Escritora.
Selena queda congelada en su lugar, con su rostro ruborizado y su corazón palpitando salvajemente en su pecho. Su pulso se acelera con su cercanía.
Está quieta en su lugar, una tibia sonrisa se asoma en su regordete rostro.
Justin sigue cubriendo sus ojos, está detrás de ella, sus labios rozando su cuello. Sintiendo su respiración caliente en su rostro.
Le tiembla las piernas y un terremoto de nervios se va apoderando de su sistema.— No dirás nada,bebé.—Dijo él con su voz sonando ronca.
— Dios mío. — Susurró débilmente.
Justin sonrió ampliamente, dos adorables hoyuelos decorando en ambas mejillas.
— ¡ Sorpresa mi amor! — Exclamó.
— Joder Justin. — Chilla la morena, sus ojos se nublan por las gruesas lágrimas que quieren escabullirse de sus ojos.
— Te extrañé. — Escupe, sus brazos guiándose por debajo de su cuello, llegando a sus hombros y deteniéndose allí.
— Y yo a ti. — Dice ella. Un confortable mutismo se adueña del cálido lugar.
Ambos silenciosos y atentos a cada uno de sus movimientos.
— Venga, nena.
Con delicadeza la voltea, quedando así frente a frente.
Él al fín la puede apreciar, se ve hermosa cómo siempre.
Su cabello cae a cascada sobre sus hombros. Su rostro limpio de algún tipo de químico. No tiene imperfección y cuando le devuelve una enorme sonrisa, él sólo quiere babear por su hermosura.— ¡Mierda Justin ! — Se abalanzó sobre él, sus delgados brazos se envuelven alrededor de su cuello. Aspira su delicioso aroma masculino. Quiere quedarse a vivir allí, entre sus brazos.
— Linda bienvenida. — Bromea, aferrándose a ella con fuerza. Besa su coronilla y se detiene allí por unos largos segundos.
Se aleja de él para ver su brillante cabello de un color rubio ceniza,se sorprende por el cambio de look. Pero todo a él le queda hermoso.
Era tan jodidamente hermoso.
— ¿ Qué te has hecho? — Acaricia su cabello con suavidad, apreciando lo sedoso que es.
El cierra sus ojos suspirando por su toque.
— ¿Tan mal me queda? — Dice aún con sus ojos cerrados.
Ella ríe y se aleja de su caliente cuerpo imponiendo una diminuta distancia entre ellos.
— Eres hermoso Justin, hasta rapado serías lindo. — Le da un leve empujón divertida.
Él sonríe, sus ojos se abren velozmente.
— Lo sé, soy hermosamente irresistible. — Bromea con egocentrismo.
— Idiota.
Justin forma un leve puchero, resaltando su carnoso labio inferior.
— Este idiota te ama.— Corta la distancia nuevamente, tomándola por la cintura y acercándola a su cuerpo. — Quiero besarte. — Dijo sin apartar sus ojos de sus rellenos labios.
Ella también quería hacerlo.
—Pues, hazlo. — Dice con seguridad. — Bésame Justin. — Juega con sus dedos con los botones de su camisa.
—¡Diablos! — Gruñe. Sin perder el tiempo, captura sus labios con fervor.
Se deleita con su sabor y se derrite por su textura.
No puede apartarse de ella aunque quisiera, al tenerla así tan a gusto con él, tan cerca el uno con el otro, sus cuerpos tocándose, era el mismísimo paraíso.