Aura terminó con su amor de la infancia la misma noche en que habían decidido mudarse juntos a la capital. Esa noche observó a Dimas partir, a su mejor amigo, la única persona que amaba.
Los años pasaron, Dimas no quiso volver a hablar con ella...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
The funeral of hearts
And a plea for mercy
When love is a gun
Separating me from you
The Funeral Of Hearts — HIM
☆★☆
Mis sábados de oficina terminan cerca de la medianoche porque debo quedarme hasta que la pequeña revista comience a imprimirse. Casi brinco de alegría al recibir un mensaje con la propuesta de Sofía: maratón de Grey's Anatomy y comer palomitas hasta explotar o caer dormidas, lo que suceda primero. No estoy segura de lograr mantenerme en casa sabiendo que Dimas está cerca o pensando en la luna de miel de León con su princesa, así que pasar la noche con Sofía es lo ideal.
Marina pertenece a la clase alta, por lo que espié en las redes sociales de ambos y sé que irán a Venecia...
¡Venecia! ¡Vaya!
Yo no tengo Facebook, Twitter o cualquiera de esas cosas. Las cerré cuando cambié el número de mi celular para evitar revisar el perfil de León y que él supiera sobre mí. Lo difícil es que quiero que se pregunte por mí... Es algo que no admitiré en voz alta y menos a Sofía, se decepcionaría muchísimo.
Sofía vive en una exclusiva zona que está a las afueras de la ciudad. Mi automóvil es lo más viejo que se ve en aquellas perfectas calles con un alumbrado público que sí ilumina y no como sucede en el resto de la ciudad.
La casa es color arena, de dos plantas y tiene un amplio ventanal en la sala desde donde se ve la cálida luz amarilla del interior. A un costado de la entrada están las dos camionetas de lujo estacionadas.
Sus padres están de salida cuando llego y me saludan con cálidos abrazos. Tienen algún evento al que no pueden faltar por más que quisieran, se despiden deseando que la pasemos bien.
Nos tiramos en los amplios sofás del estudio con la pantalla, de no sé cuántas pulgadas, que está fija a la pared y rodeada de grandes libreros. Es muy común pasar así nuestras noches de fin de semana y no me molesta, pero a veces me gustaría que pudiéramos ir a algún lado. Sin embargo, no puedo exigirle nada así sepa que ya es hora de que Sofía enfrente sus miedos.
Después de dos capítulos Sofía se levanta a rellenar el bol de palomitas y cuando regresa le enseño la fotografía que tiene Eric en su perfil.
—Es lindo —comenta sonrojada.
Levanto ambas cejas y le coloco pausa al capítulo que va comenzando.
—Muy lindo —confirmo—. ¿Te agrada Eric?
—No hablamos mucho.
Ella le quita la pausa al capítulo y yo vuelvo a ponerla.
