Dejando atrás la comisaría, Máximo Aguilar saca un teléfono móvil de prepago.
— Consígueme un coche, X. Ya.
— ¿Puedo saber qué demonios ha pasado con el tuyo? — pregunta el señor X desde el otro lado.
— ¿Sabes lo malo que tiene que te pare la policía cuando doblas la tasa de alcoholemia? Que te detienen, te multan y encima te inmovilizan el coche. — responde Aguilar.
— Mierda. ¿Y quieres que te dé otro? ¿Qué crees que soy, un concesionario?
— Necesito un vehículo. No te he pedido que me cuentes tu vida, idiota. O me lo traes, o me haré con uno yo mismo. Sabes dónde encontrarme. — Sin esperar respuesta, Máximo cierra su Motorola y da por finalizada la llamada.
Mientras camina calle abajo, nota una corriente ácida subiendo por su pecho, llenándolo de un familiar y abrasador frío, una especie de hielo seco, un acero líquido que busca espacio por el que discurrir.
Tras parar en dos cajeros automáticos diferentes, mira ambos lados de la calle, buscando con la mirada a aquel del que pueda obtener lo que necesita ahora mismo.
Bang. Sonríe de medio lado mientras observa a un tipo con gorro de lana negro y camisa de cuadros negra y blanca bajo un chaleco de los Raiders en una esquina de la calle. Rodeado por un pequeño grupo de delincuentes de bajo escalafón, el tipo cumplía todos los estereotipos de pequeño gángster.
Máximo se acerca a él.
— Quizá puedas ayudarme con algo que estoy necesitando, hermano— dice en español mientras saca las manos de los bolsillos y las mantiene extendidas unos segundos, en clara posición de rendición.
— Y ¿qué es eso que necesita?— pregunta el tipo de su derecha, con la mano derecha fuera de la vista.
El tipo tiene un tatuaje que rodea todo el perímetro de su cuello en donde puede leerse la palabra " Romeo".
— Un coche. — Responde Máximo ignorando al tipo del tatuaje y dirigiéndose directamente al que parece ser el jefe.
— ¿Alguno en particular?— responde el jefe con un movimiento de cabeza.
— Algo que pueda ayudarme a moverme mientras saco mi coche del puto depósito de policía.
De repente el tipo estalla en una carcajada y comienza a moverse seguido de su grupo por un callejón.
— Control de alcoholemia, ¿eh?— Dice el tipo mientras se para ante tres coches tipo sedán que han visto mejores años— Están bastante hijos de puta con los controles últimamente. Pero qué puedo decir, tío, a mi negocio le viene bastante bien. Business is Business.
— El primero. — Máximo se acerca al coche y mientras abre la puerta, una mujer se acerca al oído del jefe para susurrarle algo.
— ¿No quieres saber cuánto te va a costar, mano? —Pregunta el tipo.
— Te doy dos de los grandes ahora mismo si ella va incluida.
— Dos mil es lo que vale el coche. Y si vuelves a decir algo sobre ella, te meteré el cañón de mi Glock por la boca, y créeme, no te va a dar ni un poco de placer.
— Tres mil.
— Tienes huevos...y una buena cuenta corriente, por lo que veo.
— ¿Los quieres o no? — dice Máximo mientras le pone un fajo de billetes delante de la cara.
— ¿Qué clase de pirado hijo de puta lleva 3000 dólares en el bolsillo?— pregunta " Romeo"
— Uno que al parecer tiene muchas ganas de follar. Ve con tu nuevo amigo, nena. — Dice palmeándole el trasero a la chica y cogiendo el dinero de delante de su cara con la otra mano. — Espero que pases una buena noche, mano.
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3,2,1...Action!!
RomansaAlex Hunt es un joven actor norteamericano. Declarado el hombre más sexy del mundo, tiene fama, dinero, una novia supermodelo...y una adicción a las magdalenas de chocolate. Candela es una joven madre soltera que se establece en Los Ángeles y consig...