Las nubes cubrieron a la luna,
la ahogaron y la dejaron
para el arrastre.
Ya no quedaba satélite
que alumbrara a una tierra
que se tornaban oscura.
Las nubes cubrieron a la luna,
la ahogaron y la dejaron
para el arrastre.
Ya no quedaba satélite
que alumbrara a una tierra
que se tornaban oscura.