Desde que había vuelto de la fuente de Athena, no había salido de abajo de la cama del Griego, ese espacio que quedaba entre el piso y la cama, se había convertido como en un pequeño refugio, desde era un gato. Tan perdido en sus pensamientos se encontraba que, ni cuenta se dio de que se estaba haciendo de noche,y del momento en el que Milo volvió al templo, lo estuvo llamando un buen rato, hasta que se aburrió y nuevamente el peliazul salio del templo. Es que para él era algo imposible lo que había visto, no simplemente no le caía en la cabeza, como había quedado tan herido por los ataques de un Marino que habían podido vencer los Caballeros de Bronce, simplemente le era algo imposible de creer.
Verse así, conectado a un respirador, con moretones y cortadas, y quien sabe a cuantas máquinas mas se encontraba conectado para mantenerlo con vida. Si tan solo no se hubiera dejado dañar tanto, si no se hubiera confiado. Bufo, el hubiera no le servía en estos momentos, en lo que verdaderamente debía enfocarse, era en lo que le había dicho Athena-«Puede que tengas algo pendiente o que alguien tenga algo pendiente contigo»- esas habían sido sus palabras. ¿Algo pendiente?, no tenía nada que decir o hacer, entonces ¿quien?, ¿quien tenia algo tan importante que decirle o hacerle?, que por esa sola confesión o hecho de esa persona, la cual quería saber quien era, lo mantenía entre cuerpo y alma, entre la vida y la muerte.
Unos pasos se sintieron en el interior del templo, acercándose cada vez mas a la habitación donde se encontraba, pero él no le dio importancia. Vio como Milo entraba en el cuarto y se sentaba en la cama y de la nada, escucho unos sollozos de parte del Escorpión, eso le pareció extraño, hace años que no lo escuchaba ni veía llorar.
Milo escondía su rostro bañado de lágrimas bajo sus manos, la impotencia y frustración lo estaba matando, el no poder hacer nada por ayudarlo... no podía contenerse mas, y dejo que las lágrimas se llevaran algo del dolor que sentía en ese momento. De repente sintió una patitas en sus rodillas, dirigió su mirada a ellas y ahí pudo ver al gato que con sus ojitos azules lo miraba como con preocupación y con ganas de saber que le pasaba, o por lo menos así lo entendió el Griego, aunque tan equivocado no se encontraba, ya que Camus salio de su refugio solo para saber que era lo que lo tenia así, aunque ya tenia una idea
«Milo...»
El maullido que le dio el pequeño, le hizo entender que sus suposiciones eran correctas
—Tranquilo pequeño, no me pasa nada— fingió una sonrisa, que ni el mismo se la hubiera creído
«Mentira... sino no estarías llorando»
Se subió a sus piernas, para estar mas cerca, luego se levanto en sus patas traseras, y al ver una lágrima correr por el rostro de Milo, con una su patita derecha se afirmaba de un hombre del peliazul y con la izquierda, seco esa lágrima traviesa que se le escapo a su amigo.
«Sabes que no me gusta verte llorar, y mucho menos por mi culpa»
Los maullidos que le daba, era como si le estuviera reprochando el que llorara
—Al parecer, bien dicen que los animales sienten el estado de animo de sus dueños... ven pequeño a dormir— solo se saco los zapatos, ni se molesto en ponerse el piyama, y se acostó con el gato en sus brazos, acariciándole la cabecita y recibiendo ronroneos de vuelta, así se durmieron
Día 3
Al día siguiente, despertó encontrando al gato al lado suyo, no lo quiso despertar así que con el mayor silencio posible, se levanto para hacer el desayuno del minino y el propio. Una vez que ambos terminaron de comer, Milo se tiro al sillón, mientras que Camus se acomodo en su vientre, para estar mas cómodo, miraba de reojo al Escorpión quien se encontraba con la mirada perdida en el techo, mientras le acariciaba la espalda.
«Ahora entiendo por que les gusta esto a los gatos... que relajante» y sin mas , se quedo dormido.
No supo cuanto tiempo paso, solo sintió que Milo se enderezaba sosteniéndolo para que no se callera, se iba a acomodar en sus piernas hasta que sintió una voz que no era la del Griego.
—¿Desde cuando tienes gato? Milo
Esa voz, no era un Caballero que le agradara mucho que digamos
«Uh, Kanon...»
—Hace unos 3 días, lo encontré fuera del templo
Milo comenzó a hablar tranquilamente con Kanon, pero a él no le gustaba, inconscientemente soltó un gruñido y comenzó a mover la cola de un lado para otro, mostrando su obvia molestia. La conversación que mantenían, cambio de una forma muy abrupta, a un tema muy delicado... estado del Francés.
—Aun sigues con la cara larga, por el francesito
— Y que esperabas, ¡que me riera, que bailara!, estas loco Kanon
— ah no es para que te enojaras — dijo restándole importancia al asunto
— Sabes que para mi Camus no es cualquier cosa, así que mejor callate
Camus veía desde las piernas de Milo, como este peleaba con el gemelo menor, nunca lo había visto así de enojado, si bien sabia que el peliazul se llevaba bien con Kanon, pero nunca había visto que se trataran así, volvió a gruñir, pero esta vez Kanon se dio cuenta
— Creo que no le agrado a tu gato
«Que comes, que adivinas»
Kanon trato de acariciarlo, pero al estar un tanto enojado, él lo araño, esto enojo al gemelo menor, que trato de golpearlo, pero fue detenido antes
— Ni te atrevas a golpearlo, o sino te meto la Aguja Escarlata por el orto
— Milo es solo un gato
—Pero es mio, así que largo
Y sin mas hecho al gemelo de su templo, nadie podía lastimar a un animal sólo por que si, y mucho menos en su presencia
—Idiota...¿ estas bien?
«Si, gracias»
— Ese Kanon es un bruto— dijo para luego volver a acariciarle la cabeza
Se podía acostumbrar perfectamente a las caricias que Milo le daba.
※※※
Hola
Espero que les haya gustado. Estúpido Kanon como quería golpear a un pobre gatito. Bueno eso
Chaito
ScorpioNoMilo ✌
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Entre Cuerpo y Alma.
FanfictionLuego de una pelea con un enemigo del Santuario, queda gravemente herido. Su alma se separa de su cuerpo y se convierte en un pequeño animalito, que termina siendo encontrado por la persona que ama, con quien pasara, los últimos días que su cuerpo r...