Capítulo 6 Alex

14.6K 521 17
                                    

—Deberías hacer que tu novia controle su propia lengua... — susurra Candy a mi espalda.

— Gisele, — comienzo a decirle— éste no es el sitio...

— ¿Ah, no? Porque lo que es a ti , se te ve bastante cómodo. Ahora supongo que dirás que no es lo que parece...

— Me resbalé, me asusté un poco y grité. Supongo que me oyó, porque se presentó aquí a ayudarme, la puerta se cerró...y aquí estamos todos. Parece que el lavabo se desbordó — Explicó de una sorprendente y coherente manera Candy mientras miraba al suelo.

Después de unos segundos de estupefacción, sigo su mirada y me sorprendo al comprobar que hay como dos dedos de agua bajo nuestros pies. Miro su rostro y elevo una socarrona ceja.

—Parece que alguien se ha dejado el grifo abierto...susurra Candy imperceptiblemente.

"Dios mío. Es la peor excusa de la historia. No creo que haya nadie tan estúpido para creerse esa mierda"

— ¡Oh, mi osito! ¿Estás bien? Tú siempre preocupado por los desvalidos. — Los fotógrafos enloquecen mientras Giselle me abraza y posa para la prensa.

Mientras toda esa charada sigue en marcha, arrastro a Giselle lejos de allí. Maldita sea, en lo único en lo que puedo pensar ahora es en Candela, y en alejar de ella todo ese follón.

— ¿Candy, estás bien, cielo?

Mierda. Sutton. ¿De dónde sale éste ahora?"

— Sí...sí. Ha sido un accidente tonto. ¿Puedes llevarme a casa, por favor?.  — Dice Candy mientras se acerca a él.

¿Accidente?. Accidente le voy a dar yo a ella."

— Vamos, te estás mojando. — dice Olliver.

No lo sabes bien, querido Ollie. Y eso que aún no la has tocado..."

De repente una imagen de Sutton y Candy juntos en la cama me nubla la vista.

"Mierda".

— Giselle, nos vamos. — Digo mientras tomo a Giselle de la mano.

Esperamos en la puerta a que nos traigan mi coche, un Cadillac Escalade negro.

— No entiendo por qué te empeñas en usar ese coche que es como un tanque. Una pareja como nosotros debería ir en un deportivo de líneas más estilizadas...— Giselle habla sin parar.

Me pregunto cómo narices han descubierto dónde estábamos.

La presencia de Gigi se me está haciendo insoportable por segundos, pero es mejor esperar a llegar a su apartamento en Hollywood Hills antes de decirle nada.

Nada más llegar, dejo el coche en la entrada y la acompaño al salón de su casa.

— Siéntate, Gi.

— ¿Qué es lo que pasa? — Me pregunta con voz trémula.

— Giselle...se acabó.

— ¿Qué estás diciendo?— Dice en una especie de gritito ahogado.

Estamos de pie en el salón, y me acerco para poner mis manos en sus hombros, tratando de reconfortarla.

— Ya no hay nada entre nosotros. — Le digo.

— Es por la vaca esa, ¿verdad?. — Su expresión comienza a tornarse ácida, casi desagradable.

— No la llames así. Esto no es por ella ni por nadie, Giselle. Es por mí. No siento nada, Gi.

3,2,1...Action!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora