Después de una noche en un motel , y casi 22 horas de viaje, nos encontramos frente a la puerta de una pizpireta casa de madera blanca y azul, llena de flores de tonalidades amarillas, blancas y violetas, con una hermosa valla blanca.
“Mierda. Es la casa de los sueños del señor y la señora Felices-Para-Siempre. Si sale un Labrador corriendo, juro que me meto en el coche, y no paro hasta cruzar la frontera con México”— pienso mientras miro en silencio la casa, con una de mis maletas en la mano derecha, y Kendra en la izquierda.
— ¿Preparada? — Me pregunta Alex mientras me mira con una sonrisa indulgente.
— Aterrada, más bien — le contesto mientras trato de hacer memoria de todo aquello que Alex nos contó en el viaje sobre su familia.
Los padres de Alex, Chantalle y Michael, son una pareja de unos 65 años. Su madre es de origen Cajún, así que en casa todos utilizan tanto el inglés como el francés. Después de la muerte de Charlie, el hermano mayor de Alex, los padres de éste tuvieron una niña, Tabitha, que ahora tiene 20 años y estudia en Tulane, una universidad de Nueva Orleans.
El ladrido de un perro me saca de mis pensamientos, y cuando atravesamos la valla de madera, un enorme y viejo labrador nos da la bienvenida.
“Oh....bien. Un labrador.”
Alertados por el recibimiento del can, los Hunt salen al porche de entrada.
— ¡Oh, Dios, Taby, tu hermano ya está aquí! — grita una emocionada Chantalle mientras corre agitando las manos para saludar a su hijo
— ¡Bienvenidos! — exclama un sonriente Michael— Chant, querida, podrías no correr, no tienes 20 años...
— Mike, no fastidies, por favor. ¡Oh, hijo, que alegría teneros aquí! — dice su madre mientras Alex la abraza como si de un oso amoroso se tratara.
Tras plantarle un beso en cada mejilla y un gran apretón de manos y palmaditas en la espalda con abrazo incluido a su padre, Alex se gira con el brazo derecho extendido en dirección a Kendra y a mí. Sin saber qué hacer, oigo a mi hija decir en mi oído “se supone que sois novios, mamá”, y la cojo de la mano mientras doy un paso al frente y me sitúo al lado de Alex.
— Mamá, papá, ella es Candy, y esta es su hija, Kendra. Chicas, estos son mis padres, Chantalle, y Michael.
— Oh, ven aquí y dame un par de besos. Todo el mundo me llama Chant, pero tú puedes llamarme mamá. — Me dice una rubia y cálida Chantalle.
— Y yo soy Mike, un placer, señoritas. — Nos saluda el padre de Alex, de pelo gris y pequeños y rasgados ojos, mientras hace una reverencia.
Mientras los saludos y presentaciones se desarrollan en el porche, Alex mira hacia la puerta buscando algo o a alguien.
— ¡Tab! ¿Qué demonios estás haciendo que no puedes venir a saludar a tu hermano, eh?
Tan pronto como las palabras abandonan los labios de Alex, frente a la puerta aparece una diminuta cascada de rizos rubios dando saltos, que Alex levanta del suelo para hacerla girar en círculos medio suspendida en el aire.
Cuando el saludo termina, Tabitha se gira, depositando sus preciosos ojos azules justo en mí.
— ¡Oh, Alex, es mucho más guapa en persona que en esa revista cutre! Hola, tu debes ser Candy, yo soy T. B., la hermana pequeña de Alex.
Mientras Tabitha y yo nos intercambiamos los besos de rigor que parecen ser típicos en esta familia, Alex pregunta extrañado a su padre:
— ¿T.B? ¿Ahora se hace llamar así?

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3,2,1...Action!!
RomanceAlex Hunt es un joven actor norteamericano. Declarado el hombre más sexy del mundo, tiene fama, dinero, una novia supermodelo...y una adicción a las magdalenas de chocolate. Candela es una joven madre soltera que se establece en Los Ángeles y consig...