Capítulo extra

616 25 4
                                    


Era un día gris, nubes  de aguas agrupándose en el oscuro cielo.
El jueves era el día más perturbador y pesado que existía. Ambos perfectamente abrigados,a escasez se podía observar sus rostros.
— Debimos venir otro día, mira cómo se encuentra el cielo. — Niega el castaño de claros ojos.

— Es ahora o nunca Justin, tú sabes como somos. — Guarda una de sus manos en su caliente bolsillo.

— Pero Selena... — Quiere protestar. Pero lo guarda para sí mísmo.

— Pronto volverás a irte y yo me quedaré completamente sola otra vez.

Su rostro se suaviza.

No lo haré,sabes que haría cualquier cosa por ti.

Una mueca y un entre cejo fruncido se va formando en el regordete rostro de su chica.

Justin, yo...— Toma una gran bocanada de aire para proseguir, pero él la vuelve a interrumpir.
Sus ojos mieles brillan con fiereza y sus labios tiemblan por los nervios.

Te amo Selena, lo hago, no lo dudes nunca. Te amo tan inmensamente que me enferma. — Su perfil pulido y endurecido se deja ver. Él no le dirige su mirada a ella, sus ojos en un punto vacío, invisible.

Hace ya dos meses Justin había venido de sus terminadas giras, aquel día la pasaron encerrados y compartiendo de su mútua compañía.
No podían estar lejos ni un sólo momento, su propia familia se burlaban y reían de ellos. De lo patéticos que eran al estar todos los días pegados cómo uña y carne.

—No dudes y ni desconfíes de mí. Por favor, no lo hagas. — Su voz suena débil y baja. Ella no responde, el silencio gobierna nuevamente el lugar.
Los pasos lentos se oían únicamente en las calles vacías de la ciudad. Era tan temprano que aquello era obvio. Los únicos locos eran ellos.

—Deberíamos apresurarnos nena. — Dice el oji miel.

— Claro. — Titubea ella.

En silencio emprende viaje hasta el hospital.

                                      (...)

Justin se ve nervioso por los resultados, hace tres horas estaban dando vueltas por la clínica en espera de los análisis.
Hace ya un mes tenía síntomas nada habitual, su cuerpo lo encontraba diferente y no sabía el porqué.

El oji miel paseaba por los pasillos en un vaivén muy frecuente. Ambos perdidos en sus propios pensamientos, todo se acopla a ellos.

— Tanto tardan? ¡Santo dios!  — Exclama llamando la atención de algunas personas.

Selena suelta una leve carcajada.

— Siéntate bebé, ven aquí. — Palmea el asiento vacío de su lado.

— No quiero nena, me pone los pelos de punta quedarme sentado sin mover ni un músculo de mi cuerpo.

Otra risita escapa de sus labios.

— Son análisis, simplemente análisis...— Comenta dudosa y rogando al cielo que no sea lo que estaba pensando.

— Amor... — Pausa. — No puedo.

— ¡Justin!

Se observan fijamente.

— Selena. — Lloriquea.

— Joder, eres un caso imposible. — Niega. — Estás peor que yo. — Alinea sus labios.

El pitido final los saca de sus pensamientos. La hora de ir y saber si ella estaba embarazada ya había llegado.

— Respira Bieber. — Suelta burlonamente.

El castaño vuelca sus ojos.

Emprenden el viaje hasta allá, el silencio los acompaña. Justin busca su mano para poco después entrelazarlas.

— Me haré cargo. — Escupe nervioso.— No me importa nada, sólo tú y nuestro hijo...

La morena suaviza su rostro.

— Lo sé y eso me mantiene segura.

Ambos se comparte una tranquilizadora sonrisa. Respiran hondo para seguir el camino.

Cuando llegan al laboratorio una mujer de grandes gafas y uñas claramente postizas grita. — Aquí están sus análisis, busquen respectivamente sus nombres y apellidos. — Para luego volver a desaparecer por una puerta blanca.

La gente se apresura y atolondra cómo hormigas en busca de aquellos papeles tan sagrados.

—¿ Quién va? — Pregunta ella. Justin no contesta,así que prosigue a hablar.— ¿Tú o...

Él la interrumpe.

— Yo.

Se suelta de su mano para colarse con los demás en busca de aquel milagroso papel.
Tardó sólo dos minutos en volver con los resultados.

Se alejan del lugar con el sobre en las manos del muchacho.

— Tengo miedo... Hay dios!  Me transpiran las manos. — Argumenta Selena con su voz temblosa.

— Tranquila,sea cuál sea el resultado lo que importa es que estamos juntos y podremos, lo haremos.— Da un apretón a sus sudadas manos. — Vayamos a un lugar tranquilo y sin bullicio.

Ella da un asentimiento con su cabeza, no puede abrir su boca y sabe la razón.

Al ya llegar a una plaza solitaria se sientan en un banco pálidamente blanco.

— Es hora,ábrelo tú. — Parecían dos críos repartiéndose el sobre.

— No, tú.

— Tú.

— ¡Justin hazlo tú!  ¡ Demonios!

— ¿ Por qué yo?

— Es fácil, por culpa tuya estamos aquí. — Dijo inquisidora y apuntando con su dedo.

— ¿ Mi culpa? — Dice él, claramente ofendido.

— Si, te hubieras cuidado y ambos no estaríamos en estas condiciones...

— ¡ Por dios! Ahora soy el culpable yo. —  Se queja.

— Si. — Vuelve a repetir. — Así que ábrelo tú y punto.

Justin roda los ojos nervioso.

— No lo haré, no insistas.

Ella se cansa y lo abre de un sólo parpadeo.

— Mierda. — Sus ojos se mueven por toda esas letras pequeñas y negras.

— ¿ Que pasó? — Pregunta Justin a punto de vomitar.

La joven le muestra el papel,sus ojos al segundo capta la letra roja. Un grande y colorido “positivo” resaltaba en la hoja.
Sus miradas se conecta, ambos se concentran en sus facciones.
Rostros sonrojados, sin expresión alguna.
Hasta que ella da el primer paso y se deja guiar por su corazón.

— Bienvenido bebé. — Murmura tocándose el vientre con ojos lagrimosos. No sabía cómo reaccionar, pero su corazón si sabía cómo hacerlo.
Un grito la saca de su entumecimiento.

—¡ Seremos padres! — De pronto grita él emocionado y aún con aquel nudo en su estómago.

Se abalanzó sobre ella con cuidado para besar y volver a probar sus sabrosos labios.

— Seremos una bella familia, eso te lo aseguro. — Sonríe con sus ojos brillantes.

                                     ♡

Nada, es una sorpresita para ustedes 💛
Quería hacerlo por agradecimiento de aquellas visitas que va obteniendo la novela que me saltó a la fama.

Gracias! 

Volviendo a ti [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora