Las lágrimas adornaban su cuerpo,
como las gotas de rocío
cubren a las hojas.
Ella ya se estaba volviendo mustia,
pues sus lágrimas solo eran
pedazos de sal sin diluir.
Las lágrimas adornaban su cuerpo,
como las gotas de rocío
cubren a las hojas.
Ella ya se estaba volviendo mustia,
pues sus lágrimas solo eran
pedazos de sal sin diluir.