Capitulo 1

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Su rostro mas pálido de lo normal, esos labios que eran de un tono rosa pálido, se hallaban morados sin vida, esos ojos azules de un brillo que sólo él había logrado descubrir, opacos como si ese brillo jamas hubiera existido. Misteriosamente los ojos de Camus se abrieron al momento de dar su ultimo aliento, solo -tal vez- para ver el rostro del griego por ultima vez, como para grabarlo en su memoria y llevar el recuerdo a la tumba.

Un ultimo terremoto comenzó, se aferro a un mas a Camus para protegerlo de cualquier pedazo de techo que callera, no quería que nada ni nadie lo lastimara. El terremoto para de repente dando una clara señal de que Anfitrite había caído, pero con ella se llevo al ser que mas le importaba en este mundo. Y para rematarla, tarde se dio cuenta de que ese pequeño gato negro de ojos azules, era nada mas y nada menos el alma de Camus, la cual había tomado esa forma para estar con él los últimos días de su vida, o por lo menos así lo entendió.

Con el corazón destrozado, lo cargo en sus brazos con mucho cuidado, para luego volver a las Doce Casas, la mayoría de ellas de encontraba con grandes daños,pero aun así eran habitables, se notaba a leguas que el epicentro de los terremotos había sido el Santuario, con el único propósito de destruirlo. Cuando al fin llego a la Cámara del Patriarca, ni siquiera vio a sus compañeros, solo llego al frente con el flequillo cubriendo sus ojos y de ellos gruesas lágrimas salían, Athena no dijo nada, nadie en realidad, la Diosa solo se limito a acercarse, acariciar los cabellos de Camus y luego abrazar a Milo, ante eso sus sollozos se hicieron mas fuertes sacando en ese momento todo el dolor que sentía.

–Tranquilo Milo, hiciste lo que pudiste, te aseguro que todo estará bien.

Ahora solo faltaba el entierro y se despediría de él hasta su próxima reencarnación.

~•~

Minos lo soltó de las amarras de la Marioneta Cósmica, ante eso callo al suelo evidentemente herido, puede que el Juez solo hubiera usado esa es técnica para ver cuales fueron sus últimos pecados en la Tierra o sus últimos momentos mejor dicho, pero aun así no desaprovecharía la oportunidad para lastimarlo un poco mas.

–Vaya Acuario desde todo eso han pasado dos días– formo con su cosmos una especie de neblina donde se reflejaba la octava Casa del Zodiaco– je, y por lo que veo, el Escorpión aun no ha querido darte entierro... Pero no te hagas ilusiones, después de todo, ya estas en el inframundo, no puedes volver al mundo de los vivos.

-«Oh, claro que puede»- una voz femenina se escucho por todos los rincones del Palacio del Juicio– Así que, ahora Minos sueltalo– la figura de una mujer de cabellos rojizos, ojos verdes muy vivos y de piel blanca, se hizo presente.

–Pero...Señorita Persefone, no podemos permitir que los muertos vuelvan a la Tierra.

–No estando Hades, yo estoy a cargo del Inframundo, y por lo que vi, el alma este Caballero se había transformado para cumplir con lo que El Caballero de Escorpión tenia pendiente con él, y si mal no recuerdo alcanzo a cumplirlo antes de fallecer. Así que ahora obedeceme y regresalo.

–Pero, Señorita...

–Nada. Ahora Caballero de Acuario, volverás pero con una condición...

~•~

Dos días, había pasado admirando el cuerpo del que alguna vez fue su mejor amigo, su hermano, y la persona que llego a amar. El cuerpo de Camus se hallaba en su templo, no tuvo el valor -ni las ganas- de dejarlo en Acuario, cualquiera podía entrar y hacer cualquier cosa que fuera mala, no quería correr ese riesgo.

Para Milo, esos dos días habían sido los mas largos de su vida, verlo así tendido en la cama, si lo veía a simple vista parecía que solo estaba dormido, que en cualquier momento despertaría y  miraría confundido para todos lados sin saber que hacia en el templo de Escorpión, eso era lo que esperaba que sucediera, pero sabia que era imposible que el alma de Camus volviera a este mundo. Muchos de sus compañeros le habían dicho que ya era tiempo de que le diera sepultura, pero seguía negándose a eso, no simplemente no quería dejarlo ir, aun no, no estaba listo para eso. La vez que lo dejó ir en la batalla de las Doce Casas, fue solo por que no tenia otra opción mas que aceptar las órdenes de Athena en ese momento, pero ahora la cosa era distinta, no quería separarse de él, no quería dejarlo ir por nada del mundo.

A la noche se encontraba en su cama, con un pequeño juguete para gatos, aun conservaba las cosas que eran de Sombra, no de Camus, como extrañaba a ese pequeño gato dando vueltas por todo su templo, que lo despertara en las mañanas, esos ronroneos y cuando jugaba con él, si hubiera sabido que ese pequeño gato era Camus, hubiera hecho hasta lo imposible por ayudarlo, pero ya no era el caso, no pudo hacer nada y si se lamentaba tampoco serviría de mucho. Dejo el juguete sobre la mesa de noche, con el único motivo de dormir. Lo que no imaginó fue que esa noche no dormiría para nada.

Una pequeña energía había sentido, seguida de un aire frío que lo hizo despertar, miro para todos lados sin ver absolutamente nada.

–Mi mente me esta jugando una mala pasada. 

Se acomodo para tratar de dormir, pero la energía y el aire frío se hicieron mas fuertes, tanto que algunos de sus cabellos se llenaron de escarcha, y su aliento se congelaba apenas salia de su boca.

–Esto no puede ser mi imaginación...

Sin pensarlo dos veces, se levanto y como un rayo fue a la habitación en la cual mantenía a Camus, cuanto mas se acercaba mas frío se sentía. Cuando al fin llego se arrepentía el no haberse puesto nada mas encima , ya que en ese lugar estaba igual y mas frío que en Siberia. Elevo su cosmos un poco para que el frío no le afectara tanto, con la mano temblorosa no por frío, sino de nervios abrió la puerta, cuando lo hizo no creía lo que sus ojos veían.

–No puede ser...

◆◆◆♥◆◆◆

¡Hola!

El Señor Suspenso es mi mejor amigo hoy XD.

Bueno espero no haberlas hecho sufrir mucho, pero aquí esta el primer capítulo de la segunda parte, espero les haya gustado y eso.

Chaito

ScorpioNoMilo ✌

Entre Cuerpo y Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora