al General Marino preso

«¿Quien deja a cargo a un gato?» miro el alto de la mesa donde se encontraba«y ahora ¿como me bajo?, no quiero romperme una pata»

Por otro lado, Milo estaba por llegar a la prisión donde se encontraba el Marino. Al llegar vio a Shion algo enojado

— Lo siento se me paso la hora

— Ya no importa. Ahora por lo único que hemos mantenido al marino con vida, es para interrogarlo. Sacale la mayor cantidad de información posible del por que Poseidon decidió atacar nuevamente. Si quieres después lo matas

Esa ultima parte la había agradado bastante, de cierta forma sentía que podía vengar un poco a Camus, matando al culpable de que ahora se encontrada en ese estado tan delicado de salud.

— Como diga Patriarca— al entrar en la celda una sonrisa sádica se mostró en su rostro, algo poco usual de ver en él. Su Aguja Escarlata brillaba con gran intensidad, ansiosa de descargar su veneno en contra del enemigo. Una vez frente al Marino, se mostró serio y mostraba su tan amado uña escarlata para intimidar a Scylla, lo estaba consiguiendo— Si no quieres hacer tu muerte aun mas dolorosa y larga, mas te vale que comiences a hablar

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¡Hola!

Aqui el capitulo cuatro, espero que les haya gustado y trate de hacerlo un poco ¿tragicómico?  Bueno algo así, si me resulto no se, y eso

Chao, Chao 👏

ScorpioNoMilo ✌

Entre Cuerpo y Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora