Aura terminó con su amor de la infancia la misma noche en que habían decidido mudarse juntos a la capital. Esa noche observó a Dimas partir, a su mejor amigo, la única persona que amaba.
Los años pasaron, Dimas no quiso volver a hablar con ella...
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Poco después de las dos de la mañana termina la segunda parte de la presentación y el disc jockey coloca algo de música electrónica. Unachica de larga melena rubia aborda a Dimas cuando éste pone los pies fuera delescenario; Minerva no se despega de él.
—¿Y qué tal? —pregunta Gabriel.
El alcohol comienza afectarme y prefiero inspeccionar al chico antes de responder, no me fío de él.
—Me gustó.
Nicolás me enciende un cigarro y se sienta a mi lado; está en la actitud de sentirse mayor de lo que en realidad es.
—¡En verdad creo que deberíamos agregar algo de música en español! —exclama Cedric.
—Tenemos que hablar con Fede para eso —recuerda Gabriel.
Eric me arrebata el cigarro de los labios y enarco una ceja con desdén. Luego me lo regresa, pero estoy más ocupada en observar a la pareja hablando con... ¡Vaya, ya son varias chicas! Minerva debe estar a punto de golpearlas con su violín.
Sonrío sólo de imaginar aquella escena.
—¿Lo disfrutas? —me pregunta Eric mirando en la misma dirección.
Gabriel aguarda por mi respuesta, pero sólo río. Cuando bebo de más prefiero mantener la boca cerrada y apenas moverme, no me gusta pasar vergüenzas innecesarias.
La chica rubia se cuelga del brazo de Dimas, Minerva se tensa intentando apartarlo con discreción... Y reconozco a la chica, estudió con nosotros en la preparatoria y moría por él; pero Dimas sólo tenía ojos para mí... Sacudo la cabeza y apresuro lo que queda de mi mojito.
—¿Bailas? —me pregunta Nicolás.
—¿Yo? A veces —contesto cohibida, hace muchos años que no lo intento porque a León le molestaba que llamara la atención—, pero no ahora.
—No seas aburrida.
—Eres un niño —le reprocho—. Meterás en un problema a Fede por mentir sobre tu edad.
—¡No mentí sobre mi edad!
—Pequeño mentiroso —silbo y agradezco al mesero que ha dejado otro mojito en la mesa—. ¿No van a pedir nada?
Gabriel suspira y se gira para ver a sus amigos con la guapa rubia.
—Íbamos a esperar por ellos...
—Oh, eso va para largo —les informo, recuerdo que esa chica estaba obsesionada con Dimas—. Conozco a la rubia del colegio.
A Eric no le importa en lo absoluto lo que haga Dimas o Minerva, es el primero en llamar a un mesero. Ordenan comida y varias bebidas que no consigo recordar un segundo después. Estoy muy feliz, o intentándolo, con mi mojito y los corajes que Minerva está pasando.
