Ya no había motivos para llorar,
se sentía oprimida, pero feliz.
Estaba con Alexei, aunque le hacía daño,
porque vivía en una pesadilla
sin final y con un principio
más allá del mundo.
Ya no había motivos para llorar,
se sentía oprimida, pero feliz.
Estaba con Alexei, aunque le hacía daño,
porque vivía en una pesadilla
sin final y con un principio
más allá del mundo.