Selena
Me dijeron una vez que si no abría los ojos en la primera equivocación, sería demasiado tarde después cuando lo hiciera. Y sé que estando aquí, sumergida en los brazos de Justin, esto era caer nuevamente en el error. Aunque quisiera volvía a caer y así se formaba un círculo vicioso y tóxico, donde no había luz, si no, solamente oscuridad.
Todos rechazaban nuestra relación, todos lo veían con malos ojos, pero... ¿ A caso ellos sabían algo? Mierda, no.
Justin y yo teníamos defectos, muchos. Por ende vivíamos discutiendo, separándonos y estando días sin hablar. Pero ambos nos queríamos y era lo suficiente para demostrarle al mundo nuestro amor y nuestra lucha.Observo de soslayo a mi novio, mi hermoso castaño. Él dormía plácidamente a mi lado, sus largas pestañas mostrándose desafiantes, sus labios rosados perfectamente alineados. Su piel, su color y su aroma, era una devoción. Justin cuidaba mucho su piel, usaba cremas y precisamente no masculinas, si no, femeninas. Aunque su piel olía a fragancia masculina cautivante y hipnotizador.
Siempre adoré su cabello sedoso y brilloso, me gustaba acariciar sus hebras con mis dedos, también me fascinaba despeinarlo, hacerle ridículas trenzas africanas y también plancharle. Suelto una risita al recordar su rostro acomplejado y su regordete puchero cada vez que hacía una de mis locuras.Inclino mi cuerpo, quedando así a su altura,mi rostro queda a centímetros del suyo y su respiración se mezcla con la mía. Sigo examinándolo con cautela, una sonrisa surca en mi rostro cuando veo sus débiles pecas en el puente de su nariz.
Justin era increíblemente hermoso. Nadie podía negarlo, nadie.
- Mmm - Comienza a balbucear cómo un bebé. Sus párpados tiemblan y sus labios se curvan en una mueca. Me quedo estática en mi lugar, mis brazos cruzados sobre mi pecho, mi rostro a escaso de él.
Intento cerrar mis ojos por un momento pero Justin causa que inmediatamente los abra, me había acercado aún más cerca suyo, sus brazos rodeaban mi cintura con delicadeza, su mentón se encontraba en la coronilla de mi cabeza, por lo tanto ya no lo podía ver, ni observar. Sus piernas se encontraban aferradas a las mías sin estar entrelazadas.- Adoro que me observes cariño. - Susurra con su tono de voz ronca, por el sueño.
Mis ojos se abren aún más, casí más saliéndose de mis cuencas.
- Dime que no te desperté. - Murmuro, entierro mi cara en su pecho, embriagándome con su olor.
Siento su cuerpo vibrar por su risa.
- Entonces diré que no. - Suelta otra carcajada.
Le doy un leve empujón en su pecho.
- Idiota. - Susurro.
- Me quieres así. - Besa mi cabeza. - Y lo sabes.
Ruedo mis ojos.
- Mejor cállate y duerme Justin.
- Nunca creí que me dirías esto, lo supuse de mi madre pero no de ti. - Bromea. Y se gana otro puñetazo, esta vez en su brazo.
- Duerme ya.
Me acerco más a él, cierro al fín mis ojos.
- Descansa nena, descansa. - Dice con su voz baja, lo suficiente tranquila para hacerme suspirar.
(...)
Desperté al otro día por la molesta luz del sol que entraba por la ventana, molestando mi visión y por el frío aire que comenzaba a calar mis huesos. Observo a Justin dormido profundamente.
Froto mis ojos, con la mayor paz del mundo me escabullo de los brazos de Justin, lo logro luego de unos minutos.
Suspiro cuando ya estoy erguida con mis talones descalzos pisando la fría cerámica.